La antigua puerta de entrada a Neuquén

NEUQUÉN

Pocas semanas más tarde, una empresa retiró la vieja estructura de metal y derrumbó el esqueleto del edificio que durante 20 años fue el punto de llegada y salida a esta capital.

La mudanza se hizo de forma paulatina. Algunas empresas inclusive se resistieron a dejar las oficinas. Durante varias semanas, muchas de las oficinas quedaron vacías y sólo algunas de las líneas ofrecían servicio. La vieja terminal reforzó por esas horas una de sus principales funciones: ser el precario hogar de linyeras y personas en situación de calle.

También las crónicas policiales la recordarán como el lugar de resonantes hechos. El más recordado y lamentable quizás sea al desaparición hace 15 años de la pequeña Graciela Mendoza, hija de lavacoches, que merodeaba por la vieja estructura de hierro y chapa. Su cadáver fue hallado un mes más tarde detrás de la vieja Legislatura. Había sido estrangulada y violada.

Pero la vieja terminal dejó el lugar a la nueva, un moderno edificio como pocos en el país.

Cuenta con 44 plataformas, siendo la más grande luego de las estaciones terminales de Córdoba, Tucumán y Retiro. No solo es una terminal, sino también se potenció como un centro de compras por la variedad de locales comerciales y gastronómicos que allí funcionan.

Ofrece trabajo de forma directa a más de 200 personas en sus 45 oficinas comerciales, negocios y restaurantes. El traslado de la terminal permitió la fluidez de la circulación de ómnibus de todo el país que llegaban a la ciudad y debían atravesar el centro para poder ingresar, volviendo al bajo neuquino en un caos de tránsito.

Con el edificio a la vera de la ruta se ahorró tiempo y congestión vehicular, y además se ofrece confort a los pasajeros, cualidad que no tenían en la vieja terminal ya que ya no daba a basto.

Ya pocos se acuerdan de la vieja terminal. Hoy los jóvenes ocupan uno de los espacios verdes más concurridos de la ciudad, sin saber que allí supo haber un pedazo de historia de esta ciudad.