Silvia Cabañares: cómo se vinculan el abuso, el femicidio y el tráfico de crack
Surgieron pistas de que a la mujer la presionaban para que ejerciera la prostitución. Otra línea lleva al tráfico de crack a la vista de todos sin que nadie intervenga y las sospechas sobre una comisaría.
El querellante Alfaro y el fiscal jefe Breide Obeid, durante el juicio por jurados. (Archivo/Cecilia Maletti)
Poco antes de sufrir el abuso por parte de un grupo de sujetos que fueron condenados el lunes, Silvia Cabañares había recibido una amenaza que la tenía aterrorizada. Un hombre la quería obligar a que ejerciera la prostitución en la zona del ex balneario Municipal de Neuquén.
La pista surgió durante el juicio por jurados y podría ayudar a orientar la investigación del femicidio de Silvia, ocurrido el 26 de agosto del año pasado en Balsa Las Perlas. Lo investiga la policía y la fiscalía de Río Negro y por ahora no hay sospechosos. Hasta el momento, el abuso (que se produjo el 15 de mayo) y el femicidio están desvinculados.
También quedó expuesto que en el sector del barrio Confluencia donde se produjo el abuso se trafica y consume crack, cocaína, pastillas y marihuana, que la moneda de cambio a veces es el sexo, y que uno de los inmuebles donde se producen esos intercambios está a seis cuadras de la comisaría 19.
Silvia, después de ser abusada, no caminó esas seis cuadras para presentar la denuncia. Por el contrario, herida como estaba recorrió 3,4 kilómetros hasta la comisaría Segunda en Olascoaga y Montevideo, donde las mujeres policías de guardia le dieron contención.
Los responsables
El jurado popular declaró responsables, por unanimidad, de abuso sexual con acceso carnal agravado por la participación de dos o más personas a cuatro imputados: Raúl Horacio Vidal, alias Chino; Félix Darío García; Jairo Luciano Laurin, alias Tano y Oscar Alejandro Guerrero, alias Tata.
En una próxima audiencia les impondrán la pena a cumplir. La fiscalía y la querella pedirán más de 15 años.
El tráfico de drogas en Confluencia
El juicio se desarrolló a puertas cerradas, y los detalles trascienden de a poco.
El lunes, día de los alegatos, ocurrió algo singular: el imputado Vidal ejerció su propia defensa. De pie frente al jurado, dio su propia versión. Se declaró inocente, y para justificar que hay ADN suyo en el cuerpo de Silvia, argumentó que la conocía hace mucho y que había mantenido relaciones consentidas con ella.
Aunque habló sin obligación de decir la verdad, Vidal relató algunos hechos que son corroborables por otros elementos. Dijo que en la Chanchería, o el Taller, en referencia al inmueble ubicado en una especie de chacra de Tronador y Boerr, se juntaban a consumir alcohol, pastillas, crack, cocaína y marihuana.
Incluso le dio una clase práctica al jurado popular sobre cómo se produce el crack.
«Es feo lo que voy a decir», advirtió Vidal, y relató que en esos encuentros en la Chanchería «se cambia pastillas, cocaína, crack, por plata o por sexo».
Lo que aportó el juicio a la investigación del femicidio
César Alfaro, el abogado querellante, dijo este martes en declaraciones radiales que «lo que aportó el juicio es que Silvia estaba siendo amenazada por ciertas personas que querían obligarla a prostituirse en la zona del balneario, es algo que ella señala como un hecho muy cercano a la violación».
«Existen muchos indicios sobre el consumo de droga, lugares donde entendemos que existen prácticas donde muchas chicas son rehenes del crack, como estaba Silvia», agregó el abogado de de Flavia Currumil, la mamá de la víctima.
«Se habló del consumo de crack, no de quién lo proveía, quién lo pagaba. Existe una investigación que no se ha dado», dijo también.
El abogado afirmó que «tenemos que investigar si existe una estructura en el cual esta facilitación, esta forma de obligar a chicas a prostituirse, está vinculada con el tráfico y consumo de crack. Le pedimos a la policía de Río Negro que recabe estos elementos. Entendemos que la línea de investigación va por ahí».
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