Un año del crimen del soldado en Zapala: nutrido acto con emotivos recuerdos y duras críticas al juez

Hubo pronunciamientos de organismos de derechos humanos, entidades civiles y partidos políticos como La Libertad Avanza, la UCR y el PO. No aparecieron Comunidad, el MPN ni el PJ. Adhirió la ministra Soledad Martínez.

Una de las más importantes movilizaciones reclamó justicia por Pablo Córdoba al cumplirse un año del asesinato del soldado voluntario de 21 años en Zapala. Los padres y la hermana recordaron al joven y criticaron con dureza al juez. Fue la Marcha de las voces y la consigna se cumplió: hubo discursos desde diversos sectores políticos y sociales.

En una tarde fría y ventosa, los vecinos acompañaron a Natalia Uribe, Juan José Córdoba Salto y Daiana Córdoba desde la explanada de la municipalidad de Zapala hasta el ingreso a la Guarnición Militar Zapala. Pablo cumplió allí su última guardia. A las 6 de la mañana del 1 de junio del 2023 recibió dos disparos en diferentes sectores de la cabeza que le causaron la muerte. Por el caso no hay sospechosos.

El primer discurso fue de su padre, Juan José, suboficial principal del Ejército. Cuestionó al juez de la causa, Hugo Greca: recordó que se presentó en Zapala 37 días después del hecho, «lo vi saliendo del puesto comando, rodeado de jefes y comandantes» y dijo que desde ese momento supo que «ya tenía una posición tomada».

Hizo un repaso por todas las pruebas científicas que apuntan a la teoría del homicidio, y afirmó: «sé que muchos testigos mintieron, pero a todos les va a llegar la justicia. No le tenemos miedo, señor Greca.»

Natalia por su parte rescató que su hijo «era un ser lleno de amor, solidario, compañero, con muchos valores». En cambio, agregó, «hay seres oscuros. En ese cuartel se alojan asesinos y encubridores».

Los pequeños detalles


Daiana, la hermana mayor, rara vez habla en los actos. Esta vez contó esos pequeños detalles que adquieren otra dimensión ante la tragedia: dijo que Pablo había cambiado el estado del grupo familiar por una foto de un pastel de papa que ella había cocinado. «Quizá fue una de las últimas cosas que hizo en vida, desde entonces nadie la volvió a cambiar».

Ella trabaja en atención al público, y contó: «No se dan una idea de lo difícil que es atender a militares, pensar si saben algo y no lo dicen, estar atenta a los nombres».

«Los que nos conocían saben que éramos el agua y el aceite» pero «por más que nunca me gustó el Ejército, yo estaba orgullosa de mi hermano. El 1 de junio cambió mi vida para siempre, nunca volveré a ser la misma, todavía no puedo aceptar que nunca más lo voy a volver a ver», contó.

Después hablaron representantes de la Mesa de Derechos Humanos de Zapala; la tía Valeria Uribe; amigas de Pablo; leyeron una adhesión de la ministra de Educación y ex intendenta, Soledad Martínez; habló la legisladora del FIT Gabriela Suppcich; representantes del Partido Obrero; de la UCR, de La Libertad Avanza; de Salud Mental del hospital; de la Iglesia católica, y familiares de Facundo Guíñez, víctima de gatillo fácil policial.

En cambio no se expresaron representantes del partido Comunidad del gobernador Rolando Figueroa; ni del Movimiento Popular Neuquino del intendente Carlos Koopmann; ni del Partido Justicialista.


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