Sin sorpresas, continúa esta semana el juicio por el crimen de Micaela Bravo en Bariloche
En la primera semana del debate, la fiscalía trató de probar los desaciertos de la investigación tras la desaparición de la joven en marzo de 2016. La defensa de la mujer imputada apuntó contra el rol que tuvo esos días el esposo de la víctima.
El tribunal de juicio condenó por unanimidad a Angélica Paine a 12 años de prisión como autora del homicidio de Micaela Bravo (Foto de archivo de Alfredo Leiva)
Pasó la primera semana del juicio contra Angélica Paine, que está imputada de haber sido la autora del crimen de Micaela Bravo, y las dudas sobrevuelan.
El equipo dirigido por la fiscal jefa Betiana Cendón intenta demostrarle a los jueces del tribunal los desaciertos que hubo en la primera etapa de la investigación, a partir de los testimonios de policías que trabajaron esos días, tras la desaparición de la víctima. La teoría de la fiscalía y de la querella sostiene que Paine fue la responsable del homicidio de la joven.
Sin embargo, el defensor oficial Marcos Cicciarelo, que asiste a la acusada, sigue apuntando contra la expareja de la joven, Patricio Vargas, quien fue investigado durante semanas y no hallaron evidencias en su contra. Por eso, no está imputado.
Mientras desfilan los testigos convocados por la fiscalía, la acusada permanece en silencio.
La acusación señala que Paine mató presuntamente a Micaela, que había desaparecido el 23 de marzo de 2016 tras haber ido a dejar a una sobrina al jardín Mundo Nuevo, del barrio 2 de Abril de Bariloche. El establecimiento estaba a solo 3 cuadras de la casa de la madre de la víctima. Micaela se había mudado con sus hijos a ese domicilio tras separarse de Vargas.
Hallaron su cadáver en horas del mediodía del 6 de abril de 2016. Estaba en avanzado estado de descomposición, en un descampado, ubicado a menos de 10 cuadras de la casa de la víctima.
Pudieron identificarla por una huella dactilar. Tenía 28 años, trabajaba en el complejo Huinid de esta ciudad y era madre de 3 hijos.
Policías que trabajaron en la investigación tras la desaparición de la joven declararon la semana pasada ante el tribunal, conformado por los jueces Marcos Burgos (presidente), Sergio Pichetto y Víctor Gangarrosa, que se había rastrillado el descampado donde encontraron el cadáver.
Pero el dato relevante fue el allanamiento que se hizo horas después de que Micaela desapareciera en el domicilio de Paine, que es la madre de Juan Carlos Colipi, quien estaba de novio con la joven.
Paine estaba en absoluto desacuerdo con esa relación. Su hijo era menor que Micaela, quien era la esposa de Vargas, hijo del pastor de la congregación evangélica. Todos los protagonistas asistían a la misma iglesia del barrio.
Fuentes judiciales evaluaron que la primera semana del juicio dejó un balance positivo para la fiscalía, porque quedó en evidencia que la investigación no tenía conducción. Señalaron que el excomisario Manuel Poblete declaró que efectuaba rastrillajes sin estar a cargo de la investigación.
El policía Daniel Scarpatti declaró el viernes que trabajaba en la división Canes y fue convocado para iniciar la búsqueda de Micaela. Recordó que lo hizo con Uma, la perra adiestrada para la búsqueda de personas vivas, pero no encontró ningún rastro de la joven desaparecida en la casa de Paine.
El testigo relató que mientras se allanaba la casa, la sospechosa quemaba basura en un descampado próximo a la vivienda. A ningún funcionario judicial ni policial le llamó la atención. En esa diligencia no se secuestraron rastros o indicios para posteriores pericias científicas.
Otras fuentes judiciales mencionaron -en sintonía con la defensa- que testigos habían señalado que Vargas tenía un comportamiento violento y controlaba a Micaela a pesar de que estaban separados. Indicaron “la dominancia religiosa” que en su condición de hijo del pastor ejercía supuestamente sobre la víctima y otras personas. Y que Poblete declaró que su impresión por esos días era que Vargas desviaba la investigación para encontrar a la joven.
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