Perpetua para Figueroa por el femicidio de Gisela Fuentes en Centenario: «que se siga haciendo justicia por las demás»

Un jurado popular lo declaró culpable por unanimidad. Hoy el juez de Garantías le impuso la pena máxima.

«Figueroa Roberto, sala 11», avisó por teléfono la operadora de la Oficina Judicial. El policía trajo esposado al imputado, que en agosto fue declarado responsable del femicidio de su expareja, Gisela Fuentes, y de haber intentado asesinar al hombre que se encontraba con ella, Alejandro Cabrera, en Centenario. El juez de Garantías, Lucas Yancarelli, le impuso hoy la pena de prisión perpetua.

El fiscal jefe Agustín García sostuvo en la audiencia que el Código Penal prevé para estos hechos la pena máxima, que es indivisible, no se pueden valorar atenuantes ni agravantes.

El defensor Sebastián Perazzoli (en lugar de Gustavo Palmieri que participa del juicio por el abuso sexual grupal de Silvia Cabañares) pidió la inconstitucionalidad de la perpetua, porque planteó que el único fin de la pena es la resocialización, y que una persona condenada de por vida no tiene ninguna chance de pensar un proyecto por fuera de la cárcel (no accede al régimen de salidas anticipadas).

Presentó dos testigos -un vecino de Figueroa y un compañero de trabajo- para justificar que había sido tranquilo durante sus 40 años de vida, que tenía dos hijas, una de ellas con la víctima. En definitiva: que era una persona joven y sin antecedentes penales. Por eso solicitó una pena de 30 años de prisión.

El jurado popular emitió un veredicto unánime y entendió que el 1 de octubre de 2023, Figueroa ingresó a la casa de Gisela, de la que ya se había separado, aproximadamente a las 7. Saltó el portón, forzó la puerta y le gatilló a Cabrera con un revolver calibre 38. Lo hirió, pero el hombre logró huir. Lo persiguió, no lo alcanzó, regresó a la vivienda y le disparó a la mujer en la zona del tórax.

Esta mañana volvió a repetir lo que dijo en el juicio: que ese día fue «sin intención de herir a nadie» y que «salió mal». Según su declaración quería protegerla de una «mala junta». Gisela ya lo había denunciado por un grave hecho anterior de violencia de género, casi calcado a este, cuando ingresó a los tiros a su casa en 2021.

El juez es el encargado de fijar la pena. Yancarelli no hizo lugar al pedido de inconstitucionalidad (el mismo temperamento tomó en el caso del femicidio de Cielo López) y aseguró que el proyecto de vida que había quedado trunco era el de Gisela. Manifestó que Cabrera ese día huyó «despavorido» y que ella no pudo hacerlo «por su vulnerabilidad», no del momento sino construida «durante años» de una relación violenta. Indicó que la pena era razonable.

«Me sentí muy tranquila», afirmó Agustina, la hija mayor de Gisela a la salida. El 15 de septiembre tiene fecha de parto. Le agradeció al fiscal y a su equipo «que nos han acompañado desde el día uno». Agregó: «Se hizo justicia y que se siga haciendo justicia por las demás personas que hoy faltan y que no sea ni una más».


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