Facundo Castillo: se desmoronó el equipo de la defensa hasta el veredicto del jurado popular en Cipolletti
El imputado Ramiro Gutiérrez llegó al debate con dos reconocidos letrados y la asesoría de Burlando y su staff. En los alegatos sólo estuvo Martín Segovia. El jurado lo responsabilizó de todos los cargos.
Ramiro Gutiérrez, quien fue declarado culpable de matar a Facundo Castillo, transitó simbólicamente por dos juicios. El primero fue al inicio, con un filoso alegato de su defensor Carlos Vila Llanos que hizo sucumbir al auditorio a través de la duda. Después jugó con el imponente estudio de Fernando Burlando y, finalmente, en la última etapa perdió al tenaz abogado, exjuez destituido, quién debió ser internado.
Una semana después, terminó con un Martín Segovia deslucido y cansado. Ayer lo declararon culpable por el homicidio de Facundo Castillo en Cipolletti y en el juicio de cesura se definirá la pena que va de los 8 a los 25 años. Fue juzgado por un tribunal popular por lo que el piso de la condena es de 12 años.
Las dos postales del imputado en el inicio y en el final del juicio por el crimen de Facundo Castillo mostraron dos caras antagónicas que culminó con una votación unánime del jurado que lo halló responsable de todos los cargos: homicidio simple y cinco tentativas de homicidio.
Ramiro Gutiérrez llegó el lunes pasado a la sala 6 de los tribunales cipoleños con un superequipo de abogados. Además de sus dos defensores originales Carlos Vila Llanos y Martín Segovia se sumó el mediático Fernando Burlando que llegó a la región con parte de su staff para brindar una suerte de asesoría jurídica pero también de contención emocional. Al menos así se lo vio en varias oportunidades, con gestos paternales hacia imputado. Lo abrazó en varias oportunidades en muchos casos para explicarle cuestiones jurídicas.
Una semana más tarde, también un lunes, Gutiérrez se fue de la misma sala con el acompañamiento de su familia y el solitario Martín Segovia quien quedó solo en una de las batallas jurídicas más importantes del juicio: los alegatos de cierre.
El defensor Segovia había sido actor de reparto en la apertura. Su colega Vila Llanos fue quien se llevó todos los flashes con un alegato que puso en debate el principio de la duda razonable. Si bien los alegatos no forman parte de la prueba, la imagen del letrado fue otra metáfora del proceso penal. La defensa se fue desdibujando con el correr de las jornadas. Pero no por su incapacidad, sino por las pruebas que fueron llegando al jurado y que determinaron el fallo del tribunal popular.
Vila Llanos, exjuez destituido del Río Negro, no pudo estar en la última audiencia por un problema de salud. Entre viernes y sábado tuvo que recibir atención médica durante el juicio en dos oportunidades y la última lo derivó al hospital. Ayer no asistió al cierre del juicio porque continuaba en un centro de salud.
Caso Facundo Castillo: Burlando se fue antes I
Burlando se había ido mucho antes: el jueves. El mediático que desacreditó la teoría de la fiscalía en los pasillos de los tribunales cipoleños alegó compromisos de su apretada agenda y no volvió a aparecer. Con él se fue su mano de derecha Javier Ignacio Baños. Quien se quedó fue la hija Delfina Burlando pero la joven tampoco estuvo en la audiencia final.
El cierre del debate también tuvo como protagonista a Gutiérrez quien decidió tener la última palabra – es su derecho- antes que el jurado comience la deliberación. Pidió disculpas a la familia de Facundo, aseguró que no tuvo intención de matar y luego hundió la cabeza entre las manos para sellarse en un largo llanto. Al joven se lo vio emocionado en muchos pasajes de debate. Tras eso volvió a su silla y se acomodó casi en la misma posición frente a un rosario de madera marrón que lo acompañó toda la jornada.
Los alegatos del juicio por Facundo Castillo
Antes se escucharon a las partes que volvieron a ratificar los alegatos de apertura pero con toda la prueba producida lo que mostró a los acusadores con un semblante mucho más seguro que en el inicio del debate oral y público.
El fiscal jefe Santiago Márquez Gauna y el querellante Juan Coto hicieron una buena dupla y se dividieron tareas. El funcionario público se enfocó más en los datos objetivos, sobre la prueba y además cuestionó a los peritos de la defensa. Los desacreditó y fue muy crítico con Enrique Prueger a quien tildó de “poco serio”. “Prueger nos trajo un montón de cosas, habló de muchas otras más. ¿Pero qué dijo sobre el hecho? Nada, mostró ejemplos que poco tenían que ver” aseguró.
Coto apeló más al discurso subjetivo y emocional, pero con un anclaje en las pruebas y volvió a ratificar que Gutiérrez actuó con soberbia e ira. Ambos pidieron que se lo condene por todos los cargos.
A su turno Segovia desplegó un extenso alegato que viró entre los cuestionamientos a los peritos de los acusadores y a reafirmar que la fiscalía y querella no pudieron probar el hecho. El letrado habló por más de una hora en el recinto lleno de familiares y medios de comunicación, pero por momentos se enredó en su afán de desacreditar la acusación. Evidenció una vez más su seria falencia para hablar al micrófono.
Incluso Márquez Gauna, en la réplica de los alegatos, trató de mentiroso a Vila lo que generó un fuerte cruce que se resolvió en un cuarto privado entre las partes y el juez Guillermo Merlo.
El magistrado leyó unas extensas instrucciones en lenguaje técnico (está muy de moda el lenguaje claro pero no llegó a los tribunales cipoleños) y el jurado comenzó a deliberar a las 14.40. Alrededor de las 17, quien presidió el tribunal le entregó al juez el dictamen: culpable de todos los cargos.
Caso Facundo Castillo: Burlando se fue antes II
La participación del estudio de Fernando Burlando se fue desmoronando como un castillo de naipes a lo largo del juicio. Comenzaron con el anuncio de que intervendrían como oyentes para futuros recursos ante la Corte Suprema y que estarían atentos a los alegatos. Pero a lo largo de la semana su presencia se diluyó.
El primero en no concurrir fue el propio Burlando, aunque continuaron asistiendo su hija Delfina y otros colaboradores del estudio. Pero el jueves, el defensor Carlos Vila Llanos, quen también debió abandonar el debate por cuestiones de salud, le recriminó a Ramiro Gutierrez la asistencia del staff del estudio capitalino: ¿Por qué estos tipos de Buenos Aires dicen en los diarios que nos asesoran Ramirito?, lanzó en un cuarto intermedio.
Desde entonces ni Burlando ni ningún integrante del estudio concurrió al resto de las audiencias.
La presencia del precandidato a gobernador por la provincia de Buenos Aires tampoco reunió el consenso esperado en el Alto Valle. De hecho, mucha gente le cuestionó en la vereda la “doble vara” con el caso de Fernández Baez Sosa, quién también fue asesinado después de una fiesta.
Al mediático se lo escuchó hacer algunos alegatos de pasillo, su única participación jurídica en el juicio, además de mostrarse muy receptivo con el imputado.
Cuestionó al fiscal jefe Santiago Márquez Gauna quien se caracteriza por sus destrezas oratorias. De hecho da clases en otros países de latinoamérica en materia de litigación. Como respuesta, también de pasillo, se escuchó a más de un operador judicial afirmar que Burlando leyó todos los alegatos en el caso Baez Sosa. “Vi cuestiones bastante precarias”, llegó a declarar el letrado antes de abandonar Cipolletti. La batalla jurídica de pasillo culminó cuando los Burlando tomaron el avión a la Capital en el aeropuerto neuquino Presidente Perón.
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