La batalla de Praga

Fuera de estas paredes hay jóvenes que protestan contra la globalización. Muchos de ellos plantean cuestiones legítimas y yo asumo el compromiso contra la pobreza de esta nueva generación". El Presidente del Banco Mundial, el australiano James Wolfensohn, pronunciaba estas palabras mientras en las calles de Praga retumba el estruendo de las bombas de gases lacrimógenos arrojadas contra los miles de jóvenes manifestantes. Entre sus manos Wolfensohn sostenía una pequeña cruz de madera tallada entregada por Jubileo 2000, una de las ONGs que trabajan en favor de la condonación de la deuda de los países más pobres, que entregó el presente "en representación de los 19.000 niños que cada año mueren y podrían ser salvados con el endeudamiento que Occidente se niega a perdonar".

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