Explosión y muerte en Aguada San Roque: surgen más datos de la imprevisión y falta de controles

En la tercera jornada del juicio oral declararon varios testigos que aportaron detalles sobre la manera en que se llevó adelante la obra de gas en la escuela albergue.

Un expediente con fechas y datos ficticios, planos que aparecen y se evaporan, notificaciones nunca cursadas, empleados que no figuran en ninguna parte… tres días de juicio oral van conformando un cuadro de irregularidades que empiezan a explicar el trasfondo de la explosión en la que murieron tres personas en la escuela albergue de Aguada San Roque.

En la audiencia de este miércoles, el gerente de Asuntos Legales de YPF Gas, Agustín Vulliez, confirmó que nunca notificaron a la empresa sobre la obra en la escuela, pese a que existe obligación legal.

El aviso, explicó el gerente de legales, debe hacerse al comienzo de la obra para que la empresa corte el suministro y retire el regulador. En el paraje rural se operó mientras una parte del edificio tenía gas provisto por un zeppelin.

En la misma audiencia, dos empleados que trabajaron en la obra dieron cuenta de más irregularidades. Ratificaron que los trabajos no estaban terminados, pese a lo cual empezaron las clases presenciales. Uno de ellos afirmó que nunca fue nadie a realizar una inspección mientras que el testimonio del otro dejó serias dudas, por motivos que se explicarán en esta nota.

Pedida, licitada, adjudicada, subcontratada


Como viene informando diario RÍO NEGRO, la ampliación y remodelación de la escuela albergue 144 ubicada a 60 kilómetros del corazón de Vaca Muerta es una mamushka y las responsabilidades se van diluyendo hasta recaer en los eslabones más débiles.

Fue solicitada por el Ministerio de Educación, que tiene un área de Infraestructura Escolar. No hay nadie imputado de ese sector.

La licitación privada la hizo Obras Públicas, y hay cuatro funcionarios acusados: el ex subsecretario (se jubiló en el cargo) Roberto Vicente Deza; el director provincial de Obras Contratadas Raúl Capdevilla (otro jubilado); el director de Obras Contratadas, Carlos Córdoba; y el inspector de obra Sergio Percat.

El sospechoso que falta


La empresa adjudicataria que debía realizar los trabajos era Arte Construcciones. Su dueño, Héctor Villanueva Montalbán y el representante técnico Diego Bulgheroni, están imputados.

Arte Construcciones subcontrató a un individuo llamado Eduardo Afione, quien de manera inexplicable no está imputado en este juicio. El Tribunal Superior de Justicia lo benefició con una suspensión de juicio a prueba.

Este miércoles se supo que estaría realizando trabajos en el Hospital Norpatagónico.

El que lo reveló fue un obrero que trabajó para él en Aguada San Roque y lo hizo «hasta el viernes» en la obra del hospital, llamado Franco Vinet.

Los eslabones más débiles


Su declaración fue muy favorable a la postura de las defensas, quizá por esa relación de dependencia con Afione, quizá porque antes de que entrara a declarar, uno de los imputados le ofreció un trabajo, según le confesó Vinet en una charla privada al fiscal jefe Gastón Liotard. ¿Eso invalida todo su testimonio? No, pero obliga a pasarlo por un riguroso tamiz.

Mucho más espontáneo sonó otro obrero que trabajó hasta el día de la explosión, Benjamín Irigoita. Declaró sin tapujos que Afione lo contrató de manera informal, sin aportes, y que le pagaba plata en mano una vez por semana.

Vivió en una casa precaria que le alquiló Afione supuestamente al presidente de la comisión de Fomento de Aguada San Roque. «Teníamos pocos recursos pero había mucha necesidad, había que ir», relató. Cosas que suceden alimentadas por la necesidad de trabajo, la desregulación total y el abandono del Estado.

Le pagaba Afione, pero ayudaba a Nicolás Francés, el gasista que murió en la explosión del 29 de junio del 2021 junto con su sobrino Mariano Spinedi y la docente Mónica Jara.

El vínculo Afione-Francés


Francés tampoco «existía» como empleado: su esposa Marcela Altube declaró en la primera jornada del juicio que «no tenía ni un papel», que había respondido a un llamado de Eduardo Afione por «recomendaciones» y porque «necesitaba el trabajo».

Vinet, por su parte, dijo que no sabía quién le pagaba a Francés. «Él decía que era su propia empresa», contó.

Vinet también trabajó ¿con o para? Francés de manera informal. Le costó explicar el vínculo que lo unió con el gasista porque aseguró que no cobró de él, y antes había dicho que Afione lo tenía formal, con aportes y bancarizado, pero que ya se había desvinculado para el día de la explosión. Más desprolijidades.

La obra «terminada» y el olor a gas


Irigoita relató que cinco días antes de la tragedia, Francés se reunió con la directora de la escuela, Martha Báez, y firmaron un papel «como que la obra ya estaba terminada», lo cual no era cierto. Sobre ese documento se habló mucho en la audiencia del martes, como ya se informó.

Vinet e Irigoita coincidieron en un punto: la mañana de la explosión sintieron olor a gas. Se lo dijeron a Francés, quien prometió ocuparse del tema después del almuerzo. Así lo hizo, y ocurrió la explosión a las 13:50.

Mientras que Irigoita dijo que nunca vio a nadie de Provincia ni de la empresa realizar una inspección, Vinet tiró un salvavidas: citó varias veces «al arquitecto Diego», en lo que se tomó como una alusión al imputado Bulgheroni, y a «un inspector de provincia» que sería Percat, hasta ahora el más comprometido de los funcionarios.

La estrategia de las defensas


A medida que avanza el juicio la fiscalía (Gastón Liotard y Gabriela Macaya) y las querellas (Emanuel Roa Moreno, Darío Kosovsky, Federico Egea y Juan Kairusz) anotan cada punto que consideran a favor, las defensas (Juan Coto, Gonzalo Rodríguez, Martín Segovia, Ivan Chelia y Melina Pozzer) llevan la misma cuenta pero en espejo.

¿Qué dicen tener en su haber las defensas? Si bien no mantienen una estrategia en bloque, siguen en líneas generales una teoría del caso: la explosión ocurrió por impericia de Francés y en la escuela había personal docente porque la directora Martha Báez así lo decidió. Argumentan que no se puede probar un nexo entre la tragedia y el rol de los funcionarios ni los empresarios.

Todavía falta mucho debate por desarrollar, y los ánimos se van caldeando de la poco. La cantidad de objeciones que se cruzan durante los interrogatorios son un síntoma de ello.


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