La clave para incentivar el consumo de autos eléctricos
Expertos sostienen que es necesario generar puntos de carga. En la Patagonia hay solo en Neuquén. El gobierno provincial pretende generar circuitos a Vaca Muerta y a Chile. En Argentina hay 30 vehículos con estas características.
Apenas 30 autos eléctricos circulan en la Argentina, una cifra irrisoria comparada no sólo con países desarrollados sino también con otros latinoamericanos como Chile, Brasil, México o Perú. La mayoría de los analistas coinciden en que para revertir ese panorama hacen falta incentivos del Estado.
Por ese camino va la decisión de la Agencia de Inversiones de Neuquén (ADI-NQN) de instalar el primer cargador de autos eléctricos de la provincia y de toda la Patagonia. Se trata de un dispositivo EVLunic AC de carga lenta que fue donado por la empresa ABB, líder mundial en el desarrollo de estos cargadores.
Está ubicado en el Centro Administrativo Ministerial y servirá para abastecer a los vehículos eléctricos que la Provincia piensa sumar a su flota. Por ahora adquirió una Renault Kangoo.
Guillermo Torres, jefe de Ventas de ABB para la región Neuquén, explicó que la empresa fabrica cuatro tipos de cargadores: de carga lenta, que demora cerca de ocho horas para cargar la batería del auto y pensado para uso particular; de carga semi rápida, de tres a cinco horas de carga y que podría ubicarse en lugares públicos; y los de carga rápida y súper rápida, que cargan el 80% de una batería en 15 o 30 minutos, destinados a estaciones de servicio y empresas u organismos que tengan una flota de vehículos.
“Los precios de los mismos varían mucho, ya que el de carga lenta oscila entre los 1.500 y 2.000 dólares mientras que los de carga rápida necesitan una potencia de al menos 50 kW y cuestan alrededor de 35.000 euros”, detalló Torres.
Los beneficios de la electromovilidad son más que obvios. Con los precios actuales de la energía eléctrica y de los combustibles líquidos en la Argentina, la opción eléctrica sería hoy un 40% más económica. En cuanto al medio ambiente, el beneficio es total ya que estos vehículos no emiten dióxido de carbono. También es un punto a favor la nula contaminación sonora, porque un motor eléctrico no genera ruido.
Las contras, por el momento, son dos: por un lado los autos eléctricos cuestan hoy entre 2 y 2,5 veces más que uno convencional y, por otro lado, el escaso desarrollo de la electromovilidad en la Argentina. La autonomía promedio de un vehículo eléctrico es de 200 kilómetros, ideal para un ámbito urbano. El cargador domiciliario se puede alimentar con la energía de red.
Según Torres también hay cuestiones a definir como por ejemplo a quién comprarían la energía las estaciones de servicio. “Obviamente las empresas querrán comprar la energía más barata, para lo cual acudirían a Cammesa, pero los proveedores locales, como el caso de Calf en la ciudad de Neuquén, dirán que debe comprarse a ellos. Los distintos estamentos de gobierno deberán ponerse de acuerdo”, comentó.
os varían mucho, ya que el de carga lenta oscila entre los 1.500 y 2.000 dólares mientras que los de carga rápida necesitan una potencia de al menos 50 kW y cuestan alrededor de 35.000 euros”, detalló Torres.
Los beneficios de la electromovilidad son más que obvios.
Con los precios actuales de la energía eléctrica y de los combustibles líquidos en la Argentina, la opción eléctrica sería hoy un 40% más económica. En cuanto al medio ambiente, el beneficio es total ya que estos vehículos no emiten dióxido de carbono. También es un punto a favor la nula contaminación sonora, porque un motor eléctrico no genera ruido.
Las contras, por el momento, son dos: por un lado los autos eléctricos cuestan hoy entre 2 y 2,5 veces más que uno convencional y, por otro lado, el escaso desarrollo de la electromovilidad en la Argentina. La autonomía promedio de un vehículo eléctrico es de 200 kilómetros, ideal para un ámbito urbano. El cargador domiciliario se puede alimentar con la energía de red.
En números
- 8 horas
- es el tiempo que demora el cargador que está instalado en Neuquén. Es el más lento, hay alternativas más rápidas.
- 35.000
- euros cuestan los cargadores rápidos que en 30 minutos cargan el 80% de la batería.
Según Torres también hay cuestiones a definir como por ejemplo a quién comprarían la energía las estaciones de servicio. “Obviamente las empresas querrán comprar la energía más barata, para lo cual acudirían a Cammesa, pero los proveedores locales, como el caso de Calf en la ciudad de Neuquén, dirán que debe comprarse a ellos. Los distintos estamentos de gobierno deberán ponerse de acuerdo”, comentó.
La empresa que instaló más de 11 mil estaciones de carga
La empresa ABB nació en 1990 con la fusión de la compañía suiza Asea y la sueca Brown Boveri. Se dedica principalmente a la tecnología para la generación eléctrica, automatización industrial y electromovilidad.
La firma instaló alrededor de 11.000 estaciones de carga rápida en todo el mundo. “Creemos que no hay un desarrollo mayor de la electromovilidad en la Argentina por la falta de corredores eléctricos. La gente no va a comprar un auto eléctrico si después no puede viajar por falta de cargadores”, opina el jefe de Ventas para Neuquén de ABB, Guillermo Torres.
La intención del gobierno neuquino es fomentar un corredor turístico pero que también llegue a la zona de Vaca Muerta, para lo cual se necesitará instalar cargadores en varias localidades además de la ciudad de Neuquén, como Añelo, San Martín de los Andes, Villa La Angostura y puntos intermedios.
En un futuro se piensa integrar ese corredor con Chile para incentivar el turismo, ya que la electromovilidad está más avanzada en el vecino país.
Para Torres quedan por delante muchos desafíos. “Los cargadores rápidos requieren una potencia de al menos 50 kW y habrá que ver si las compañías eléctricas están en condiciones de garantizar esa provisión”, comentó.
Un avance fue la compra por parte de YPF Luz de 220 equipos de carga rápida para que cada estación de servicio de la cadena tenga dos cargadores.
Apenas 30 autos eléctricos circulan en la Argentina, una cifra irrisoria comparada no sólo con países desarrollados sino también con otros latinoamericanos como Chile, Brasil, México o Perú. La mayoría de los analistas coinciden en que para revertir ese panorama hacen falta incentivos del Estado.
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