Megaespionaje judicial: «me parece tenebroso», dijo la exjueza del caso Lago Escondido
Silvina Domínguez y Pablo Matkovic dieron más detalles sobre la investigación del espionaje ilegal que sufrieron por parte del Ministerio de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires.
«Desconozco los motivos de querer espiar a la gente, me parecen tenebrosos», dijo la exjueza Silvina Domínguez, sobre el megaespionaje descubierto por la Procuración de Investigaciones Administrativas. El defensor federal de Neuquén, Pablo Matkovic, relacionó el espionaje que sufrió con su participación en un concurso para la Cámara de Roca, y pidió que se averigüe «hasta dónde llegó la intromisión».
Domínguez, jueza federal de Zapala y subrogante en Bariloche, recién jubilada, y Matkovic, defensor federal de Neuquén, figuran en una lista de más de un centenar de personalidades políticas, judiciales, sociales, sindicales y de derechos humanos que fueron espiados de manera ilegal por el Ministerio de Seguridad y la Policía del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Lo singular de ambos es que no residen ni trabajan en la CABA, y según dijeron anoche en el programa Desiguales de la TV Pública, tampoco la visitan con frecuencia.
Cómo fue el espionaje ilegal
La intrusión ilegal a la base de datos biométricos del Registro Nacional de las Personas (Renaper) se hizo aprovechando un convenio que firmó el gobierno de Mauricio Macri para implementar el sistema de reconocimiento facial, con el objetivo de que las cámaras de vigilancia de la CABA ayudaran a recapturarar a 40.000 prófugos.
Pero una investigación fiscal determinó que el Ministerio de Marcelo D’Alessandro capturó los datos de 10 millones de personas. El ahora exministro dio como explicación que procuraban actualizar domicilios para cobrar multas de tránsito.
«A mis datos ingresaron tres veces, y yo no manejé nunca en mi vida en la CABA», dijo Matkovic a Río Negro.
Causas con mapuches y Lago Escondido
En diálogo con el programa Desiguales, la exjueza Domínguez señaló que al hacerse cargo del juzgado de Bariloche -época que coincide con la intrusión en sus datos privados- «comencé a intervenir en un amparo de una comunidad mapuche».
Consultada sobre la causa de Lago Escondido, o Los Huemules, contestó que «nunca leí los chat».
Hizo referencia a los intercambios de mensajes entre D’Alessandro, jueces, fiscales y empresarios que viajaron a la estancia de Joe Lewis, y que ella investigó por el presunto delito de dádivas.
«Los chat aparecieron después, y no los quise leer para no contaminar mi trabajo», indicó.
También afirmó que «trabajé 42 años en el Poder Judicial, trabajé en dictadura. Miedo no tengo». El trabajo de Silvina Domínguez en el juzgado federal de Neuquén fue decisivo para el avance de la investigación de delitos de lesa humanidad en la región, que luego llegaron a juicio conocidos como «La Escuelita».
Temas mapuches y ambientales
Por su parte Matkovic dijo a la TV Pública que «yo manejaba causas sensibles relacionadas con temas ambientales, una demanda por el relevamiento territorial mapuche, pero como defensor intervine en todo tipo de casos».
«Buscando patrones, asocio el espionaje con mi idea de cambiar de rol. Me presenté a un concurso -en el Consejo de la Magistratura de la Nación- para juez de la Cámara Federal de Roca, y los datos están relacionadoa a procesos dentro de ese concurso».
«Alguien quería saber más sobre quién era yo, por fuera de mi currículum», especuló.
Matkovic expresó que «espero que la investigación logre tener avances para darnos certeza. Silvina y yo tenemos trayectoria en el Poder Judicial, pero nuestras familias se sienten intranquilas. Esperamos que Comodoro Py y el fiscal nos den un poco de luz, saber hasta dónde llega la intromisión, esperamos que la Asociación de Magistrados se pronuncie fuertemente, que haya compromiso, que se averigüe por qué desde la CABA se estuvieron entrometiendo con los datos de Silvina y míos, que estamos en la Patagonia».
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