La cuarentena extendida y el impacto sobre la economía
Los datos revelan que el impacto económico sucede con o sin restricciones, y que comparativamente en Argentina muere menos gente.
Al inicio de la pandemia, no había datos observables del pasado en los cuales basar las decisiones. Todas las afirmaciones y proyecciones eran escenarios probables trazados por los especialistas. Allá por el mes de marzo, nadie sabía a ciencia cierta lo que iba a suceder. Fue en aquel momento, que comenzó a discutirse acerca de la necesidad de elegir entre salud ó economía. La decisión del gobierno argentino en todo momento, fue priorizar la salud, intentando por todos los medios que se reduzca la velocidad en el avance del virus dentro del país. La lógica del razonamiento economicista, pregonaba en cambio que si la cuarentena era por demás estricta la economía iba a deteriorarse demasiado, afectando luego indirectamente a la salud.
Habiendo transcurrido ya casi tres meses desde que se anunció el confinamiento obligatorio, existen ahora sí, datos concretos y observables de la dinámica de la salud y la economía en diferentes lugares de la región y del mundo.
Las estadísticas disponibles en relación a la cantidad de infectados y de muertos, y las proyecciones respecto a la economía en todo el mundo, permiten abordar hoy a una certeza que da por tierra con la falsa dicotomía entre salud ó economía instalada al inicio de la pandemia: en 2020 la economía cae en todo el planeta, y lo hace fuerte, independientemente de cuál hayan sido las medidas elegidas para abordar las consecuencias nefastas del coronavirus.
Son muchos los especialistas que ya se atreven a afirmar que la crisis global en ciernes tendrá efectos más devastadores que la crisis de la década del ’30 durante el Siglo pasado, e incluso algunos aventuran que desde la primera revolución industrial a fines del Siglo XVIII, la humanidad no ha experimentado una crisis económica semejante.
La causa de semejante derrumbe no es la estrategia sanitaria, sino la propia pandemia.
En efecto los datos revelan que la correlación que existe entre la estrategia sanitaria de cada país, y la evolución de la economía, es bajísima. Con el correr de los días, los hechos parecen demostrar que cuidar la vida es el mejor camino, y que “salud y economía” debiera ser el objetivo a perseguir.
No obstante la evidencia, un coro abroquelado de voces insiste en que la cuarentena es innecesaria, que el gobierno sobreactúa la pandemia, que se genera un daño económico evitable, y que Argentina debiera haber imitado las decisiones otros países, asumiendo los posibles costos sanitarios.
Uno de los países que se colocó como ejemplo desde el inicio, es Suecia. El propio Presidente Alberto Fernández se hizo eco de ello en uno de los discursos en los que se anunció la extensión de la cuarentena. Del país nórdico se pretendía destacar el respeto por la libertad individual, las restricciones selectivas que incluían la no suspensión de las clases en nivel primario y secundario, y la posibilidad de realizar espectáculos y mantener funcionando el comercio. Esta semana, tras haber superado largamente los 4.400 muertos por coronavirus, el epidemiólogo jefe de la Agencia de Salud Pública sueca, Anders Tegnell, reconoció que la estrategia fue un error, y que se debió aplicar una cuarentena más estricta.
Otro de los destacados por su apertura desde el inicio, es Brasil. Más allá de los habituales desvaríos de Bolsonaro, buena parte de la cátedra destacaba la osadía del mandatario para mantener la economía funcionando. Sin embargo, la estrategia economicista parece haber fallado en el vecino país. Con casi 30.000 muertos por coronavirus, Brasil se encuentra hoy entre los países más afectados por la pandemia en el mundo. Un costo altísimo que no sirvió para evitar que la industria brasilera sufra en abril una caída interanual del 27,7%, la mayor de la historia del país carioca.
Solo dos ejemplos cercanos que la evidencia ha dejado al desnudo. La crisis económica no surge a raíz de la cuarentena, es global, y es producto de la pandemia.
Los dos primeros gráficos que acompañan la nota, comparan los resultados a nivel sanitario y económico. A nivel sanitario, el dato más concluyente a la hora de hablar de resultados, es el número de muertos por millón de habitantes. En términos económicos, se presenta por un lado la proyección de crecimiento para cada país presentada en abril último por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe “Perspectivas de la Economía Mundial”, y por el otro el último dato de desempleo relevado en cada país.
Entre los países seleccionados se encuentran dos de los que siempre se utilizan como espejo a nivel regional, Chile y Brasil. Del resto del mundo, EEUU y Alemania (como dos de las economías más importantes del mundo), España (como uno de los países más afectados), Israel y Suecia (como dos de los países que se suelen citar como modelo a seguir en medio de la pandemia).
Resalta un factor común en todos los países seleccionados. La economía cae fuerte en 2020. El FMI prevé para Argentina una baja del 5,7% este año. Pero también espera una caída del 4,5% en Chile, del 5,3% en Brasil, del 5,4% en EEUU, del 7% en Alemania o del 6,8% en Suecia. De la misma forma, el impacto de la pandemia sobre el mercado de trabajo es general. Solo Alemania escapa a la media con un 3,9% de desempleo. El resto de los países observados ya tiene, antes de contabilizar el efecto total del virus, un mínimo de 9% de desocupación, con economías grandes como España que registran un pico superior al 20%, y Estados Unidos con un ratio del 13,3%.
Al comparar estos datos con la parte superior del gráfico, resalta el ‘descalce’ de los números económicos en relación a los resultados sanitarios, donde las diferencias son verdaderamente notables. España es un caso particular, en tanto fue de los primeros lugares del mundo donde el virus irrumpió, por lo tanto tuvo menor margen temporal para adaptar su estrategia. No obstante, salta a la vista la enorme diferencia entre los países que optaron por mantener la economía abierta, y aquellos que decidieron llevar a cabo un confinamiento más estricto. Así, mientras que Argentina registra solo 13,1 muertos por Covid-19 cada millón de habitantes, Chile tiene 72,4 muertos por millón de habitantes, Brasil 162,4, Estados Unidos 330,1, y Suecia 445,9. Los números permiten entender el arrepentimiento de las autoridades suecas, y a la vez dan valor a la estrategia argentina.
La primera conclusión es sin dudas que en nuestro país, la cuarentena salvó vidas.
El derrumbe económico es independiente de la cuarentena. Países con estrategia abierta, tienen mayor letalidad y la economía colapsada.
La discusión sigue siendo sin embargo, qué hacer con las restricciones en Argentina. Es inocultable que hay millones de personas que luego de casi 80 días de confinamiento, padecen de forma directa o indirecta el impacto económico. El presidente, en conjunto con el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodriguez Larreta, y el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kiccilof, acaba de anunciar la extensión del confinamiento por 21 días más en el área metropolitana, con base en los datos sanitarios. Al día de hoy, más del 80% de los centros urbanos del país han flexibilizado las medidas de restricción, y el 90% de los casos confirmados se concentran en el conurbano. La administración de la cuarentena con criterio sanitario, indica que sigue siendo necesario restringir allí donde está el foco. Precisamente es el mismo lugar donde se concentra gran parte de la actividad económica. Se trata de un delicado equilibrio. Hasta donde podrá estirarse la cuerda, especialmente en los sectores de menor nivel de ingresos.
Un reciente estudio de impacto publicado por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, indica que entre los sectores más vulnerables del conurbano, el ingreso se redujo a la mitad para el 52,4% de los hogares, y más de la mitad para el 20,3%. Asimismo, estipula que entre quienes no tienen un empleo registrado, el ingreso se redujo a la mitad para el 432% de los hogares, y más de la mitad para el 20,4% (ver gráfico adjunto).
La segunda conclusión es entonces, que más allá del privilegio al cuidado sanitario, es momento de comenzar a pensar la forma en que se instrumentará la recomposición del daño económico. Especialmente en los grandes aglomerados urbanos.
En números
- 34.000
- La cifra de muertos por coronavirus que ya se registra en Brasil.
- 5,4%
- Sería la caída de la economía en EEUU durante 2020. Alemania caería 7% y Suecia lo haría un 6,8%. Argentina en tanto, caería un 5,7%.
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