Palabras equivocadas en el momento menos indicado
La gobernadora que se fue a Israel no es la misma que volvió a la región. O al menos en estos días perdió la calma y cuando volvió a la provincia se generó problemas que no tenía. Porque lo salarial era la vorágine, no una cuestión grave por resolver. Tenía frente abierto con Unter, pero nada que no tuviera solución.
Sin embargo, la crítica al reclamo, a lo que sumó el plus de formación docente, la doble apuesta por el avión, la sola mención de los bonos que se pagaron allá por el 95, hicieron que el frente gremial se agrande al punto de volver a los paros de manera inmediata y que se genere un clima que no era tal.
No quedó en claro por qué razón mencionó lo de los bonos, porque el escenario es muy diferente al de aquellos años.
Lo real es que no acertó la gobernadora rionegrina con el manejo de su relación con los docentes. Una cosa es discutir salarios y otra es mezclar todo en la bolsa de un gremio que claramente no es el que mejor le cae a la mandataria.
Una reacción destemplada puede complicar hasta el escenario más calmo. Y el Gobierno provincial lo sabe, sobre todo por lo que ocurrió esta semana, donde un problemita se agrandó más de lo debido.
Ahora cuando se habla de salarios ya no solo es la Unter. Los familiares de policías están en la calle, Aspur reclama lo suyo, UPCN dio su voz de alerta y en cualquier momento ATE saca de la galera un reclamo nuevo para sumar.
Inoportuno enojo de la gobernadora. Porque el tema docente se podía zanjar con la conciliación y porque no descontar los días de paro como lo establecía el llamado implicaba un gesto. Eso se podía seguir discutiendo. Pero no, los sueldos se liquidaron con descuentos y lo que era una fría brisa de otoño se convirtió en un conflicto de otras proporciones.
Dijo las palabras equivocadas en el momento menos indicado.
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