Violencia de género y crimen en Junín de los Andes: «ella usó el cuchillo para defenderse»

En la cuarta jornada del juicio oral, psicólogas, psiquiatras, asistentes sociales y otras profesionales que atendieron a Verónica Troncoso revelaron detalles de su vida que ayudan a comprender en qué contexto se produjo el crimen de su pareja Walter Vera.

«No se puede valorar una conducta si no se entiende el contexto en el que esa conducta se lleva a cabo», dijo la psicóloga Jimena Blanco al declarar ante el tribunal. Y fue lo que hicieron ella y otras profesionales en la cuarta audiencia del juicio oral contra Verónica Troncoso (27) acusada de apuñalar a su pareja Walter Vera (29): darle contexto al crimen ocurrido en Junín de los Andes el 24 de diciembre del 2022.

La licenciada en psicología Jimena Blanco; la licenciada en trabajo social Claudia Sarmiento y la asistente social Silvina Dalesson, entre otras, fueron este jueves testigos de la defensa pública, que tiene su propia teoría del caso: Verónica mató en defensa propia, y debe ser sobreseída.

Recorrieron la historia de vida de la imputada y marcaron una impronta fuerte en el rumbo del juicio, a tal punto que la fiscalía que encabeza Manuel González y la querella de Carmen Salamanca dieron un giro en su estrategia: habían admitido la existencia de violencia de género, y ayer intentaron cuestionarla. Para eso caminaron peligrosamente por los márgenes de la perspectiva de género.

«Para defenderse, como en otras oportunidades»


Fue la fiscalía, y no la defensa, la que le preguntó a Jimena Blanco si había hablando con Verónica sobre el día del hecho. Así se pudo conocer por primera vez, si bien por vía indirecta, otra versión del crimen, muy distinta de la que cuenta el otro testigo presencial, un tío de Walter Vera.

«Ella utiliza el cuchillo para defenderse, como había hecho en otras oportunidades», relató la psicóloga, quien entrevistó a la imputada al menos 12 veces en Las Coloradas.

Según el relato que le hizo Verónica, «habían consumido cocaína y alcohol. Estaban en la casa del tío; Vera comienza a golpearla, la tira en una cama, Verónica tenía una riñonera, le pide al tío que se lo saque de encima, que la ayude, que le iba a dar la plata que tenía en la riñonera».

«Cuando logra zafarse, de pasada agarra un cuchillo para que sea una amenaza. En el forcejeo Vera termina apuñalado y ante esa situación el tío le dice ‘mirá lo que hiciste’ y la golpea. Ella utiliza el cuchillo para defenderse, como había hecho en otras oportunidades».

«Ella intenta huir»


Un relato muy parecido le suministró a la otra especialista que la entrevistó también en Las Coloradas, Claudia Sarmiento. «Me contó que había tenido una discusión, que habían estado en situación de consumo. Ella intenta huir de la agresión física; al sentirse amenazada en la huida toma un cuchillo que estaba sobre una mesa, se da vuelta, él se viene sobre ella, se da vuelta y le clava el cuchillo».

Verónica «dijo que se había defendido, que era su vida o la de Vera. Que nunca se imaginó que iba a realizar un acto como este. No hubo ninguna planificación, no estaba orgullosa, se sentía muy mal por lo que sucedió».

La historia de vida


Silvina Dalesson, del Equipo Interdisciplinario de la Defensoría General, brindó al tribunal integrado por Juan Pablo Balderrama, Laura Barbé y Leticia Lorenzo detalles de la vida de Verónica que le dan más sentido a la frase «no se puede valorar una conducta si no se entiende el contexto en el que esa conducta se lleva a cabo».

Décima de once hijos de un matrimonio que aún perdura, nació en Las Coloradas, un pueblo del Neuquén profundo del que se fue por primera vez a los 15 años a Junín. Abandonó la escuela en segundo año y nunca retomó.

De niña convivió con las palizas que su padre, un desempleado de Vialidad que se volcó al alcohol, le daba a su madre. Ella se escabullía de la furia paterna con su hermano cuatro años menor, le tapaba los oídos y le cantaba para que no escuchara los golpes y los gritos. Se sentía responsable de protegerlo, como años después se sentiría responsable de proteger a su hija.

El primer golpe


En Junín pensó que podría construir un futuro. Vivió un tiempo en la casa de una hermana pero, cuando no pudo alojarla más, quedó en situación de calle. Conoció a Julián Salas, quedó embarazada y se fue a vivir con la familia de él, luego se mudaron a Las Coloradas.

Salas era violento, pero ella estaba con su familia que le brindó una red de contención y el final fue distinto: lo denunciaron a la policía y lo echaron de la casa. Verónica ya tenía naturalizado el maltrato. «Era amable, solo me dio un cachetazo», contó.

La relación con Walter Vera


Silvina Dalesson siguió su relato. Verónica dejó a su hijo con su madre en Las Coloradas y volvió a Junín. Sin ocupación, sin vivienda, pasaba la mayor parte del tiempo en una plaza. Ahí lo conoció a Walter Vera, quien por entonces tenía otra pareja, y quedó embarazada por segunda vez.

Vera no se hizo cargo, y ella cursó el embarazo en Las Coloradas. Regresó a Junín para el parto. «En todos los momentos de la vida siempre se rescata la vulnerabilidad, la soledad«, destacó Dalesson.

Una vez que nació la niña, Vera asumió la paternidad y dispuso que se fueran a vivir a su casa, hacinados con sus padres, hermanos, cuñados y sobrinos. «Verónica ahora reflexiona que aceptó por no saber defender su decisión. Ella no quería ir a esa casa donde tenía que pedir permiso para todo. Quería volver a Las Coloradas».

La violencia cotidiana


Walter «consumía alcohol y cocaína a diario» y la violencia comenzó a ser también cotidiana. Empezaron las denuncias policiales, las intervenciones del juzgado de Familia, las perimetrales que «no solucionan la situación de violencia crónica».

«Su familia no era contenedora, había distancia física y afectiva; ella estaba sin recursos materiales, imposibilitada de pedir ayuda donde fuera, en una situación de vulnerabilidad que se puede ver en todas las entrevistas y los informes».

Resonó el recuerdo de lo que apenas un rato antes había declarado la psicóloga Blanco: «Salud, Desarrollo Social, la Defensoría de los Derechos del Niño, Niña y el Adolescente, todos conocían la situación de Verónica, pero no había protección hacia ella. Estaba desamparada».

¿Hay mucha vulnerabilidad?


Luego fue el turno de las preguntas de la parte acusadora. La desorientación de la fiscalía quedó reflejada en el interrogatorio del fiscal González a Dalesson.

¿La vulnerabilidad es anormal en este país? -le preguntó.

-No es anormal, pero es preocupante.

¿Qué porcentaje de la población del país está en estado de vulnerabilidad?

-No tengo ese dato y no sé a qué tipo de vulnerabilidad de refiere. Gran parte, pero no podría decir porcentajes.

¿Cree que hay mujeres violentas?

-Sí.

El juicio continuará hoy con más testigos expertos que propone la defensa pública, a cargo de Ivana Dal Bianco y Paulo Nestares Camargo, y luego serán los alegatos. Es probable que Verónica utilice su derecho a la última palabra, y luego el Tribunal dará su veredicto.


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