La colaboración es el mejor camino
Enrique Pérez Gutiérrez *
El mundo estará a salvo cuando todos los países lo estén. El Mecanismo Covax es otro ejemplo del esfuerzo mancomunado de diferentes sectores para lograr el acceso equitativo a vacunas seguras y eficaces.
El 30 enero de 2020, el director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró al brote de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus (Covid-19) como una emergencia de salud pública de importancia internacional, de conformidad con el Reglamento Sanitario Internacional del 2005. A partir de ese momento, se propusieron medidas sanitarias urgentes, conocidas como recomendaciones temporales, para la gestión de la crisis con la consecuente asistencia a los países para la preparación y respuesta.
Luego, el 11 de marzo, el brote fue caracterizado como pandemia por haberse extendido y afectado a todos los continentes y, por tanto, se llamó a todos los países a tomar medidas urgentes. Un escenario siempre posible en el campo de la salud pública, aunque nunca deseable.
Desde el primer momento, y a pesar de las incertidumbres propias de la emergencia de un virus desconocido, se lo identificó como un virus respiratorio que se propagaba de persona a persona. Un claro desafío para las medidas de salud pública a tomar y que nos confirmaba que estábamos todos juntos en esta situación: había que atravesarla sumandos esfuerzos y capacidades de todas las personas y sectores.
La región de las Américas se vio especialmente afectada y es innegable que ha sido el epicentro de la pandemia durante meses. Desde el primer momento, la OPS/OMS ha coordinado la respuesta en la región acompañando a los países en el despliegue de sus planes de preparación y respuesta.
Se brindó asesoramiento en todo lo relativo a las acciones críticas necesarias para fortalecer los servicios de salud y lograr una adecuada atención de los pacientes, adaptando las orientaciones técnicas a las particularidades de cada contexto.
Otro aspecto fundamental fue la vigilancia, la inteligencia epidémica y las innovaciones relacionadas con la generación de información y evidencia para definir las acciones. Sin dudas, en los casos en que se dio la utilización de información pertinente y oportuna, surgida del monitoreo permanente, se han podido aplicar medidas eficaces de control de la propagación. Cuando las políticas se basan en la ciencia y en los datos, se pueden salvar vidas. El 2021 llegó y abrió un nuevo capítulo esperanzador con las vacunas que progresivamente se van distribuyendo para proteger a millones de personas. Nuestra región tiene una larga experiencia en campañas de vacunación y programas de inmunización y la OPS viene apoyando desde hace meses en este aspecto desafiante a través de cooperación técnica para la planificación del despliegue de las vacunas.
Desde la convicción de que el mundo estará a salvo cuando todos los países lo estén, el Mecanismo Covax es otro ejemplo del esfuerzo mancomunado de diferentes sectores para lograr el acceso equitativo a vacunas seguras y eficaces. En las Américas, el Fondo Rotatorio de la OPS está adquiriendo las vacunas y se espera llegar a alrededor de 280 millones de dosis hacia fines de año. En este importante esfuerzo de salud pública prevalece la búsqueda de la equidad y de la disminución de las desigualdades. Por eso, la prioridad en el uso de estas primeras vacunas debe estar en proteger a las y los trabajadores de la salud, prevenir hospitalizaciones y muertes, y reducir la presión sobre el sistema de salud.
Desde un primer momento, las medidas de salud pública y sociales para mitigar la transmisión del virus han sido la manera principal de protegernos y proteger a quienes nos rodean.
* Representante interino de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) en Argentina.
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