Estafa con planes sociales en Neuquén: el entramado detrás de la prisión domiciliaria a Sánz

La decisión fue por unanimidad, pero estuvo precedida de inusuales cruces de los que nadie quedó a salvo: fiscales, jueces, defensores y hasta la Oficina Judicial.

Afuera de la Ciudad Judicial, en el alto de la ciudad de Neuquén, el viento se esmeraba para justificar el alerta naranja del Servicio Meteorológico Nacional. En el interior, en la sala 14, el aire estaba inmóvil. Hasta que Néstor Pablo Sánz escuchó que el Tribunal de Revisión le otorgaba, por unanimidad, la detención domiciliaria y ordenaba que ese mismo día se fuera a una vivienda cuya ubicación se mantiene en secreto. El arrepentido más famoso de la causa Planes Sociales se tomó la cabeza con las manos, esta vez con alivio y lagrimeó, dejando escapar la angustia.

Sánz pasó 130 días alojado en una celda. Le dictaron prisión preventiva el 10 de julio pasado junto con su exjefe en la dirección de Planes Sociales, Ricardo Soiza, y su excompañero Marcos Ariel Osuna. Estos dos últimos siguen presos, al menos por dos meses más.

El Tribunal de Revisión, integrado por Raúl Aufranc, Juan Pablo Encina Rivero y Raquel Gass, entendió que su situación no es igual a la de Soiza y Osuna. La colaboración que prestó a la investigación al declarar el 1 de noviembre pasado fue decisiva.

Cambio de conducta


«La declaración que (Sánz) prestó ante la fiscalía de Delitos Económicos tiene entidad, el caudal de información que aportó es importante. Es una declaración de alguien que está acusado de ser uno de los jefes de una asociación ilícita. Los otros (imputados del mismo delito) no lo hicieron. Debemos valorar con más intensidad el descargo», fueron algunos de los argumentos del Tribunal de Revisión.

Agregaron que «no es la misma situación que los otros detenidos. Debe ser tenido en cuenta su cambio de conducta».

Con la guardia baja


La decisión, en realidad toda la audiencia de este viernes, encontró con la guardia baja a la fiscalía de Delitos Económicos. Su jefe, Pablo Vignaroli, está de viaje. También el único fiscal del caso, Juan Manuel Narváez, quien intentó conectarse por Zoom pero no lo logró.

De esta manera, la fiscalía estuvo representada por la fiscal de Rincón de los Sauces, Rocío Rivero (quien también se conectó por Zoom desde su ciudad), y la asistente letrada Agustina Jara.

Enfrente se encontraron con Gustavo Palmieri, quien aprovechó para desplegar todos sus argumentos en defensa de Sánz. Hubo pocas réplicas del otro lado, y se incluye al abogado Gustavo Kohon, quien actúa como querellante en representación de la fiscalía de Estado.

Una mancha de aceite


Palmieri: «No pido un premio para Sánz, pero es irrazonable que oculte información cuando ya la dio». (Matías Subat)

Se van sumando situaciones inesperadas en esta causa, la más compleja por lo menos de la última década y seguro la más ardua en materia de corrupción estatal. Y como una mancha de aceite, está alcanzando a jueces, fiscales y hasta a la Oficina Judicial.

Palmieri recordó este viernes que el fiscal Narváez le aseguró que no se iban a oponer a la prisión domiciliaria de Sánz luego de su declaración del 1 de noviembre. El defensor pidió una audiencia diferenciada a la Oficina Judicial, pero nunca se la fijaron. Entretanto, apareció un nuevo arrepentido que salpicó a Sánz, y la fiscalía lo utilizó para desacreditarlo.

Sánz, Soiza y Osuna son los únicos tres detenidos con prisión preventiva, que fue prorrogada el 10 de noviembre. Los abogados de los tres pidieron revisión. Lo lógico era que la situación se resolviera en conjunto por un mismo Tribunal y así lo pidieron Palmieri y Narváez. Sin embargo la Oficina Judicial, se reveló ayer, agendó audiencias separadas contrariando su criterio anterior. (Palmieri no podía asistir el martes, y pidió reprogramación).

La recusación y la casi excusación


Bordón en primer plano, Encina Rivero y Aufranc. Marchas y contramarchas en la integración del Tribunal. (Matías Subat)

La confirmación de la prisión preventiva contra Soiza y Osuna fue por mayoría de otro Tribunal de Revisión (es un organismo que se integra por sorteo y le puede tocar a cualquier juez o jueza del Colegio).

A favor de que sigan detenidos votaron los jueces Gustavo Ravizzoli y Juan Pablo Encina Rivero, mientras que su colega Dardo Bordón dijo que debería analizarse otorgarle una domiciliaria.

Bordón hizo varias consideraciones que pueden interpretarse como un adelantamiento de opinión y se veía venir que sería recusado por la fiscalía. Y así ocurrió: el fiscal Narváez pidió su apartamiento por «inmiscuirse en temas que no fueron litigados» (se metió con la situación de Sánz, que no era objeto de la audiencia) y por «extralimitarse en su función».

Era lógico que Bordón se apartaría si le tocaba tratar la situación de Sánz. Es más: el propio juez reveló que el mismo martes le informó a la Oficina Judicial que no lo considere para integrar el Tribunal que debía resolver la situación del arrepentido. Su colega Aufranc lo describió como «una suerte de excusación».

Bordón, otra vez


Sin embargo llegó el viernes y Bordón tuvo que sentarse como juez del Tribunal de Revisión, junto con Encina Rivero y Raúl Aufranc. La Oficina Judicial lo designó pese a su advertencia.

Bordón se disgustó con los términos de la recusación de la fiscalía. Cuando empezó a dar sus argumentos ocurrió otra situación extraña: el juez Aufranc dijo que lo estaba contaminando con información, y sugirió retirarse de la sala.

De inmediato el abogado Palmieri planteó que recusaría al tercer juez, Encina Rivero porque había participado de la audiencia anterior (Soiza-Osuna) y también podría estar «contaminado».

Aufranc retrocedió y se quedó en su lugar, y Bordón continuó con su exposición. Entre otros puntos, dijo que no se inmiscuyó en temas que no fueron litigados: «a Sánz se lo nombró 38 veces en la audiencia. Esteban Sampayo (defensor de Soiza) lo nombró 6 veces, Fernando Diez (defensor de Osuna) 10, el fiscal Narváez 17, el juez Ravizzoli dos, y yo tres».

Al final, dijo: «admito, con reservas, esta recusación».

Hubo un cuarto intermedio y cuando se reanudó la audiencia, ya estaba en su reemplazo Raquel Gass. La recusación de Encina Rivero no se concretó.

Una causa con todos los ojos encima


Minucias procesales para algunos, pero en una causa que tiene los ojos de la opinión pública y del mundo político encima, no deberían ocurrir estos desajustes: fiscales que se ausentan en audiencias claves; jueces y defensores que dejan expuesta a la Oficina Judicial (cuyo titular, Juan Ignacio Guaita, está esperando que la Legislatura le apruebe el pliego para ser juez); acumulación o desdoblamiento de audiencias, recusaciones, apartamientos y así.

La nueva declaración de Sánz


Sánz habló breves minutos en la audiencia. Dijo que no declaró antes del 1 de noviembre «porque teníamos órdenes de arriba».

También aseguró que «fui condicionado por la fiscalía». Agregó que «en la fiscalía me preguntaron por nombres propios y no están imputados. Voy a ampliar mi declaración, y si quieren lo hago bajo juramento de decir verdad».

Por fuera de los legajos que maneja la fiscalía de Delitos Económicos circulan nombres de supuestos beneficiarios de la maniobra a los cuales nunca Sánz ni ningún otro imputado o imputada, mencionó en una declaración judicial.

Hubo una época en la cual la fiscalía iniciaba investigaciones de oficio de presuntos hechos de corrupción a partir de publicaciones periodísticas, pero esos tiempos quedaron muy atrás.


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