Por unanimidad declararon culpable a Figueroa por el femicidio de Gisela Fuentes en Centenario

La defensa planteó en su alegato que se trató de un hecho "no intencional". El imputado le pidió disculpas a la familia. "Descansá mami", gritó una de sus hijas al oír el veredicto.

Gisela Fuentes tenía 41 años y tres hijas. Trabajaba en un emprendimiento de viandas. Foto Cecilia Maletti.

El jurado popular respaldó hoy la teoría de la fiscalía: el 1 de octubre de 2023 Gisela Fuentes fue asesinada en un contexto de violencia de género en su casa de Centenario por quien era su expareja, Roberto Figueroa, con un arma de fuego. En ese ataque, además, intentó matar a la persona que se encontraba con ella, Alejandro Cabrera.

«Descansá mami, ahora podés descansar tranquila», gritó Agustina, la hija mayor de Gisela, mientras el jurado se retiraba de las sala. El veredicto unánime se conoció esta tarde, a las 16.15.

La mujer de 41 años fue una de las nueve víctimas de femicidio que hubo en 2023 en la provincia de Neuquén.

En su alegato de clausura, el fiscal jefe Agustín García, sostuvo que ese domingo, alrededor de las 7, Figueroa saltó el portón y pateó la puerta (quedaron tres improntas de calzado marcadas). Rompió el pestillo para ingresar por la fuerza a la casa de quien había sido su pareja durante trece años, y la mamá de una de sus hijas. Entró con un arma, como lo había hecho en 2021, y comenzó a disparar.

García indicó que el perito que declaró en juicio demostró que ese tiro provenía de la puerta de ingreso, con trayectoria ascendente, y la marca quedó en la zona de la arcada de la casa.

El revólver calibre 38 tenía seis proyectiles y se encontraron cuatro vainas percutidas, que coinciden con la cantidad de estruendos que registran los videos de las cámaras de seguridad.

Figueroa buscó a Cabrera en la vivienda. El primer disparo no salió, el segundo impactó en su hombro, y entonces huyó. El imputado lo persiguió. No lo alcanzó, regresó a la casa y es allí donde cometió el femicidio. Le tiró a Gisela a menos de un metro de distancia. Según la autopsia, la mujer se tapó con su antebrazo izquierdo (la cara interna tenía signos de ahumamiento), lo que significa que intentó defenderse.

En el video se escucha una voz femenina que dice: «ey che, no estábamos haciendo nada, dejalo por favor», «no estaba haciendo nada«. Para el fiscal eso es una muestra más de la asimetría (desigualdad) que había en el vínculo: aun separados, ella sentía que debía darle explicaciones a él, «como si hubiera estado haciendo algo que no debía».

Luego Figueroa tomó su auto, un Duna color blanco con el que había llegado, y trató de encontrar a Cabrera. Volvió y se quedó junto al cuerpo. Llamó a la policía y dio una primera versión: «por favor necesito ayuda, acá le dispararon a mi señora, acá, un chorro por favor necesito ayuda».

Cuando llegó el primer agente de la policía dio un giro a la historia: Figueroa aseguró que Cabrera fue el que estaba armado, que huyó a los tiros, y uno de ellos le dio a la víctima.

Figueroa fue declarado culpable esta tarde. Foto Cecilia Maletti.

El fiscal remarcó que la violencia de género atravesó toda la relación y que no es «una ideología» sino que hay leyes y «tenemos que respetarlas». Mencionó que Figueroa ejercía violencia verbal a través de insultos humillantes («trola, planera«), psicológica (ella tenía miedo que si en redes sociales él veía que estaba con otras personas se enojara) y física, como perseguirla con un cuchillo mientras Gisela tenía a su beba en brazos, en un cumpleaños.

El defensor Gustavo Palmieri no discutió la responsabilidad de su asistido. Ayer Figueroa reconoció que lo hizo. Solicitó que sea condenado por el homicidio no intencional de su expareja (omitiendo el contexto de violencia de género) y por las lesiones graves, agravadas por arma de fuego, de Cabrera.

De acuerdo a su teoría, el disparo fue accidental, en un forcejeo (por eso el acusado tenía rasguños en el pecho y en su ropa), en una relación «disfuncional», en la que ambos se maltrataban. En ningún momento admitió que su asistido entró empuñando un arma. Hizo hincapié en que el hombre «no debió romper la puerta e ingresar al domicilio», pero todo lo que ocurrió no fue con voluntad de matar, de hecho, dijo, se quedó junto al cuerpo y él mismo pidió ayuda, no trató de ocultar lo que hizo.

En sus últimas palabras ante el jurado, Figueroa se disculpó con familiares y amigos «de la mamá de mi hija». «Mi intención no fue hacerle daño», enfatizó, sino «defenderla». «Me salió todo lo contrario», agregó.

Cómo continuará el caso


El acusado fue declarado culpable del femicidio de Gisela y del intento de homicidio de Cabrera. El juez Lucas Yancarelli, que dirigió el juicio, será el encargado de fijar la pena.

Esto se realizará en una próxima audiencia, a fin de mes.

Por el tipo de delito la única posible es la prisión perpetua.


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