Más mujeres en cargos con decisión en la justicia de Río Negro

Un informe del Poder Judicial revela la participación que tienen en el organismo. Son mayoría en primera instancia, pero el porcentaje baja en cargos altos. El STJ está integrado por tres varones y dos mujeres. El Tribunal de Impugnación, la Procuración y la Magistratura entre los más masculinizados.

¿Qué lugar ocupan las mujeres en la justicia de Río Negro? ¿Se respeta el cupo femenino? ¿Participan de cargos jerárquicos? ¿Aumentó en comparación con otros años? La página 19 del voluminoso informe estadístico del Poder Judicial de Río Negro, que se hizo público días atrás, arroja una primera cifra: el 66 por ciento de los cargos del organismo público están ocupados por mujeres. El primer dato objetivo es que las mujeres prácticamente duplican a la cantidad de hombres en todas las áreas judiciales de la provincia.


Un segundo dato revela que hay más cargos femeninos entre jueces y secretarias que llegan al 55 por ciento, aunque a medida que la pirámide sube esa cifra tiende a bajar, sobre todo en el Tribunal de Impugnación donde solo hay una mujer entre los cuatro cargos: Rita Custet, exdefensora general de la Procuración.


La diferencia también es significativa en las cámaras, que se trata del rango más alto entre jueces y juezas de circunscripción. Allí el cupo femenino es del 29 por ciento. En la cúspide la distribución es más equitativa: el STJ está conformado por tres hombres: Ricardo Apcarian, Sergio Barotto y Sergio Ceci y dos mujeres: Cecilia Criado y Liliana Piccinini:60 por ciento vs 40 por ciento.

La brecha es mucho más amplia con la Procuración que preside Jorge Crespo de donde confluyen la defensoría que tiene como defensor general a Arial Alice y la fiscalía que tiene como fiscal general a Fabricio Brogna. Los tres cargos más importantes del Ministerio Público dependen de varones.

La última mujer en ocupar un cargo en ese tridente fue justamente Custet quien fue defensora general hasta que ganó el concurso para el Tribunal de Impugnación que se abrió con la reforma del Código Procesal Penal en 2017. Algo similar ocurrió con Piccinini que tiene un cargo más jerárquico. Hay tres mujeres entre los ocho puestos de mayor jerarquía en Río Negro.

El STJ, más equilibrado

El STJ está al borde de la paridad y la discusión del cupo femenino influyó en la última elección. La Procuración es el organismo más masculinizado, al igual que el Tribunal de Impugnación y el Consejo de la Magistratura que es el órgano que elige y remueve funcionarios.


Salvo Santa Cruz, el resto de las provincias patagónicas tiene más hombres que mujeres en puestos jerárquicos. El Mapa de Género de la Justicia Argentina que elabora la Corte Suprema da cuenta de que las mujeres son el 57 por ciento de la dotación total de la justicia argentina y representan el 61 por ciento de su funcionariado. En los cargos máximos su representación es del 30 por ciento.


Río Negro se sale de la media en los magistrados de primera instancia, no así en la cúspide. Pero está por encima de muchas provincias, además tiene un organismo específico de Género y Derechos Humanos con una política transversal y además pública sus datos actualizados.


Una de las impulsoras de la política de género fue la jueza del Superior Tribunal de Justicia, ya jubilada, Adriana Zaratiegui. Cuando hubo que cubrir su vacante, surgió la discusión por el cupo femenino que mantuvo la actual magistrada Cecilia Criado. Junto con Liliana Piccinini conforman el bloque de mujeres en el STJ.


Piccinini fue Procuradora de la provincia, que no abrió ese debate y hoy es el organismo más masculinizado: el Procurador Jorge Crespo completa la tríada con el fiscal general Fabricio Brogna y el defensor general Ariel Alice. Antes de Alice, su sucesora fue Rita Custet, otra precursora del cupo femenino junto con Piccinini.


Hoy Custet integra el Tribunal de Impugnación, el segundo organismo judicial más masculinizado después de la Procuración. Es la única mujer entre los cuatro integrantes que se creó con la reforma del Código Procesal Penal, en 2017. Lo integran además; Miguel Cardella, Carlos Mussi y Adrián Zimmermann.

Pero la coyuntura está en el Consejo de la Magistratura que es el órgano encargado de designar y remover magistrados y magistradas. Es notablemente masculino: lo integran tres legisladores y por los Colegios de Abogados, salvo excepciones como las de Cipolletti, pocas mujeres se sientan a tomar decisiones.

Fuero penal

En el fuero penal, la reforma del código procesal, abrió la puerta a muchas mujeres que hoy son juezas, fiscales y defensoras. Incluso la Oficina Judicial tiene dos directores y dos directoras. El fuero de Familia tiene una gran mayoría femenina, salvo por el único juez de Familia hombre: Jorge Benatti, quien presta funciones en Cipolletti.


Los fueros de ejecución, civiles y del trabajo están repartidos. Los colegios de abogados se justifican en que no hay muchas mujeres que ejerzan el derecho penal, así como no hay muchos hombres que se dediquen al de familia. Es casi una explicación simplista para justificar la disparidad. Las provincias con mayor densidad poblacional como Buenos Aires y Córdoba también tienen mayoría masculina, salvo la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Según el informe de la Corte Suprema, si bien las mujeres logran hacer carrera dentro del Poder Judicial hasta convertirse en la mayoría de su funcionariado (61 por ciento), el denominado “techo de cristal” aparece para las mujeres cuando concursan para la magistratura y, más aún, para acceder al máximo nivel de autoridad.


En este sentido, en el período analizado, a modo de ejercicio, se calculó que los funcionarios varones tuvieron el doble de chances de convertirse en Magistrados, Procuradores, Fiscales o Defensores, y 3,6 veces más posibilidades de integrar las máximas autoridades que sus pares mujeres funcionarias en el sistema de justicia argentino.


Entre jueces y juezas del fuero penal hay más mujeres. Ese número engloba magistradas de garantía, de juicio y de ejecución penal: el 56 por ciento. También son mayoría en los juzgados de Paz: el 55 por ciento.


Un claro ejemplo es Cipolletti que hasta el año pasado tenía todas las juezas de Garantías mujeres: Sonia Martín, Agustina Bagniole, Rita Lucia y Amorina Sánchez Merlo quien ganó el concurso en noviembre pasado por la jubilación de otra magistrada: Laura González Vitale.


Recién a fines del año pasado se sumó un hombre: Juan Puntel quien vino trasladado de Viedma para dar respuesta a la alta demanda de la circunscripción. Entre los jueces de juicio hay mayoría hombres: cuatro contra dos: Florencia Caruso y Alejandra Berenguer, que además fue la primera fiscal en comisaría y la primera mujer fiscal y jueza de la circunscripción.


El fuero penal aparece como punta de lanza en el incremento del cupo femenino a cargos jerárquicos de primera instancia. Este ejemplo de Cipolletti también se repite en el resto de las circunscripciones y tiene como génesis la reforma del Código Procesal penal, porque antes de 2017 prácticamente no había mujeres entre jueces y fiscales.

El caso más significativo es el fuero de familia que cuenta con 13 juezas y un solo juez, el cipoleño Jorge Benatti. Además de la Procuración, hoy aparece el Concejo de la Magistratura como uno de los más “masculinizados”.


Con la nueva presidencia a cargo de Sergio Ceci casi no hay mujeres en el organismo interpoder. Solamente representantes de los colegios de abogados. Los tres legisladores también son varones. Lucas Pica y Facundo López por el oficialismo y Juan Martín por la oposición.

Gente joven y con carrera profesional

Otro dato significativo del informe anual que elaboró el Poder Judicial de Río Negro es el promedio de edad y de antigüedad entre los 2665 empleados que tiene el organismo púbico. La edad media entre todos ellos es de 44,62 mientras que la trayectoria está por encima de los 11 años. Estos números explican la carrera judicial en la provincia que inician como empleados de menor rango y logran llegar a cargos de jerarquía.


Sin ir más lejos en la Cuarta Circunscripción los últimos cargos fueron obtenidos por jóvenes como el caso de Guillermo Merlo que de fiscal pasó a juez de Juicio con menos de 40 años. Lo mismo ocurrió a fines del año pasado con el concurso a jueza de Garantías que ganó Amorina Sánchez Merlo quien era secretaria de Cámara.


Se quedó con el cargo que quedó vacante por la jubilación de Laura González Vitale. Otro caso de jueza joven es el de Georgina Amaro Piccinini, hija de la jueza del STJ Liliana Piccinini, quien se quedó el año pasado con el puesto de jueza de Garantías en Viedma con menos de 35 años. La mayoría de los concursos a fiscales en el Ministerio Público Fiscal también fueron obtenidos por menores de 40 años.


Otro caso que supera los 40 años, pero marca el recorrido interno es de Pablo Zille. Fue el juez de Paz más joven de Cipolletti y en diciembre de 2022 fue designado como defensor coordinador MARC. Zille recibió varios elogios del juez del STJ Ricardo Apcarian quien ese año presidió el Consejo de la Magistratura.

Fue Inspector de Justicia, en los hechos fue el jefe de los 49 jueces y juezas de Paz de la provincia y está señalado como el magistrado que le cambió por completo la cara a la justicia de Paz en la provincia.


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