Prisión perpetua para los asesinos de Otoño Uriarte: detalles del histórico fallo en Cipolletti
Este jueves, el Tribunal de juicio condenó a prisión perpetua a los cuatro responsables del asesinato de Otoño Uriarte, ocurrido en Fernández Oro. La familia, que luchó 18 años para lograr justicia, recibió una respuesta.
La imagen de Otoño Uriarte nunca dejó de estar presente. Su rostro, sus sueños truncos, su historia de lucha atravesaron cada una de las audiencias del juicio que se extendió por meses. Este jueves 20 de marzo, la Justicia de Río Negro puso fin a una espera de 18 años: sus asesinos fueron condenados a prisión perpetua.
La joven 16 años había desaparecido el 23 de octubre de 2006 en Fernández Oro. El 26 de abril de 2007, hallaron su cuerpo sin vida, en la usina del Treinta. Su familia y amigos nunca dejaron de buscar respuestas. La espera fue larga, marcada por sospechas, pistas inconclusas y un pedido constante de justicia.

Este jueves 20 de marzo, se leyó el veredicto que condenó a prisión perpetua a los responsables del crimen. Germán Ángel Antilaf, Maximiliano Lagos, José Hiram Jafri y Néstor Ricardo Cau fueron sentenciados a la máxima pena posible, siendo culpables de privación ilegítima de la libertad agravada con resultado de muerte.
Una sentencia histórica: prisión perpetua
El fallo fue claro y contundente. La jueza, Florencia Caruso Martín, acompañada por sus colegas Amorina Sánchez Merlo y Juan Pedro Puntel, expresó que la única pena para los condenados era la de prisión perpetua con accesorias legales y costas del proceso. No cabía otra interpretación. Así lo establece el Código Penal para delitos de este tipo.

“No es posible analizar atenuantes ni agravantes en este caso”, sostuvo Caruso Martin al fundamentar la sentencia. Recordó que, en la fase previa del juicio, el Tribunal determinó que la muerte de Otoño «fue violenta e intencional».

El artículo 142 bis del Código Penal entró en la escena. Este determina que, cuando la privación ilegítima de la libertad resulta en la muerte de la víctima, la pena a reclusión perpetua. Y se falló en consecuencia.
Un proceso largo y un fallo esperado
Durante la audiencia, la jueza respondió a uno de los planteos de la defensa, que pedía una reducción de pena para Germán Antilaf, alegando que su rol había sido menor. «Solo el traslado del cuerpo», apeló el defensor Carlos Vila, en los alegatos de la cesura. Sin embargo, el Tribunal ratificó que Antilaf fue coautor del crimen y debía recibir la misma pena que los demás.

Además, se dejó en claro que el juicio solo juzgó a los cuatro acusados y no a otras posibles complicidades, como la presunta participación de la policía en encubrimiento o negligencias en la investigación. «El Tribunal solo puede expedirse sobre lo que ha sido materia de acusación en este debate», remarcó la jueza.
Durante el juicio, se reveló que tres de los cuatro condenados ya tenían antecedentes penales. Germán Antilaf, en particular, ya cumplía una condena por robo agravado y, ahora, su sentencia fue unificada con la de prisión perpetua.
La familia de Otoño, entre el dolor y la justicia
Desde el inicio del juicio, la familia de Otoño Uriarte estuvo presente en cada audiencia. Este jueves, al escuchar la sentencia vía zoom, no se pudieron ver los rostros de tan anhelada sentencia. La condena era la justicia que tanto esperaron, pero el vacío de Otoño sigue intacto.
Este crimen no solo marcó a Fernández Oro, sino que también dejó huellas en la justicia rionegrina. A lo largo de los años, distintas organizaciones de derechos humanos y familiares de víctimas denunciaron la lentitud del proceso y las irregularidades en la investigación.
El próximo paso: el cumplimiento efectivo de la pena
Con la sentencia dictada, la Oficina Judicial deberá realizar el cómputo de la pena y remitir los legajos al Juzgado de Ejecución. La querella deberá ser informada sobre cualquier decisión que se tome respecto a los condenados.
Si bien el caso Otoño Uriarte se cerró judicialmente, las heridas que dejó siguen abiertas en la memoria de su familia y de toda una comunidad que luchó 18 años para que su asesinato no quedara impune. La sensación es que la justicia llegó tarde y no repara. También dejó entrever que todavía ronda cierta impunidad.
La imagen de Otoño Uriarte nunca dejó de estar presente. Su rostro, sus sueños truncos, su historia de lucha atravesaron cada una de las audiencias del juicio que se extendió por meses. Este jueves 20 de marzo, la Justicia de Río Negro puso fin a una espera de 18 años: sus asesinos fueron condenados a prisión perpetua.
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