Polémica en un juicio por jurados por un aberrante caso de abuso sexual

El imputado fue declarado culpable y condenado a 20 años de prisión. La defensa argumenta que el veredicto del jurado es parcialmente nulo. El caso no tiene precedentes y está en el Tribunal Superior de Justicia de Neuquén.

«Oscar», con una enfermedad terminal, le pidió a su mejor amigo «Roque»: «cuidá de mis hijas cuando yo ya no esté». En vez de cumplir la promesa, el hombre abusó de las niñas durante años, con tal grado de perversidad que les decía: «tu papá me pidió que hiciera esto, antes de fallecer».

Los nombres son ficticios, pero el caso es real y ocurrió en una ciudad del interior de Neuquén. «Roque», padrino de las niñas, abusó de ellas desde que tenían 6 años hasta los 12 en un caso y hasta los 10 en el otro.

Lo descubrió la madre, al encontrar un diario íntimo en el cual su hija mayor escribía a escondidas lo que padecían ella y su hermana.

En agosto del 2021, «Roque» fue llevado a juicio acusado de dos delitos de abuso agravado, fue declarado culpable por unanimidad por un jurado popular, y en noviembre de ese año le impusieron 20 años de prisión. La defensa particular pidió que declaren nulo parte del veredicto.

En marzo de este año, en un fallo dividido, el Tribunal de Impugnación ratificó la sentencia contra el imputado, de 45 años y con una condena anterior por portación ilegal de arma de guerra. La defensa volvió a apelar y desde abril la causa está radicada en la sala penal del Tribunal Superior de Justicia a la espera de una resolución.


Un caso sin precedentes


Juez Raúl Aufranc. (Archivo)

El motivo por el cual la defensa pide que declaren nulo parte del veredicto no tiene antecedentes en la provincia y tampoco en el país. A tal punto es singular, que este caso fue materia de examen en el concurso para cubrir la vacante en el Tribunal de Impugnación.

Los hechos son los siguientes. En agosto del 2021, después de cuatro días de juicio, el jurado popular se retiró a deliberar. Debía decidir si «Roque» era responsable de dos delitos en perjuicio de las dos víctimas. Dos horas y media después, pronunciaron el veredicto: culpable, por unanimidad.

El juez técnico, Raúl Aufranc, les agradeció la participación ciudadana, pero la fiscal jefa Sandra González Taboada planteó una duda: si el pronunciamiento había sido por los dos cargos para las dos víctimas. El presidente del jurado afirmó «sí», el juez dijo «para mí fue sumamente claro», y despidió al jurado.

Pero cuando revisaron los formularios que deben completar como parte del veredicto, descubrieron que sólo se habían pronunciado por uno de los delitos, y no por los dos (tal como sospechaba la fiscal).


El segundo delito


Fiscal jefa Sandra González Taboada. (Archivo)

Entonces convocaron otra vez a los 12 jurados, que aún no habían abandonado el edificio, les pidieron que vuelvan a deliberar y confirmen si la declaración de culpabilidad era también por el segundo delito. Y lo hicieron en forma afirmativa, por unanimidad.

La defensa argumenta que el jurado ya estaba disuelto, que se interrumpió la continuidad de su deliberación, que las y los integrantes se contaminaron porque tuvieron contacto con personas ajenas al juicio y porque escucharon festejos por la declaración de culpabilidad. En consecuencia, su veredicto es parcialmente nulo.

En la instancia de Impugnación, la jueza Leticia Lorenzo y el juez Cristian Piana votaron por rechazar los argumentos de la defensa, y el juez Fernando Zvilling le dio la razón. Los tres admitieron, más o menos explícitamente, que el juez Aufranc debió resolver la situación de otra manera.


Veredicto válido


Jueza Leticia Lorenzo. (Archivo)

La jueza Lorenzo, apoyada en artículos del Código Procesal Penal de la provincia, afirmó en su voto que al no haber pronunciado un veredicto completo la tarea del jurado «no estaba finalizada y seguía constituido como organismo jurisdiccional para decidir en el caso». Por eso es válido que se lo haya vuelto a convocar para que se pronuncie sobre el segundo delito atribuido a «Roque».

Añadió que «no se dio una situación en que las personas integrantes del jurado se hubiesen retirado definitivamente del lugar, ni la situación de veredicto incompleto fue observada transcurrida una o varias jornadas» sino que todo sucedió en el lapso de minutos.

El juez Piana, entre otras argumentaciones, señaló: «asumo que es posible preguntarse si la forma en que se dio el procedimiento fue la más adecuada; si acaso había mecanismos más prolijos para verificar si el veredicto estaba completo; si el juez podría haber tomado mayores precauciones o la discusión podría haberse dado en otros términos. Pero el hecho de que existan esas interrogantes y se planteen diversos escenarios posibles no me lleva a concluir que la forma en que el juez decidió sanear el acto sea una forma indebida que lleve a la decisión de nulidad».


El voto en minoría y el debate interno


El juez Zvilling, quien quedó en minoría, opinó: «Las solemnidades y rigorismos en los requisitos de los veredictos, formularios y deliberación tienen en miras lograr decisiones sin influencias externas al jurado. En el caso concreto, aunque pudiera conjeturarse en un sentido u otro, lo cierto es que la posible influencia del Jurado –ya disuelto, por cierto-, por el incorrecto procedimiento llevado a cabo, conlleva necesariamente a la nulidad parcial del veredicto«.

El tema genera un enorme debate puertas adentro del Poder Judicial, ya que es la primera vez que se presenta una situación así y tampoco hay antecedentes en el país. Ahora lo tiene para resolver la sala penal que integran los vocales Alfredo Elosu Larumbe y Soledad Gennari.


El daño sufrido por las víctimas


Más allá de la relevancia de la discusión técnica, el caso tiene en primer plano la devastación sufrida por las dos niñas víctimas de abuso.

Según especialistas que declararon en el juicio, el daño se agrava por la figura del autor: un hombre de extrema confianza, al que le tenían (y en un caso le siguen teniendo) cariño, de enorme presencia en la vida de ambas.

Una psicóloga dijo en su testimonio que el diario íntimo de la niña mayor, a partir del cual salió todo a la luz, fue «un intento fallido de decirle a ‘Roque’ basta, creyendo que podía frenar el abuso. La niña quería que un juez le dijera a ‘Roque’ que no la abusara más, pero quería seguir viéndolo porque lo quería».

Otra psicóloga mencionó «la vulnerabilidad de las niñas que estaban en un momento en que su padre transitaba una enfermedad que le generaría la muerte y la madre transitaba la misma enfermedad» (que pudo superar).

Añadió que la niña mayor nunca pudo colocarse en el papel de víctima: le preocupaba más lo que le iba a pasar a ‘Roque’ que lo que le pasaba a ella. No dimensiona el daño ni lo que sucedió».

La madre se mudó con las hijas a otra ciudad, pero las niñas no se adaptan, quieren volver a su residencia anterior, afrontan problemas para hacer nuevas amistades y tienen pesadillas por el trauma experimentado.


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