Una condena por abuso sexual contra un policía de Cipolletti develó la inacción de las autoridades
Un cabo fue condenado a tres años y 10 meses de prisión efectiva. En el juicio se develó el padecimiento de la víctima cuando informó a sus superiores sobre los hechos de abuso.
Una condena por abuso sexual contra un cabo de la fuerza policial develó la inacción de sus superiores y la vulnerabilidad que sufrió la víctima, una sargento de la comisaría 32 de Cipolletti. El juicio sirvió de radiografía para dar cuenta del manejo «machista» que hicieron los responsables de la unidad policial en el proceso.
La mujer no solo sufrió el constante abuso sexual de un cabo, de rango inferior, sino que también el destrato de sus superiores cuando los puso al tanto de la situación. Incluso la “castigaron” por hacer la denuncia y la trasladaron a otra unidad. Antes, la obligaron a continuar trabajando con el imputado a solas por jornadas de 12 horas.
Ante la pasividad institucional, la víctima hizo la denuncia, buscando una respuesta del Estado. En ese caso, el cabo Fabián Fuentes fue condenado a tres años y diez meses de prisión efectiva, más la inhabilitación perpetua para ocupar cargos en la función policial.
Según se desprende de la sentencia, el policía abusó de la sargento en varias oportunidades, aunque la fiscalía solo profundizó en un hecho que fue por el que se llegó a juicio. Ocurrió el 1 de mayo de 2020 en el Puesto de Control policial ubicado en Ruta 151 y Circunvalación.
En esas circunstancias, Fuentes realizó tocamientos en las zonas íntimas de la mujer y la instó a dejar las funciones e ir a su vivienda. Si bien se trató de un abuso sexual simple, la fiscalía lo acusó del delito de abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de su realización, agravado por ser cometido por personal perteneciente a las fuerzas policiales en ocasión de sus funciones.
Los agravantes fueron discutidos en el tribunal que conformó el juez Guillermo Baquero Lazcano, y las juezas Alejandra Berenguer y Agustina Bagniole. Por mayoría se tuvieron en cuenta y por eso se dictó una condena de prisión efectiva. Además, en el juicio se conoció que Fuentes tiene aun condena en suspenso en Roca por el delito de violación de domicilio, amenazas y lesiones leves.
El padecimiento de la víctima
De la sentencia se trasluce el padecimiento de la víctima desde el hecho hasta que se animó a denunciar, tres meses después. En ese ínterin tuvo que enfrentar “un sistema institucional que evaluó y percibió sordo su reclamo”, así los explicó el magistrado Baquero Lazcano quien presidió el tribunal.
Antes de llegar a la denuncia penal, la víctima reclamó no trabajar con el imputado Fuentes: “esto no fue respondido”. «Y encima después de la denuncia, sufrió este destrato por calificarlo de alguna manera, que según sus dichos llevaron a que fuera trasladada a otra unidad policial a modo de castigo», agregó el Magistrado. Antes de la denuncia tuvo más de treinta días de licencia por razones de salud, lo que significa que luego de todo ese cuadro tomó coraje y, decidió denunciar.
La mujer comenzó a tener serios problemas de salud, a sufrir episodios de ahogo, de falta de aire, a tartamudear, a no sentirse bien, a vivir angustiada. Las psicólogas que declararon en el juicio indicaron que la víctima comenzó a partir de ese hecho a somatizar.
“Lo que pasa en el móvil, queda en el móvil”
Lo cierto es que sus superiores “no hicieron nada”, y ella entró en una situación de no querer trabajar con el imputado Fuentes, a quien se lo asignaban como compañero en jornadas que llegaban a casi doce horas de labor. La respuesta que tuvo de su Jefe fue, “lo que pasa en el móvil, queda en el móvil”, que si estaba dispuesta hiciera la denuncia, pero dándole a entender que se hiciera cargo de las consecuencias.
Incluso se constató que Fuentes tenía llegadas a las autoridades de la Comisaría. Entre los testigos se reveló que entraba a las oficinas de los jefes y pasaba largos ratos tomando mates con los Jefes de la Comisaría.
Un dato no menor y no controvertido en el debate es que Fuentes convivió con el Comisario Mayor Bruno, uno de los Jefes de más alto rango en la zona. “No tiene mayor relevancia si esa convivencia fue anterior o posterior a la fecha del hecho, pero evidencia de algún modo que Fuentes era como el mimado de la comisaría porque tenía toque, tenía llegada con los superiores”, dijo el juez. El fallo es de primera instancia, por lo que no está firme y puede ser apelado. La sentencia se firmó el miércoles pasado.
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