La conducta de los perros: métodos y aprendizaje
La educación canina es importante para una buena convivencia con nuestras mascotas. La enseñanza de conductas a través de estímulos y métodos mejoran la calidad de vida de los animales.
Los perros aprenden a tener ciertas conductas de diferentes maneras y una de ellas es a través de condiciones operantes. Se trata de un aprendizaje asociativo que puede aumentar o disminuir una conducta dependiendo del tipo de refuerzo que reciba. “Si le pedimos que se siente y cuando lo hace lo recompensamos, las probabilidades de que se repita esa acción aumentarán. En cambio, cuando muerde una zapatilla y le decimos que “no”, en el momento, no solo se evita que siga mordiendo, sino disminuirá ese tipo de conductas”, explica Javier Campbell, educador canino, de Roca.
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Enseñarles con el condicionamiento clásico – asociativo- que está ligado a los actos reflejos y emociones del perro. Sin darnos cuenta – aclara Campbell – condicionamos constantemente a nuestro amigo perruno con nuestras acciones. Por ejemplo, al tomar la correa para pasear, el perro se pone muy contento porque ha asociado que cada vez que se saca la correa va a salir a pasear. Otra acción se da con la comida, que asocia el ruido de la bolsa de alimento y comienza a babear o ladrar. “Este tipo de condicionamiento es muy utilizado para contra condicionar conductas reactivas”, explica el profesional.
“Enseñarles la calma es fundamental para la educación de nuestros perros”
Javier Campbell, Educador Canino, de Roca
Ante los miedos que manifieste el animal, se debe asociar esas cosas o situaciones que producen miedo, con cosas agradables como golosina, pelotas, juegos, etc.); después de muchas repeticiones, no sentirá miedo o temores. “También aprenden por instinto, como cazar y sobrevivir, etc. Los perros por supuesto aprenden algunas conductas básicas por imitación, no imitando al humano, sino a individuos de su misma especie: a ladrar a ciertos estímulos, agresión, etc.”, dice.
Las malas conductas se pueden prevenir. Los perros, como nosotros, reaccionan de diferentes formas a distintos estímulos. “A veces, el perro en casa es tranquilo y bueno, y al salir se transforma en un “demonio”, quiere pelear, ladra, muerde; esto se debe a una inadecuada sociabilización o a una experiencia negativa”, indica. Y agrega: “Un ejemplo, no tenía temor a las personas y ahora las quiere morder. Esto ocurre porque quizás fue agredido por una persona, cuando se encontraba sin supervisión”.
También existe la posibilidad de una dolencia física – acota Campbell – por esta razón apenas se detecte un cambio repentino de comportamiento, se debe consultar de inmediato con nuestro veterinario de confianza.
Para prevenir las malas conductas- según el educador- debemos enseñarles qué cosas pueden hacer y qué cosas no, como morder su juguete, pelotas, huesitos y cuáls no, como zapatillas, manos, ropa, entre otras. Presentarle la mayor cantidad de estímulos que en un futuro pueda temer como fuertes ruidos, otros animales, personas y demás, como parte de la sociabilización. Ante una conducta no deseada, se le dice “no” y evitar que continúe con la acción. Es importante comenzar la enseñanza desde el momento de la adopción y no dejar pasar el tiempo. “La prioridad es controlar la sobreexcitación, que no se apresure a salir a la calle, a comer, a subir al auto, enseñarle la calma es fundamental para su educación”, culmina Campbell.
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Para tener en cuenta
Pueden aparecer conductas repetitivas y sin sentido que no tienen ningún fin, estas se llaman esterotipias.
Algunos ejemplos de ellas son perseguirse la cola, realizar giros, saltar en el mismo lugar, en ciertas circunstancias llegan a mutilarse.
Estas se deben al hábitat empobrecido, al confinamiento social, al maltrato, poco o nulos paseos y mucho estrés.
Se contrarresta con el fortalecimiento de su hábitat, estimulando su vida social, realizando juegos de olfato, sacándolo a pasear, etc.
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