Prorrogan la preventiva al acusado del femicidio de Gisela Fuentes en Centenario
Roberto Figueroa permanecerá seis meses más detenido. Está imputado por haber asesinado a su expareja con un arma de fuego y haber herido al hombre con el que se encontraba.
El domingo 1 de octubre de 2023, a las 6 de la mañana aproximadamente, Roberto Figueroa estacionó su auto frente a la casa de Gisela Fuentes, su expareja, en Centenario. Vio una moto en la puerta, se bajó del auto, saltó un portón con candado e ingresó a la casa al grito de: «con quién estás, lo voy a matar«. Le disparó a la mujer con un arma calibre 38 e hirió a Alejandro Cabrera, el hombre que estaba con ella. Desde entonces está detenido, acusado tanto del femicidio como del intento de homicidio. Hoy el juez de Garantías, Raúl Aufranc, prorrogó la prisión preventiva que vencía el 2 de abril.
La fiscal Lucrecia Sola le pidió al magistrado que la detención se extienda por seis meses. El defensor Gustavo Palmieri no se opuso al plazo.
La causa está próxima a ir a juicio. La fecha de control de acusación, en donde se discutirá la prueba y la calificación, se realizará el 2 de mayo, a las 10.30.
Por el tipo de delito será un caso que se juzgará bajo la modalidad de jurado popular. La pena en expectativa que tiene es la de prisión perpetua.
Al no haber controversia, Aufranc extendió la prisión hasta el 2 de octubre.
El de Gisela fue uno de los nueve femicidios que ocurrieron en 2023 en la provincia, que registró la tasa más alta del país.
Figueroa siguió la audiencia con la cabeza gacha y sólo miró al juez cuando tomó la decisión.
En este caso en particular había un antecedente de violencia de género previo. La víctima había denunciado en 2021 un ataque a balazos de Figueroa que terminó en un archivo. Gisela contó que el 26 de noviembre, a las 23, estaba en su casa junto a su hija mayor y un amigo. Llegó Figueroa en un auto Volkswagen Vento bordo gris oscuro, con vidrios polarizados, y pateó la puerta.
Cuando ella salió a ver qué sucedía, el hombre ya estaba dentro. Tenía «un arma de fuego calibre 22 en sus manos» con la que efectuó «un disparo donde el estallido fue tan cerca de mi cara que me aturdió y caí al piso». En ese momento la víctima no sufrió heridas físicas de gravedad.
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