Explosión y muerte en Aguada San Roque: «Tendría que haber ido yo», el duro testimonio de la directora

Martha Báez declaró durante 3 horas en la séptima jornada. Relató la falta de comunicación con los superiores. "Para Mónica Jara fue su primer día y para mí, fue el último", dijo sobre la docente fallecida.

Era la testigo más esperada del juicio. Martha Báez ocupaba la dirección de la escuela albergue 144 de Aguada San Roque el 29 de junio del 2021, cuando se produjo la explosión que causó la muerte del gasista Nicolás Francés, su sobrino Mariano Spinedi y la docente Mónica Jara. Para las defensas de los funcionarios y empresarios imputados, es la principal responsable por haber abierto la escuela. La fiscalía y las querellas la consideran el eslabón más débil en la cadena.

Por estrategia de la parte acusadora, a Martha le tocó declarar este martes en la séptima audiencia del juicio oral. Afuera de la Ciudad Judicial caía una mezcla de lluvia y nieve. En la sala 12 imperaba un silencio absoluto mientras ella, con los ojos cerrados todo el tiempo, fue detallando los pormenores de la historia.

Se hizo cargo de la dirección en marzo del 2020, cuando la escuela ya estaba en obra. Nunca supo bien el alcance de los trabajos ni quién era la empresa contratista; con el único que interactuó unas pocas veces fue con Nicolás Francés, el gasista.

Explosión en Aguada San Roque: la resolución 440


Atravesó la pandemia y el 11 de junio del 2021 le comunicaron la resolución 440 del CPE que ordenaba el regreso a la presencialidad. «Me pregunté qué iba a hacer con los niños, porque la escuela no tenía gas», dijo.

El 23 de junio, Francés le entregó un certificado según el cual la obra de gas estaba terminada. Hay mucha polémica alrededor de ese papel que, en los hechos, no tiene ningún valor: la única firma que consta es la de Martha dando por recibido conforme.

Ni el gasista estaba autorizado para emitirlo ni ella para recibirlo, pero a los dos les resultó funcional. Supuestamente con ese documento Francés podría cobrarle a Eduardo Afione, el hombre que lo subcontrató irregularmente, sin papeles, y la directora tenía un respaldo para abrir la escuela.

El respaldo firmado que no le daban ni la supervisora Elizabeth Fernández, a quien se lo pidió expresamente, ni el Distrito Escolar 6, ni la Dirección de Escuelas Rurales de Fabio Luna, ni la Dirección de Nivel Inicial de Patricia Cressatti, ni el Consejo de Educación, ni nadie de la voluminosa estructura burocrática ubicada por encima de su cargo (y de su salario) que quedó convenientemente afuera del radar de la justicia penal.

Explosión en Aguada San Roque: «Estábamos tan felices»


El 28 de junio volvió la presencialidad con solo dos docentes, Mónica Jara y Oscar Urrutia (el resto se plegó a una medida de fuerza de ATEN) y unos pocos alumnos. Esa noche durmieron todos en la escuela.

«Estábamos tan felices -evocó Martha- nos contábamos nuestras historias». Para Mónica era su primer día como docente. El ambiente estaba bien calefaccionado.

Explosión en Aguada San Roque: La mañana del 29


A la mañana siguiente, martes 29, dictaron clases. La directora se sorprendió al encontrarse a Francés. «No sé a qué vino, yo había pedido ayuda porque el agua estaba congelada en las cañerías, y él me dijo: ‘sí, también hago ese trabajo'».

Francés había ido con Spinedi y dos albañiles: Franco Vinet y Benjamín Irigoita, convocado por Eduardo Afione para terminar de instalar calefactores y un termotanque según otro testimonios.

Explosión en Aguada San Roque: «Tendría que haber ido yo»


Llegó entonces el momento crucial del relato de Martha. Estaban por almorzar, y Francés le dijo que necesitaba entrar al dormitorio de las mujeres.

«Nunca supe para qué necesitaba ir. Yo le dije a Mónica ‘andá vos’ porque ahí estaban sus cosas. Tendría que haber ido yo. Todos los días tengo que luchar contra esa imagen», dijo cortada por el llanto.

Pero en medio del dolor, relató algo muy relevante: «Le pedí a Mónica que vaya. Cuando abrió la puerta se escuchó un estruendo».

La hipótesis de la acusación es que había una pérdida de gas en el entretecho, y que la deflagración se produjo al accionar las luces. La defensa en cambio dice que la fuga era en los calefactores, y que la explosión la causó Francés al accionar el magiclick para encenderlos, lo que tendría que haber llevado más tiempo.

Extrañamente, nadie le pidió a Martha detalles sobre el instante de la explosión.

La directora dijo que vio a Mónica salir por una ventana, quiso ayudarla y «una lengua de fuego me tiró para atrás. Ahí fue cuando me descompensé». Este relato coincide con el de Irigoita, que la auxilió en ese momento.

Los defensores le preguntaron si había evaluado suspender las clases. Ella respondió que según el CPE el riesgo de Covid había disminuido, y respetando el protocolo se podía volver a la presencialidad. «No era mi función evaluar si la obra estaba terminada o no», afirmó. «Lo mío era lo pedagógico».


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