Muerte del soldado en Zapala: a tres meses, convocan a una marcha de banderas
Pedirán "verdad y justicia" para Pablo Córdoba. La familia insiste con su reclamo para que el juez cambie la carátula de la causa, de "muerte dudosa" a "homicidio".
Este viernes, 1 de septiembre, se cumplen tres meses desde que el soldado voluntario Pablo Gabriel Jesús Córdoba (21) murió de dos disparos en diferentes lugares de la cabeza, durante una guardia en el Grupo de Artillería 16 de Zapala. Su familia convocó a una «marcha de banderas» para pedir «verdad y justicia».
«Queridos vecinos de Zapala, les pedimos a todos que nos acompañen en esta nueva marcha, esta vez les pedimos que se acerquen con una bandera o una camiseta de Argentina, las que agitaremos en pedido de verdad y justicia», escribió en las redes sociales Natalia Uribe, la mamá de Pablo.
«Hace tres meses que estamos sumidos en un dolor y una incertidumbre terrible, peleando para que el juez Hugo Greca nos dé respuestas. Pablo necesita descansar en paz y eso sólo se logrará cuando haya justicia y encuentren a su/sus asesino/s», agregó.
La concentración será este viernes, a las 11. Como en otras oportunidades, el sitio elegido es Roca y Ejército Argentino, frente al ingreso a la Guarnición Militar donde trabajaba la víctima.
Desde allí la columna marchará hasta la sede del juzgado federal de Zapala, que tiene a su cargo la investigación, para reclamar justicia.
La madrugada de la muerte
Pablo era soldado voluntario desde hacía 10 meses, y tenía decidido continuar la carrera en la escuela de oficiales en Buenos Aires. Su papá, Juan José Córdoba Salto, es suboficial principal en la Base de Apoyo Logístico.
El día de su muerte no le correspondía estar de guardia, pero cambió el turno con una compañera. Hasta la 1 de la mañana estuvo intercambiando mensajes y organizando un asado. Dos días después sería la fiesta por el día del soldado argentino, y ya se había comprado la ropa para asistir. No tenía problemas económicos ni sentimentales, tampoco con su familia, ni enemigos.
Entre las 6 y las 6:10 de la mañana se escucharon dos disparos. Pablo fue hallado con dos balazos en distintos sectores de la cabeza, presuntamente disparados por su fusil FAL. Lo trasladaron al hospital de Zapala, y a las 8:55 «dejó de luchar», como dijo su mamá.
El Ejército informó que se había suicidado, y desde el minuto cero la investigación estuvo plagada de sospechosas maniobras que dificultan el avance hacia la verdad de lo que sucedió.
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