Explosión en Aguada San Roque: conmovedor testimonio de un docente que compartió horas con Mónica Jara

Se desarrolla la segunda audiencia del juicio contra seis imputados por la explosión y muerte en la escuela de Aguada San Roque.

Mónica Jara se presentó el lunes 28 de junio del 2021 a su primer día de trabajo presencial en la escuela albergue 144 de Aguada San Roque. Todo era nuevo para ella. Entre los compañeros que conoció estaba Oscar Urrutia, un docente, veterinario, con largo recorrido en escuelas rurales. Este martes, en la segunda audiencia del juicio por la explosión que causó tres muertes, recordó cómo fueron las pocas horas que compartió con las víctimas fatales.

Lo más relevante fue que Urrutia confirmó que la escuela todavía estaba en obra. «Había por lo menos tres o cuatro operarios trabajando», dijo al declarar como testigo.

Sin embargo, no había ninguna medida de seguridad: ni carteles, ni cintas, ni tambores. Nadie les dijo que se fueran, ni que evitaran ingresar a determinados espacios. Tampoco los había visto en mayo, cuando fue a la escuela a realizar tareas de limpieza. Por ese entonces también estaban trabajando, pero con la diferencia de que no había clases presenciales.

Uno de los que parecía a cargo de los trabajos era «un señor viejito», según lo describió el docente. Todo indica que se refería a Nicolás Francés, el gasista que murió en la explosión junto a su sobrino Mariano Spinedi.

Urrutia contó que habían sido convocados a trabajar de manera presencial por la docente Martha Baez el jueves anterior en una reunión por Zoom. Se encontraron el lunes 28, esa noche cenaron en la escuela, y así pudo enterarse de que Mónica había hecho muchos sacrificios para recibirse de docente, que su marido estaba sin empleo y que era su primer trabajo.

También supo que le gustaba el fútbol y que estaba muy agradecida por el buen recibimiento. Le había contado a Juan, su pareja, que temía no sentirse a gusto en la escuela pero le sucedió todo lo contrario.

Tres explosiones y el fuego


Esa noche durmió en el albergue de niñas y a la mañana siguiente contó se quedó encerrada porque no funcionaba el picaporte. Urrutia le aconsejó que en casos así, salte por la ventana. Anécdotas intrascendentes que habrían quedado en el olvido si no fuera porque la tragedia que ocurrió después les dio relevancia.

El testigo contó que «el señor viejito» le pidió a Mónica que lo acompañara al albergue de niñas, donde tenía que «hacer un arreglo». Le mostró una tijerita de plástico y le dijo en broma: «esta es la llave maestra», que usaría para abrir la puerta sin picaporte.

Un par de minutos después escuchó tres explosiones, vio el fuego, el humo, los gritos, los llantos.

El propio Urrutia se quebró al recordarlo. «Una impotencia tengo por todo esto… Ojalá que no pase nunca más», dijo.


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