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Las razones de los profundos cambios en la fiscalía de Neuquén: roces, discusiones y reparto del trabajo

Desde el 1 de setiembre mudarán de especialización varios fiscales del caso, y también les asignan nuevos equipos de trabajo a los fiscales jefes en la Primera Circunscripción. Búsqueda de mayor eficiencia en el trabajo y reacción ante conflictos internos, las razones.

El fiscal general de Neuquén, José Gerez, dispuso una profunda reorganización del Ministerio Público en la Primera Circunscripción, la más poblada y con mayor grado de conflictividad de la provincia. Les asignó nuevas áreas a los fiscales jefe y movió de lugar a fiscales del caso.

Mientras tanto, espera que el Consejo de la Magistratura avance con la selección de gran cantidad de funcionarios -fiscales jefe y fiscales del caso- e impulsa concursos internos para la promoción de asistentes letrados, que tienen casi las mismas facultades que los fiscales del caso. En otro frente, espera que la Legislatura apruebe la equiparación salarial entre los fiscales del caso y los jueces de Garantías.

Detrás de semejante movida hay razones estadísticas, de carga de trabajo, de enfrentamiento a modalidades delictivas, mezcladas con otras más caseras: choques de personalidades, alguna queja por maltrato que no se llegó a materializar en denuncia, roces y asperezas más o menos comunes en todos los grupos de trabajo que no se llegan a limar.

Un breve repaso por la estructura del Ministerio Público Fiscal en Neuquén capital: por debajo del fiscal general Gerez hay tres fiscales jefe, Pablo Vignaroli, Maximiliano Breide Obeid y Juan Agustín García (un cuarto cargo se está concursando), y de ellos dependen fiscales del caso divididos por agencias especializadas. También integran la estructura asistentes letrados y funcionarios.

El primer cambio


Los cambios comenzaron de manera suave en julio, con la creación de la unidad fiscal especializada en Violencia contra las Mujeres, Diversidades y Delitos Sexuales.

Fue producto de la fusión de las fiscalías de Género y Delitos Sexuales. Gerez invocó en la oportunidad que «resulta necesario unificar la intervención del Ministerio Público Fiscal en casos donde las mujeres, las diversidades y las infancias, resultan víctimas de delitos cometidos con violencia por razones de género o de delitos sexuales; en tanto integrantes de tres grupos en situación de vulnerabilidad que merecen especial protección por parte del Estado».

Designó allí a las fiscales del caso que ya venían trabajando en ese área: Carolina Mauri, Lucrecia Sola, Silvia Moreira y Manuel Islas. La coordinación quedó a cargo del fiscal jefe Breide Obeid. Pero esta formación duró poco.

Reestructuración a fondo


En los últimos días se supo de un cambio mucho más brusco y profundo. Quizá lo que más llamó la atención fue el pase de María Eugenia Titanti, fiscal del caso de Homicidios, a la unidad de Género y Delitos Sexuales.

También se incorporará a esa agencia Valeria Panozzo, de la anodina unidad fiscal de Actuación Genérica, donde a partir del 1 de septiembre quedará sola su colega Paula González.

A su vez, en la fiscalía de Homicidios también hubo modificaciones sustanciales. No le quedará ni el nombre, ya que pasará a llamarse unidad fiscal de Delitos Contra las Personas. Bajo la conducción de Agustín García asumirá la investigación de los asesinatos (consumados y tentados), las lesiones leves, graves y gravísimas, los abusos de armas, y renovará casi por completo su dotación: como fiscales del caso quedarán Andrés Azar, Lucrecia Sola y Silvia Moreira.

La reestructuración no alcanzó, por ahora, al fiscal jefe Pablo Vignaroli, quien tendrá a cargo Delitos Económicos, Robos y Hurtos, Atención al Público y Asignación de Casos, Ejecución Penal y la fiscalía de Rincón de los Sauces. Seguirá con los mismos fiscales del caso.

La carga de trabajo


La reestructuración del Ministerio Público Fiscal responde a una realidad: las agencias de Homicidios y de Delitos Sexuales tenían dos fiscales del caso cada una, y están desbordadas de trabajo. No sólo en cantidad, también en complejidad.

El fiscal general José Gerez encuadró la reorganización del Ministerio Público en la necesidad de responder a esas demandas.

“En el caso de delitos sexuales y violencia de género no hay salidas alternativas. Necesito fiscales que hagan juicios. Por eso habrá cuatro, cada una con dos asistentes letrados”, explicó a este medio.

Gerez aseguró que “todos los traslados fueron conversados. Jamás emití una resolución de manera autoritaria”.

«Tengo que saber escuchar a la gente»


En ese sentido dijo que “las organizaciones y las personas son dinámicas, y yo tengo que saber escuchar a la gente que me dice cumplí un ciclo, o no me llevo bien con tal persona, o tal situación me generó un desgaste. Hay que mover al componente humano para que encaje. Hay muy buenos fiscales, pero también tienen que ser buenos jefes”.

Según las fuentes consultadas, no se presentaron denuncias oficialmente ni se abrieron sumarios, pero existieron quejas en diversas áreas que dieron pie a los pases y traslados.

La despareja carga de trabajo, más de una vez mencionada en publicaciones en diario RÍO NEGRO, mezclada con diferentes personalidades, egos, recelos y otros roces más o menos habituales en cualquier grupo de trabajo, se convirtió con el tiempo en un caldo de cultivo de conflictos cotidianos.

Disputas internas, acusaciones y tironeos de diversa clase entre varios de los y las integrantes del Ministerio Público fueron escalando en gravedad.


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