Un médico del hospital de Zapala fue declarado responsable de abuso sexual
La víctima fue una adolescente de 17 años que dejó la provincia de Neuquén. La defensa particular careció de perspectiva de género y buscó desacreditar a la denunciante.
Un médico cirujano del hospital Juan José Pose de Zapala fue declarado responsable de abuso sexual simple porque al término de una consulta manoseó a una adolescente de 17 años. Además le hizo preguntas y comentarios sobre su vida sexual que incomodaron a la víctima, quien no había pedido el turno para hablar de esos temas.
La declaración de responsabilidad la dictó la jueza de Garantías Bibiana Ojeda al término de un juicio oral en el que la acusación fue formulada por el fiscal del caso Marcelo Jofré.
La defensa particular del médico, identificado por las iniciales A.A.L., estuvo a cargo del abogado Rubén Bortolato, cuyo alegato careció por completo de perspectiva de género. Incluso en algunos tramos trató de culpar a la víctima por lo sucedido.
El hecho, según la fiscalía, ocurrió el 22 de octubre del 2021 en un consultorio del hospital público de Zapala. Era la tercera vez que la víctima asistía a la consulta con ese profesional.
Preguntas fuera de lugar
La primera parte transcurrió con normalidad, hasta que el médico comenzó a hacerle preguntas sobre su vida sexual. La joven declaró después ante la fiscalía que a partir de ese momento se sintió incómoda y se quiso ir.
Cuando estaba por salir del consultorio, relató, el médico le dio una especie de abrazo y le hizo un tocamiento en los glúteos.
El fiscal Jofré destacó en su alegato la existencia de una asimetría de poder entre el imputado y la víctima. Mencionó que él mide 1,95 y ella 1,53; que él es un hombre de experiencia y ella una adolescente, y que el profesional tenía la carga de la responsabilidad de hacer sentir cómoda a la paciente.
También reveló que la joven hizo la denuncia ese mismo día, apenas horas después, y que hoy vive en otra provincia. Sigue traumatizada por la experiencia.
Jofré, en su alegato, le pidió varias veces a la jueza Ojeda que tuviera en cuenta que el hecho encuadraba dentro de un caso de violencia de género, que existía asimetría de poder ya que en ese consultorio cerrado sin cámaras ni testigos había un médico adulto y de renombre en la ciudad, y una adolescente mujer de 17 años que se quedó paralizada sin saber cómo reaccionar.
La «mala víctima»
El defensor Bortolato, en cambio, dedicó su alegato a desprestigiar a la denunciante. Intentó convertirla en lo que se conoce como «la mala víctima».
«Llevo 30 años de ejercicio de la profesión, participé en muchos juicios de esta naturaleza. Nunca ví a una víctima de abuso que se presentara con tanta naturalidad y tanta falta de angustia como esta. No advertí ningún tipo de congoja ni nada que se pudiera vincular con algún resultado nocivo en su salud física o espiritual a raíz del hecho que le habría ocurrido», dijo el abogado.
¿Cuánta demostración de angustia habría sido suficiente para el defensor? ¿Un llanto de un minuto, de cinco minutos, de una hora? ¿Debió la víctima aullar, tirarse al piso? ¿Cuántas maneras de reaccionar a un abuso existen? ¿Alguna es la correcta?
También Bortolato cuestionó a la joven porque no salió del consultorio llorando ni en estado de shock, pese a que la madre declaró lo contrario.
Sobre este testimonio, alegó: «Nos dice que su hija se tranquilizó después de que hizo la denuncia. Es como que hubo un saneamiento automático, se acabó el estrés, el llanto, todo», ironizó el abogado, faltándole el respeto una vez más a la adolescente.
Ella lo hizo
Respecto del contenido sexual de la conversación entre el médico y la paciente, la acusó a ella: «¿si quería evitar el tema, para qué le dijo (al imputado) que tenía que ir a consultar a una ginecóloga?», planteó el abogado.
La joven declaró en el juicio que el profesional «empezó a decirme cosas que yo no quería saber, que no eran motivo de la consulta». Según el abogado defensor, la culpa fue de ella por comentarle que tenía que visitar a una ginecóloga. Otra demostración de su falta de perspectiva de género.
El fiscal Jofré sugirió, como hipótesis: «supongamos que el médico fue bruto al expresarse, o quiso ser directo. Supongamos que hubo términos médicos. Pero la víctima no lo entendió así. ¿Y quién tiene la carga de entender? ¿Un médico con toda la experiencia o una adolescente de 17 años» que se siente incómoda cuando le preguntan por su vida sexual?
El veredicto de la jueza
El veredicto de la jueza Ojeda fue categórico en declarar la responsabilidad del médico en el abuso sexual simple. Tuvo en cuenta la vulnerabilidad de la víctima, la debida diligencia reforzada, y citó un fallo del Tribunal Superior de Justicia de 1998, «Torres», que según dijo la magistrada «se lo debemos a la gran pluma de mi ilustre maestro José Cezano».
(Nota al pie: Cezano nunca fue vocal del Tribunal Superior de Justicia sino secretario, pero tenía tal calidad y capacidad que escribía los fallos que otros firmaban. Lo de Ojeda fue una especie de reparación histórica).
La jueza señaló en su veredicto que «si la víctima tenía o no angustia por lo vivido, se relaciona con su estado de ánimo. Estas cuestiones no fueron descartadas por la prueba. La falta de acreditación del hecho a partir de la situación anímica de la víctima, como pretendió la defensa, no es suficiente para resolver un caso tan complejo».
«La víctima relató su vivencia de manera detallada a lo largo del tiempo», y «no hay datos de un complot para perjudicar a un inocente», indicó la magistrada.
«El testimonio resulta válido y creíble» por lo que «debe considerarse que el doctor es responsable del tocamiento». En consecuencia «resuelvo declararlo responsable de abuso sexual simple».
En una próxima audiencia se fijará el monto de la pena que deberá cumplir.
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