Femicidio de Agostina: la foto y los audios que conmocionan
Durante el juicio por jurados que se desarrolla en Neuquén se reprodujeron los diálogos entre el entregador Chianese y el femicida Monsalve. También se difundió la foto que desató la furia de Ana Perales, acusada de instigadora.
La voz de Agostina suena fresca, potente, vital. Contagia su energía, su sonrisa. Ilumina todo el ambiente. Este es el último registro que se conserva de su palabra.
Pero Agostina está sola, rodeada de oscuridad, de «gente que no debió haber conocido», como describió su padre ante los jurados populares. Lo demuestra este grosero mensaje que le envía Gustavo Chianese, el entregador, a Juan Carlos Monsalve, el confeso femicida, luego de ponerlos en contacto para un encuentro sexual a cambio de dinero, el 16 de abril del 2021.
En esa ocasión Agostina toma fotos con el celular de Monsalve, quien se las comparte a Chianese, porque se las pide desesperadamente. Una de esas imágenes es la típica que se puede encontrar en cualquier Instagram, posando frente al espejo del baño.
Pero hay otra en la que está Agostina en primer plano, y reflejada en el espejo aparece la figura de Monsalve. Río Negro no la publicará.
Esas fotos llegan a conocimiento de Ana María Perales, la esposa de Monsalve, quien ante la infidelidad le plantea la posibilidad de divorciarse.
Monsalve, en la confesión que brindó el primer día del juicio por jurados, negó que Chianese le haya presentado a Agostina, y negó que su esposa se haya enojado por su relación extramatrimonial.
Los audios y las escuchas telefónicas que reunió la fiscalía durante la investigación desmienten sus afirmaciones.
Chianese, por su parte, relata que se reunió con el matrimonio y en esa ocasión Perales le pidió a Monsalve «una prueba de amor»: que «le haga daño a Agostina» como condición para no divorciarse.
Los femicidios no son «una prueba de amor». Tampoco se producen «por celos». Los femicidios son la expresión más extrema de la violencia machista en una sociedad patriarcal, donde hay hombres que reducen a las mujeres al nivel de objetos. El mismo Monsalve admite que se refería a Agostina como «el paquete».
En el esquema de pensamiento de Monsalve, Agostina es una molestia que debe ser eliminada. Por eso a partir de esa discusión con su esposa le encarga a Chianese, a quien apoda «el Rusito», la tarea de ubicar a la joven. Ambos cómplices desconocen su paradero.
El plan está decidido, pero corre mayo y no hay avances. Monsalve se muestra cada vez más ansioso; Chianese trata de calmarlo y le pone un freno: «no voy a perder mi libertad por dos pesos con cincuenta».
Monsalve lo apura, necesita darle noticias a su esposa.
Chianese se demora: «hace como 15 días que no veo a ‘la Colo’ (como llamaba a Agostina)».
Ana Perales se cansa de esperar que su marido cumpla con lo prometido y viaja a San Javier, en Río Negro, donde tiene familiares. Desesperado, Monsalve se presenta en la comisaría Quinta de Centenario y hace una denuncia por desaparición de persona. En el mismo momento en que está en la guardia, su esposa lo llama por teléfono y le informa sobre su mudanza. Todo el episodio queda registrado en el parte diario de la unidad policial de esa ciudad, donde el matrimonio tenía residencia.
El 14 de mayo, Monsalve recibe el mensaje tan esperado: Chianese ubicó a Agostina. Sólo falta decidir «si lo vas a hacer vos el trabajo o lo termino yo».
Esa misma noche, Monsalve comete el femicidio ayudado, según la acusación fiscal, por su sobrino Enzo Monsalve y su empleado Maximiliano Zapata.
La molestia fue eliminada. De pie frente al cadáver de Agostina, iluminado por las llamas que lo consumen, en medio de la meseta de Centenario, Monsalve llama a su esposa que aguarda noticias desde San Javier.
Un rato más tarde, Ana Perales cambia su estado en las redes sociales: vuelve a estar «en una relación».
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