Exclusivo Suscriptores

“Los errores hay que pagarlos”: las sorpresivas palabras finales en el juicio por la estafa al Ipross

El farmacéutico condenado por la mayor cantidad de hechos habló con resignación. Sus colegas insistieron en sus inocencias.

Conectada por Zoom desde Allen, Sandra Fasano se remitió a las palabras de su defensora, Patricia Espeche, cuando ayer le ofrecieron hablar, en el final de la cesura del juicio por la millonaria estafa al Ipross. 

Segundos después, en la sala del subsuelo de los tribunales provinciales de Roca, Rodolfo Mastandrea tomó el micrófono y también hizo propios los argumentos de su abogada, pero agregó: “Soy inocente”

Raúl Mascaró habló un poco más, apelando a la historia de su familia en Roca. «No sé qué hago acá. Mi familia vive hace 50 años acá. No es justo, por todo lo que trabajé. Todo me lo quitaron, vaya a saber por qué intereses, pero no porque haya hecho algo ilegal”, sostuvo. 

Mastandrea y Mascaró se manifestaron inocentes. La fiscalía pidió 8 años y medio y 7 años de prisión para ellos.

Lo que seguramente pocos esperaban fueron los casi diez minutos de exposición que protagonizó Fabio Caffaratti. 

El farmacéutico, a quien se le atribuyó el mayor perjuicio al Ipross dentro del global de delitos, habló de manera pausada y describió todos los pasos que dio para intentar continuar en libertad, sin alegar en ningún momento la inocencia de la que hablaron sus colegas. 

Contó sobre el fallido intento para reparar el daño a través de un juicio abreviado y del pago de un monto millonario (el miércoles se habían mencionado 70 millones) y dijo que decidió cerrar su farmacia porque “no me daba la cabeza para atender a mis hijos, atenderme yo mismo, y atender el proceso penal”. 

“Voy a aceptar lo que el tribunal… la pena que tenga que darme, y seguiré adelante hasta el último momento, en el que el futuro me diga lo que tengo que hacer”, soltó Caffaratti antes de afirmar que “los problemas, en la vida, hay que saberlos reparar”. 

Las frases más fuertes llegaron sobre el final. El farmacéutico dijo que “en estos cinco años perdí mucho: amigos, familia, mi esposa…por suerte a mis hijos no”. 

Y cerró admitiendo que “la libertad es algo que uno no tiene en la cabeza cuando transita la vida comercial”.  

“Uno no está preparado y a veces no sabe las consecuencias. Todo el mundo tiene errores y los errores hay que pagarlos. Estoy preparado para la pena que me tengan que dar”, concluyó. 


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Comentarios

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Ver Planes ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora