El juez más querido y odiado de Bariloche, deja su cargo
Rubén Marigo se radicó en la ciudad cordillerana en 1973. Ejerció como abogado laboral de muchos gremios hasta que asumió como juez. Nunca abandonó su militancia en la APDH.
Con cuarenta años como abogado laboral y asesor de la mayoría de los gremios de Bariloche, once años como juez y una férrea militancia en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), Rubén Marigo se acogió a la jubilación.
Barilochense apreciado y admirado por muchos; rechazado por otros. “No se puede estar bien con Dios y con el diablo”, reconoce este hombre de 73 años, con una sonrisa, consciente de haber despertado amores y odios.
Nació en el barrio porteño de Pompeya y llegó a Bariloche el 7 de abril de 1973, hace más de 50 años, para reemplazar en el sindicato gastronómico al abogado Ariel Asuad que asumía como diputado. En ese momento, empezó su militancia política y social.
“Fueron años muy difíciles. Viví acá la última dictadura y me tuve que ir unos cuatro meses a Esquel porque el diputado nacional Álvarez Guerrero me avisó que estaba en las carpetas negras. Cuando volví, fui citado por Burgoa (exdirector de la escuela de instrucción militar e interventor de la municipalidad en 1976). Me prohibió hacer derecho del trabajo y no podía salir de la ciudad”, señaló.
Bariloche, recordó, no fue ajena a la persecución, desaparición y muerte de esos años. “El ejemplo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en la lucha contra la impunidad nos llevó a mantener las banderas altas en defensa de los Derechos Humanos y lograr la condena de los genocidas”, dijo aunque reconoció que aún hoy, “el país tiene una deuda importante, con muchas condenas pendientes y libertad domiciliaria. Muchos han quedado innimputables por cuestiones de edad o deterioro mental”.
Se considera rionegrino y al referirse a Bariloche, habla de una sociedad “bastante desigual, con sus pro y contras”. “La mayor industria genera pobreza más que riqueza, pero me parece que la gente se está organizando. Hay que transformar esta realidad de injusticia social, esta igualdad ficticia. Hay deuda pendiente y mucha militancia por hacer. Es la que quiero continuar”, reconoció.
P:- Asumió como juez laboral en agosto del 2012: ¿este cargo alteró su militancia, especialmente en la APDH?
R:- Cuando juré, dije que iba asumir mi cargo con las mismas convicciones que lo hacía de un lado y del otro del mostrador. Que iba a ejercer la profesión con la Ley de Contrato de Trabajo y con mi militancia y formación en Derechos Humanos y lo he hecho. Quizás algunos confundieron la defensa de los Derechos Humanos con una actividad partidaria lo cual es un error. Así lo consideró el Consejo de la Magistratura cuando fui acusado por (Alberto) Weretilneck. Siempre traté de aplicar el derecho del trabajo como debe ser. Ser imparcial pero no neutral porque justamente mi trabajo está destinado a equiparar las diferencias que tiene el trabajador frente al empresario. He afrontado lo que tuve que afrontar, no he bajado ninguna bandera y aquí estoy, terminando mi último día de trabajo.
P:- ¿Y la justicia hacia dónde avanza?
R:– Sé que la justicia está desprestigiada, pero hay que diferenciar la justicia de ciertos sectores con la provincial. No solo los jueces de la provincia tratan de cambiar esta realidad de injusticia social sino que estoy rodeado de compañeros de trabajo, de personal que entiende que estamos para eso. Que somos un servicio comunitario al servicio de la población. Me gustaría una mayor formación de quienes estamos en esta carrera. También me gustaría una elección popular de los jueces. Que alguien técnicamente formado pueda competir con otros en igualdad de condiciones y después, rendir cuentas.
P:- En tantos años de derecho del trabajo, ¿se ha avanzado o hemos retrocedido?
R:- Estamos en una etapa regresiva del derecho del trabajo y hay que estar preparados. Hay una actitud regresiva de la Corte en fallos vinculados a accidentes de trabajo y hay todo un proyecto político de volver a privatizar la jubilación. Hay que luchar contra eso. Ahora se han sumado los movimientos sociales que respeto mucho y que, junto a los trabajadores organizados, pueden lograr una transformación social importante. Si bien desde el 83 hacia acá se ha evolucionado mucho, es una deuda pendiente social. Mientras normalicemos la pobreza y la exclusión social, hay un sistema débil. Por eso, seguiré luchando y apoyando los proyectos políticos para esta transformación social.
Con la jubilación a sus espaldas, Marigo reconoce que han surgido ofrecimientos para ocupar cargos políticos.
“Voy a apoyar aquellos proyectos que tiendan a la transformación social y de Derechos Humanos. Voy a ejercer más activamente los Derechos Humanos, acompañando a los compañeros que han dado mucho en este tiempo, como Ezequiel (Palavacino), (Leticia) Campodónico y Mara Bou”, expresó.
La denuncia de Weretilneck
Cuando se le consulta sobre los momentos más duros de su carrera, enumera varias amenazas, casos de apremios y gatillo fácil, como la 3 de Mayo y los crímenes de tres jóvenes (Diego Bonefoi, Sergio Cárdenas y Nicolás Carrasco) en junio del 2010.
La denuncia por parte del entonces gobernador Weretilneck tampoco pasa inadvertida.
Todo comenzó cuando, a fines del 2017, Marigo participó de una conferencia de prensa en Bariloche tras el homicidio del joven mapuche Rafael Nahuel, en Villa Mascardi. En esa oportunidad, criticó a Weretilneck por sus expresiones en el tema mapuche y por apoyar la reforma previsional impulsada por el expresidente Mauricio Macri.
Los integrantes del Consejo de la Magistratura desestimaron promover un juicio político en su contra.
“Fue una etapa difícil, pero me enseñó a no bajar las banderas, a redoblar esfuerzos. Trato de ser imparcial, pero no neutral”, insistió y recordó que “hasta el Obispo señaló que mi participación en el caso Rafael Nahuel no era partidaria sino que había logrado frenar la violencia mediante el diálogo”.
También fue blanco de críticas por sus opiniones vinculadas a la prórroga de la concesión del cerro Catedral.
“El exgobernador decía que estábamos haciendo política, cuando lo que estábamos defendiendo era la necesidad de que el cerro vuelva al pueblo para generar mayores ingresos. A veces, se confunde la defensa de Derechos Humanos o de los trabajadores con una postura política. Es política, pero no partidaria”, consideró.
Inspección en el basural
La última audiencia de Marigo estuvo vinculada a un recurso de amparo colectivo presentado por el Soyem en relación a los trabajadores municipales que se desempeñan en el basural de Bariloche.
“La inspección ocular demostró que el vertedero está peor que antes y no hay que normalizar estas cosas. No se puede trabajar en esas condiciones indignas”, consideró.
Si bien la próxima audiencia será el 13 de febrero y Marigo ya no estará a cargo, consideró que “seguramente, habrá una sentencia ejemplar. No puede ser que los trabajadores no tengan agua, deban caminar ocho cuadras para ir al baño, manipulen deshechos contaminantes, tengan cobachas para descansar y no haya un puesto sanitario”.
En su último día como juez laboral, Marigo fue sorprendido con un homenaje por parte de sus compañeros y personal del Poder Judicial de Bariloche.
“Siempre ejercí mi cargo en forma independiente. He podido expresar mis sentencias como lo he sentido. Me hubiera gustado hacer mas, pero estoy satisfecho de lo que hice”, reiteró emocionado.
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