Empleada de La Angostura víctima de acoso sexual y maltrato pide que la reincorporen

Le cortaron el contrato por denunciar a compañeros de trabajo y a sus jefes. El año pasado fue víctima de mobbing y agresiones sexuales. Afirma que el municipio no capacita en perspectiva de género.

Romina realizaba trabajos en el área de Obras Públicas de la Municipalidad. (Foto ilustrativa).

Romina Vera continúa la batalla por el reconocimiento de sus derechos. Su contratación en la municipalidad de Villa La Angostura fue publicitada como «la primera mujer obrera», pero menos de dos años después la dejaron cesante. En el medio padeció una extensa serie de maltratos por parte de jefes y compañeros de trabajo, y un grave episodio de acoso sexual. Ahora inició un reclamo administrativo ante el intendente Fabio Stefani (MPN) para recuperar su empleo.

«Muchas mujeres seguimos viviendo el mismo ninguneo, la falta de respeto, de empatía, de los mismos compañeros de trabajo», dijo Romina a Río Negro.

Su caso se hizo conocido por este medio el 12 de diciembre del año pasado. La novedad es que ahora, patrocinada por la abogada Lorena Miani, inició un reclamo administrativo ante la municipalidad. Es el paso previo a la acción judicial.

En paralelo, sigue vigente la medida cautelar impuesta por un juez civil que le impide al hombre que la agredió sexualmente acercarse a ella, en el marco de la ley 2786 que tiene como objeto prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

Romina, que tiene cuatro hijos y es sostén de familia, consiguió un trabajo precario durante la temporada de verano. La municipalidad no sólo le cortó el contrato, sino que también congeló una mejora habitacional que ya tenía aprobada.

Sin capacitaciones


En diálogo con este medio, dijo que la municipalidad no brinda capacitaciones en perspectiva de género y que muchas mujeres atraviesan situaciones similares a la suya, pero no se atreven a denunciarlas porque se arriesgan a perder el trabajo.

Su abogada Miani confirmó que la ley Micaela (de capacitación de funcionarios en perspectiva de género) y el protocolo municipal Guadalupe (lleva el nombre de una víctima de femicidio en La Angostura) no se aplican.

Mobbing laboral


El tiempo que estuvo contratada, Romina fue asignada a una cuadrilla integrada completamente por varones, tuvo jefes varones, y no recibió ninguna capacitación para las tareas de albañilería que debió realizar. Algunas de ellas requerían un esfuerzo físico que la excedía.

Aprendió porque su padre trabajó en la construcción y le enseñó, y mirando videos en YouTube. Su grado de conocimiento llegó a tal punto que les indicaba a sus compañeros cuando estaban haciendo mal un trabajo, relató Miani.

Romina por su parte dijo que enseguida comenzó el maltrato laboral. La excluyeron del grupo de whatsapp de los obreros; no le avisaban de cambios de horarios o de locaciones de trabajo («iba a la mañana al lugar donde me habían citado y no había nadie, estaba sola»); se burlaban de ella a sus espaldas; menospreciaban sus capacidades y hacían comentarios sobre su aspecto físico.

La impunidad agravó la situación


A pesar de que denunció reiteradamente cada uno de estos episodios, nadie le dio una respuesta. Ante la impunidad las agresiones fueron escalando, hasta que fue víctima de un episodio de abuso sexual por parte de un compañero de trabajo.

«Por mis denuncias me encasillaron como quilombera, pero el problema no era yo, eran ellos». afirmó Romina.

¿Represalia política?


El año pasado, cuando hubo internas en el Movimiento Popular Neuquino de Villa La Angostura, ejerció su libertad cívica y acompañó a una lista que perdió. En forma coincidente, le retuvieron el sueldo -le pagaron recién el día 18-, le enviaron mensajeras con la sugerencia de que renuncie, y finalmente no le renovaron el contrato.

Hoy está con asistencia psicológica. «Me cuesta salir sola a la calle, por más que él tiene una perimetral y no se me puede acercar tengo miedo todo el tiempo», dijo.

Señaló que sus objetivos son «volver a trabajar en lo que me gusta» pero en un «ambiente seguro para todos, no sólo para las mujeres. Que se dejen de vulnerar derechos como me pasó a mí. Yo como mujer no tenía derecho a nada».


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