Escándalo: denuncian una investigación paralela e ilegal de la policía de La Angostura
La investigación por el asesinato de Robinson Gatica en Villa La Angostura dejó al descubierto complicidades policiales de alto nivel. Confirmaron la prisión domiciliaria de los cinco suboficiales acusados de darle muerte.
Robinson «Robin» Gatica, de 32 años, murió en un oscuro procedimiento policial realizado en su vivienda de Villa La Angostura el 20 de julio pasado. Por protocolo, la Policía de Neuquén tiene prohibido investigar el episodio y la fuerza que interviene es Gendarmería. Pero en una audiencia realizada hoy se descubrió que un comisario neuquino le pasa información al defensor de uno de los cinco suboficiales imputados en el crimen, a espaldas de la fiscalía.
El fiscal del caso, Adrián De Lillo, habló de una «investigación paralela», mientras que el querellante Virgilio Sánchez afirmó que «a mí no me llama la atención, es de manual cuando hay casos de violencia institucional, cuando hay un homicidio donde están involucrados agentes de seguridad».
El escándalo se suma a lo que sucedió desde el mismo día del hecho: los policías que intervinieron alteraron la escena del crimen, no preservaron el cadáver, lo hicieron trasladar sin esperar a criminalistas ni forenses, movieron objetos y elementos, de modo que resulta casi imposible restablecer el cuadro original.
La causa del fallecimiento por ahora no se pudo establecer, en parte por las malas condiciones de preservación y traslado del cuerpo.
El resultado preliminar de la autopsia habla de que el cuerpo «presenta características compatibles con muerte violenta». El miércoles se realizó un ateneo médico en Neuquén del cual participaron varios integrantes del Cuerpo Médico Forense, pero todavía no llegaron a una conclusión.
La audiencia de hoy fue pedida por los defensores de los cinco policías imputados y con prisión domiciliaria: cabo primero Víctor Hugo Muñoz (asistido por Víctor Pettorosso); sargento Darío Luis González; cabo primero Alejandro Bravo; cabo Erwin Alejandro Mora y oficial David Ezequiel Cuevas (defendidos por Rubén Alejandro Casas y Celestino Guzmán). Ante el juez Juan José Nazareno Eulogio, insistieron en su pedido de libertad.
El informe de la polémica
Entre otros argumentos, Pettorosso leyó «un informe labrado por el comisario Luis Ferragut que da cuenta del mal procedimiento de Gendarmería Nacional».
Gendarmería fue la fuerza que advirtió sobre la alteración de la escena del crimen, entre otros aspectos de la investigación.
El fiscal De Lillo le preguntó por la fecha de ese informe: 22 de julio.
«El comisario Ferragut brinda información a las defensas y no a la fiscalía», dijo De Lillo.
«Un comisario no es defensor de cinco imputados, no debe actuar parcialmente. Cuando hablamos de ocultamiento de la información, y de un trabajo paralelo, esta situación me llama sumamente la atención», agregó.
«Se maneja información entre la defensa particular y la policía, y yo me entero en una audiencia«, dijo el fiscal con fastidio.
Adelantó que pedirá informes a los jefes policiales para conocer los motivos por los cuales “la fiscalía no cuenta con esta información que se están transmitiendo en forma reservada entre ellos”, por los abogados defensores y el comisario.
El director de Seguridad Interior de Junín de los Andes, comisario mayor Juan Carlos Ibarra, estaba al tanto del informe de Ferragut ya que era el destinatario.
Pettorosso es un abogado conocido en La Angostura por sus modos prepotentes. Tiene una causa en un juzgado de Familia –Río Negro no pudo confirmar si sigue vigente la exclusión del hogar-, hace ostentación de ser legítimo portador de armas de fuego, y amenazó con denunciar ante la fiscalía a una exmaestra de Robinson Gatica que le escribió una emotiva carta de despedida.
Marcado por la tragedia
La familia Gatica-Quintriqueo (el apellido de su madre) también es muy conocida en La Angostura, donde está asentada desde hace años. Su vida estuvo asociada a la tragedia: el 23 de diciembre de 2000, sus tíos Salvador Gatica y Elvira Quintriqueo, de 42 y 49 años, y el hijo de la mujer, Orlando Quintriqueo, de 24, murieron al incendiarse la precaria vivienda que habitaban en el paraje El Corralito.
Río Negro publicó en esos días que amigos y familiares de Gatica y Quintriqueo reclamaron una investigación. Se quejaron en forma especial por la tardanza en llegar de los bomberos y consideraron sospechoso que las víctimas no hubieran podido abandonar la casa antes de que la envolvieran las llamas. El caso fue reflotado por la periodista Susana Lara en una nota reciente en El Cohete a la Luna.
Conocido desde la adolescencia
Robinson era adicto a la cocaína y el alcohol, en la comisaría lo conocían desde su adolescencia y, según quienes lo frecuentaban, varias veces había sido víctima de apremios ilegales. En el último tiempo había dejado de consumir porque en la municipalidad, donde trabajaba como recolector de residuos, le hacían controles periódicos.
Nadie sabe por qué la madrugada del 20 de julio pasado volvió a consumir. Aún se ignora qué sustancias y en qué cantidad.
Tuvo una especie de brote, y su familia pidió ayuda a la policía para que lo controlen. El tema era claramente de salud pública, pero intervino una fuerza de seguridad sin capacitación para manejar estas situaciones de crisis.
Solo y desarmado
Cuando Robinson estaba solo y desarmado, los cinco policías imputados ingresaron a la pequeña vivienda, le dispararon un balazo de plomo que no dio en el blanco, cinco escopetazos con perdigones de goma en las piernas, lo golpearon y esposaron boca abajo. Diez minutos después, estaba muerto.
Como dijo el querellante Sánchez, «entraron al lugar cinco policías entrenados y armados, pero el peligroso era Gatica, que terminó muerto«.
En la audiencia de hoy, el juez Eulogio rechazó los pedidos de la defensa y confirmó la prisión domiciliaria de todos los acusados.
Es posible que la fiscalía abra un nuevo legajo a partir de la investigación paralela e ilegal que se descubrió hoy.
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