La Turca del caso Otoño volvió al burdel de la calle Belgrano en Neuquén, sin trabajo y enferma

La mujer se presentó voluntariamente ante la fiscal del caso Otoño, Teresa Giuffrida, en Roca. Relató todo lo que sabe de la causa por el femicidio de la joven de Fernández de Oro. Dijo que las declaraciones de la querella en una audienca la perjudicó: "Me hizo perder un trabajo", aseguró.

Otoño Uriarte desapareció el 23 de octubre de 2006. Foto: Archivo.


El boom del uno a uno y el mayor acceso a productos importados a precios relativamente bajos significó una época de bonanza para la Argentina de los noventa. Y como muchos, la Turca, una de las vinculadas al caso Otoño Uriarte por el que tuvo que declarar ayer en Roca, la supo aprovechar. Lució un coqueto negocio de baratijas en el centro neuquino. Se llamaba “Locuras”, aunque como si fuese una paradoja, su vida dio un giro de ciento ochenta grados y terminó limpiando un burdel de la calle Belgrano.


La Turca tuvo una familia convencional, un trabajo formal y un emprendimiento con el que se dio pequeños gustos, propios de la clase media. La prosperidad de la economía de fin de siglo le permitió sortear sin mayores sobresaltos los primeros años de la crisis que se desató con el helicóptero de Fernando de la Rúa. Nunca presintió como iba a terminar esa década: encerrada, junto a otras mujeres, en un calabozo de una comisaría neuquina y acusada de raptar a una jovencita que también ejercía la prostitución.

Sus proyectos se desplomaron cuando recibió el primer manotazo por parte del hombre que amaba. La violencia no cesó y tuvo que huir. Nadie la protegió y terminó pidiendo refugio en un burdel de Neuquén, que funciona en la calle San Luis.

Corría el año 2008, ya se había consumado el femicidio de Otoño Uriarte, y en la casa de la calle San Luis, la Turca empezó a ejercer la prostitución. “Nunca nos involucramos con menores ni con drogas, éramos todas mujeres mayores, libres de trabajar con nuestros cuerpos. Nos cuidábamos entre nosotras”, le confesó ayer la Turca a la fiscal Teresa Giuffrida en medio de la testimonial en los tribunales roquenses.

Juró y perjuró que por esos años nunca escuchó nada sobre Otoño. “Si hubiésemos tenido un solo dato yo actuaba como madre, iba a hacer todo lo posible para rescatar a esa chica”, imploró. Ejerció de prostituta hasta 2012. Después, anduvo por Zapala, Catriel y Bahía Blanca.

Cada vez que volvía le avisaba a la policía que retomaría el trabajo nocturno. Quizás por seguridad, quizás buscando protección. “Ese fue mi único vínculo con la policía”, relató ante la fiscala. Contó que en esos contactos con la comisaría le informaban sobre la trata de personas y sobre lo que debía tener cuenta para evitar problemas.

Sobre el supuesto rapto, un tema que mencionó la querellante en la causa Otoño, explicó que no fue así. Primero defendió que la chica involucrada era mayor de edad. Dijo que se había robado un dinero de uno de los cabarets. La Turca alternó entre el de la calle San Luis y el de Belgrano al 2145, en funcionamiento actualmente.

Cómo la chica que se llevó el dinero fue descubierta, prometió devolver la plata, siempre según la Turca. Por eso habló con los dueños del burdel de la calle Belgrano para quedarse trabajando un tiempo ahí.

La Turca volvió a trabajar en el burdel de la calle Belgrano en Neuquén, esta vez para realizar tareas de limpieza.

Cuando el padre de la jovencita se enteró denunció un rapto. Entonces irrumpió la policía y se llevó a todas las chicas al calabozo. La supuesta víctima contó que en verdad no estaba retenida, las liberaron a todas y no hubo investigación judicial. Fue lo que la Turca relató en los tribunales para defenderse de la acusación. Aseguró que no tuvo más antecedentes que ese episodio.

En otro pasaje de su declaración cargó contra la abogada Gabriela Prokopiw. “Estoy acusada de algo que no es verdad, esta doctora está prometiendo que va a resolver un caso culpándome a mí, le promete al padre de esa nena cosas que no son. Yo no tuve encerrada a esa chica, no soy dueña de ningún cabaret y no la entregué para que la mataran”, perjuró.

La Turca se defendió y dijo que la abogada está ubicando cosas y personas en lugares que no eran, que Otoño apareció sin vida en 2007 y que ella empezó a ejercer la prostitución recién un año después. “Me está perjudicando, me hizo perder un trabajo y un alquiler, quiero que deje de hablar de mí”.

A raíz de la situación, la Turca, como hizo cuando sufrió violencia de género, buscó refugió en el burdel de la calle Belgrano. Hoy sufre un grave problema de salud en una de sus piernas, ya no ejerce la prostitución, pero volvió “aunque sea para que la dejen limpiar”. Se quedó en la calle y culpa a la abogada Gabriela Prokopiw.

Caso Otoño: la presentación espontánea de la Turca


La famosa Turca, a quien la querellante en la causa de Otoño Uriarte vinculó a la trata de personas, declaró este martes ante la fiscala Teresa Giuffrida. Sin que la convocaran formalmente, se presentó y aportó lo poco que conoce sobre el caso. En paralelo promovió un juicio contra la abogada Gabriela Prokopiw luego de sentirse calumniada por las revelaciones que la letrada hizo en una audiencia de febrero.

No es la primera vez que la Turca es investigada en el contexto del caso Otoño Uriarte. De hecho su nombre aparece en los voluminosos expedientes. La única diferencia es que antes de 2017 el proceso era privado y con la reforma pasó a ser público.

En la audiencia de febrero, la nueva querellante Gabriela Prokopiw hizo fuertes declaraciones que involucraron no solo a la Turca, sino al excomisario de Fernández Oro Ives Vallejos y a su chofer el expolicía Daniel Molina. Este último se postuló para intendente en las últimas elecciones de la ciudad, aunque no tuvo éxito en su paso por la política.

Prokopiw abonó la teoría de la trata de personas, que siempre sobrevoló el caso Otoño. Aseguró que tenía una testigo de identidad reservada que ejerció la prostitución en una “agencia” de la calle Belgrano 2145 de Neuquén. La regenteadora es la ya famosa Turca, que además es tía de uno de los imputados.

La abogada mencionó con nombre y apellido tanto a la administradora como a la dueña del prostíbulo y reveló que la Turca accedió a una suspensión de juicio a prueba ante la Justicia Federal luego de haber raptado a una jovencita en Cipolletti, en 2009.

La Turca declaró ante la fiscala Giuffrida y aportó lo poco que conoce sobre el caso. Afirmó que desde hace muchísimos años no tiene ningún tipo de relación con su sobrino Maximiliano Lagos, sospechoso del femicidio.

La testigo estuvo acompañada por el abogado Rubén Antiguala quien, rápido de reflejos, promovió una querella contra Prokopiw porque reveló el nombre de la Turca en la controvertida audiencia de febrero.

Eso, según la acusación, le trajo serios perjuicios ya que la mujer mantenía hasta entonces dos tipos de vida: una nocturna bajo el apodo y otra diurna con trabajo registrado que perdió después de la mención.

El juez del caso es Guillermo Merlo y el juicio continuaba este lunes, aunque la audiencia debió suspenderse porque la Oficina Judicial fijó un bloque muy corto y no iba a alcanzar a debatirse nada (sí, otra vez le falló el timing al organismo encargado de las audiencias).

Merlo ya había tenido vinculación con el caso Otoño, como casi todos los funcionarios de la circunscripción. Es que fue secretario del juzgado de instrucción donde estaba el viejo expediente y después tuvo que intervenir como presidente del Foro de Jueces.

Allí sucedió una situación insólita: la jueza de garantías Rita Lucía olvidó que había sido la fiscal que halló el cuerpo de Otoño hace 17 años y este verano tomó medidas que involucran garantías constitucionales. Tamaño descuido podría traer muchas nulidades, advirtieron tanto los defensores públicos como privados.

En una acertada decisión del presidente del Foro de Jueces, la causa pasó de Lucía a la jueza Agustina Bagniole que es la cuarta magistrada en intervenir después de la destituida María del Carmen García, de la subrogante Sonia Martín, de la jubilada Laura González Vitale y de la excusada Rita Lucía.


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