La actividad física como pieza clave en la salud
Realizarla de manera diaria es una forma de resguardar la vitalidad, de mejorar el estilo de vida y de reducir enfermedades, entre otros beneficios.
Los buenos hábitos de vida son clave en la salud de las personas, además de prevenir factores de riesgos relacionados con enfermedades crónicas no transmisibles (ENT). La actividad física y la alimentación saludable son fundamentales para mejorar la calidad de vida de las personas.
Según el licenciado y profesor en educación física, Mauro Santander, y Samuel García, coordinador de Punto Saludable del Ministerio de Salud de la provincia de Neuquén, la promoción y práctica de actividad física y deportiva en todas las edades es muy importante, ya que implica un bienestar personal con múltiples beneficios para la salud física, psíquica y social de las personas.
Quienes son físicamente activos disfrutan de una mayor calidad y esperanza de vida. El sedentarismo está asociado a factores de riesgo que promueven las enfermedades crónicas y el envejecimiento prematuro. Hacer ejercicio físico, aumenta el bienestar psicológico y mejora el estado de ánimo, refuerza la autoestima, genera autoconfianza.
Por otro lado, la actividad física y el deporte son sinónimo de salud, expresa valores de vida, alegría, deseo de progreso, de libertad y movimiento, de compartir y sociabilizar. Todos estos aspectos son de enriquecimiento tanto personal como grupal. Por lo tanto, los beneficios son biopsicosociales (modelo o enfoque de salud y enfermedad que integra cuestiones biológicas, psicológicas y sociales).
Ambos especialistas coinciden en que sumar actividad física en el día a día mejora el estilo de vida y a reduce enfermedades crónicas y expresan que la Organización Mundial de la Salud recomienda que:}
Adultos de 18 a 64 años dediquen como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.
Mayores de 65 en adelante dediquen 150 minutos semanales a realizar actividades físicas moderadas aeróbicas, o bien algún tipo de actividad física vigorosa aeróbica durante 75 minutos, o una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.
Niños, niñas y adolescentes, de 5 a 17 años inviertan como mínimo una hora diaria en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa. La actividad física por un tiempo superior a 60 minutos diarios reportará un beneficio aún mayor para la salud.
Tanto la OMS como los licenciados, sugieren acompañar la práctica diaria de actividad física con alimentación saludable, que cubra las necesidades de agua, proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales.
Para ello es necesario incorporar a diario alimentos de todos los grupos, 8 vasos de agua segura, 5 porciones de frutas y verduras en variedad de tipos y colores.
Reducir el uso de sal y el consumo de alimentos con alto contenido de sodio, bebidas azucaradas y alimentos con elevado contenido de grasas, azúcar y sal. Consumir diariamente leche, yogur o queso, en lo posible descremados, legumbres, cereales preferentemente integrales, papa, batata, choclo, aceite crudo como condimento, frutas secas o semillas. Consumir carnes magras y aumentar el consumo de pescado y huevo.
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