Muerte del soldado en Zapala: «Le dije al juez en la cara que el asesino de mi hijo es del Ejército»
Natalia Uribe declaró ante el juez Greca y le exigió que investigue el caso como un homicidio. Reveló detalles desconocidos sobre la investigación. Denunció que sigue el encubrimiento del Ejército y comparó la diferente actitud con el caso de los soldados muertos en un accidente. El sábado habrá otra marcha.
«Tuve la fortaleza para decirle al juez en la cara: ‘por más que usted me diga que mi hijo estaba deprimido, angustiado, o las cuentas no le cerraban como usted quiere, ya tenemos la pruebas científicas de que a mi hijo lo mataron en el cuartel de Zapala‘. Esperaban que llorara, me quebrara, y yo estoy firme, porque quiero que se haga justicia».
Natalia Uribe, la mamá del soldado Pablo Jesús Gabriel Córdoba (21) relató cómo fue su encuentro cara a cara con el juez federal que maneja el caso, Hugo Greca. El viernes declaró en el expediente, «y le dije que no podemos seguir viviendo con un asesino suelto en Zapala. Y ese asesino pertenece al Ejército».
En diálogo con diario RÍO NEGRO, expresó también su preocupación porque «están trasladando a todos los jefes. Ya se fue (el teniente coronel Enrique Rafael) Lamas, y ya le salió el pase al teniente coronel Germán Isidro Green, jefe del Grupo de Artillería de Zapala.
«Green marcó todo el accionar»
«La llamada de Green avisando que un soldado se había querido suicidar marcó todo el accionar, hacia arriba y hacia abajo del Ejército», recordó Natalia. «Tendrían que destituirlos en vez de darles el pase».
Otro que abandonará el cuartel será el teniente primero Rodrigo Emiliano González, quien era oficial de servicio la madrugada del 1 de junio pasado, cuando Pablo estaba de guardia y recibió los dos disparos en la cabeza.
Como sucedió cuando se produjo el asesinato del soldado Omar Carrasco en el mismo cuartel en 1994, el Ejército está sacando de escena a toda la cadena de mandos. Y nunca hizo público el expediente administrativo que inició para investigar las responsabilidades.
«Algunos muertos valen y otros no»
«Hay un encubrimiento sistemático por parte del Ejército», denunció la madre de Pablo.
«Me duele en el alma ver cómo algunos muertos valen y otros no», agregó. «De corazón lamento lo que están pasando las familias de los que murieron en el accidente, porque sé del dolor de alguien que pierde a un ser querido. Pero veo que ahora apareció hasta el jefe del Ejército (general Guillermo Pereda). ¡Qué importante hubiera sido que nos llamara, aunque sea para decirnos ‘lo siento mucho, ustedes me entregaron un hijo vivo y yo se los devuelvo en un cajón’. No puedo creer que tenga esa actitud».
Otro detalle revelador
En cuanto a la investigación, reveló un importante detalle que hasta ahora se desconocía. Como viene informando este medio, Pablo recibió dos disparos en diferentes sectores de la cabeza; su fusil no tenía huellas digitales; el cargador estaba suelto y faltaban municiones y vainas.
Los primeros momentos de la investigación, que son claves para esclarecer un caso, estuvieron plagados de desprolijidades y en manos de inexpertos, en el mejor de los casos. La cuestión es que una vaina del cargador fue hallada 10 días después, y otra 35 días después.
Esta última «estaba enterrada debajo de un tronco. Dígame si esto no es plantar una evidencia», afirmó Natalia.
«Mi hijo ya no sólo se tuvo que pegar dos tiros, sacar el cargador y borrar las huellas del fusil, sino que también tuvo que levantar un tronco, enterrar una vaina y volverlo a bajar», ironizó.
Lo que dijo la autopsia
La ampliación de autopsia, como informó diario RÍO NEGRO, es concluyente: cada uno de los disparos que recibió Pablo tuvo entidad suficiente para causarle la muerte, y el primero de ellos, cualquiera haya sido el orden, le produjo «inhabilitación para realizar cualquier acto consciente y activo».
Otra pericia encontró restos compatibles con pólvora en las palmas de la mano, pero no en el dorso, que es donde se deposita la mayor cantidad de residuos cuando alguien dispara un arma.
«Lo dice la ciencia, no lo invento yo», remarcó.
«Nos toman el pelo»
Natalia afirmó que «siento que nos toman el pelo. El juez sigue preguntando cómo estaba de ánimo mi hijo. Yo en todo momento le hablé del homicidio. Que investigue todo lo que quiera, pero alguien mató a mi hijo y es del Ejército».
En esa línea, añadió que «hay muchas cosas internas que sólo las sabe el Ejército. Mi hijo ese día no tenía que estar de guardia, la cambió. A qué hora y en qué lugar estaba haciendo guardia, lo sabían los que están atrás de esto».
Nueva marcha, a cuatro meses
El sábado a las 23:30 habrá una marcha de antorchas que partirá de la explanada municipal y terminará frente a la Guarnición Militar Zapala, donde trabajaba Pablo.
A las 0 hora, cuando se cumplan cuatro meses de la muerte, encenderán velas para recordarlo y exigir justicia.
Natalia invitó a toda la comunidad para que sigan acompañando a la familia en su reclamo de justicia.
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