El dramático final del joven tucumano que llegó a Río Negro en busca de una oportunidad

Maximiliano Gallardo arribó hace unos meses para conseguir trabajo y se radicó en Cinco Saltos. La fiscalía cree que lo asesinaron el 17 de mayo pasado de un tiro en la cabeza. Después ocultaron el cadáver. Recién lo encontraron el martes pasado. Reformularán este lunes los cargos contra cuatro imputados.

Había emigrado de Tucumán para probar suerte en Río Negro. Maximiliano Gallardo quería dar vuelta la página y empezar de nuevo. Llegó meses atrás a Cinco Saltos, con su fuerza de trabajo como único bien en su equipaje. Pero la adicción a las drogas, que lo atormentaba desde hacía tiempo, no pudo dejarla en su provincia natal.

El 17 de mayo pasado, el joven tucumano se digirió con un amigo al domicilio de Leticia Saso y Ezequiel Millar, en el cruce de las calles Belgrano y Salta, de la ciudad del Alto Valle. Golpeó la puerta y lo dejaron entrar. Su acompañante se quedó en el exterior. Pasaron los minutos y como no salió, su amigo se marchó. Fue la última vez que vieron con vida a Gallardo.

El martes último, policías y funcionarios judiciales hallaron el cadáver del joven tucumano envuelto en un nailon, en un sector de bardas, a pocos kilómetros de Cinco Saltos. El cuerpo estaba enterrado, en una especie de cantera abandonada, entre unos cañadones, en cercanías de la ruta provincial que conduce al lago Pellegrini.

Su madre, Nancy Álvarez, que había viajado en junio para colaborar con la búsqueda, reconoció el martes pasado que el cuerpo hallado en ese descampado era Maximiliano, su hijo.

Tras el hallazgo del cuerpo, las sospechas que el fiscal jefe de Cipolletti Gustavo Herrera y la fiscal adjunta de Cinco Saltos Judith Saccomandi habían planteado en una audiencia de formulación de cargos que se hizo el 27 de junio pasado contra Saso y Millar, se confirmaron.

Por eso, este lunes se hará la audiencia de reformulación de cargos contra Saso y su pareja, Millar, y Enzo Federico Osés. Se sumará otro sospechoso: Marco Amadeo Figueroa, que está señalado como el que responsable de ocultar el cadáver, revelaron fuentes con conocimiento del caso.


Las sospechas de los fiscales


El 27 de junio pasado, los fiscales le atribuyeron a Saso y Millar haber sido los autores del homicidio de Gallardo. Sostuvieron la acusación con las declaraciones de testigos que los comprometieron, porque el joven tucumano seguía desaparecido.

“Vino a buscar trabajo, pero era rehén de quien le proveía la droga”, describió Herrera. “Claramente algo pasó y lo que pasó es que le quitaron la vida, sino estaría acá”, afirmó en esa audiencia el fiscal jefe.

“Acá hay un homicidio y el ocultamiento del cuerpo porque buscan la impunidad”, advirtió Herrera. Recordó que, según testigos, Gallardo iba a pagar la droga con un aire acondicionado que al final no obtuvo. Por eso no pudo abonar nada.

Los defensores particulares de los imputados se opusieron a los cargos porque advirtieron que no había pruebas de que se trate de un homicidio. Faltaba el cuerpo.


El juez habilitó la investigación por homicidio


A pesar de los cuestionamientos de los defensores, el juez de garantías Juan Puntel admitió los cargos formulados por la fiscalía contra la pareja imputada y Osés. Habilitó que investiguen el caso por cuatro meses.

Además les impuso a Saso y Millar la prisión preventiva, como habían pedido los fiscales para evitar que entorpecieran la investigación o se fugaran. También, los fiscales acusaron a Osés, pero por desobedencia a una orden judicial, porque no había evidencia en ese momento que lo comprometiera.

El juez le impuso arresto domiciliario por pedido de la fiscalía, con pulsera electrónica para controlar sus movimientos. Hasta ese momento, Osés no estaba incriminado.

Pero tras el hallazgo del cuerpo y las declaraciones ante el juez de dos de los imputados arrepentidos, se dispuso la detención de Osés, porque su situación cambió.


La confesión de los arrepentidos


Las fuentes revelaron que Millar declaró el lunes último ante el juez que la tarde del 17 de mayo pasado había ido a la casa de su abuela y cuando volvió se encontró con Gallardo muerto en la casa. Según las fuentes, Millar aseguró que Osés lo había matado.

También, Figueroa compareció ante el juez para dar su versión. Las fuentes dijeron que el imputado había relatado que el día del hecho estaba en su casa y que lo llamaron. Cuando fue al domicilio de Saso y Millar se encuentra con el joven muerto y le piden que se deshaga del cuerpo.

Los dos arrepentidos señalaron al juez donde dejaron el cadáver y de esa forma lo hallaron, destacaron las fuentes.

El médico  forense que hizo la autopsia estableció que a la víctima lo ejecutaron de un tiro en la cabeza. Según las fuentes, la bala entró de arriba hacia abajo. Por el recorrido del proyectil, la conjetura es que Gallardo estaba arrodillado o en cuclillas cuando lo ejecutaron. El autor estaba de pie. La víctima tenía 30 años.

Las fuentes comentaron que este lunes la fiscalía atribuirá a Millar, Saso y Osés el homicidio agravado de Gallardo y a Figueroa el encubrimiento. 

El arma secuestrada deberá ser sometida a una peritación porque Millar dice que lo mataron con una pistola, pero ellos ocultaron un revólver calibre 22, con varios cartuchos en el tambor.

El joven tucumano estuvo desaparecido durante 81 días. Los primeros días tras la denuncia de su desaparición en la fiscalía solo había dudas y conjeturas. Todo se comenzó a aclarar cuando dos de los imputados se quebraron y revelaron lo que había sucedido.


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