«Si la persona produce las imágenes de abuso sexual tenemos psicopatía al 100%»

Marcela Scarafia, perito oficial del Poder Judicial de Córdoba y máster en Neuropsicología, detalló los perfiles psicológicos de los groomers y quienes intercambian imágenes de abuso sexual infantil.

La perito oficial del Poder Judicial de Córdoba, Marcela Scarafia, se especializa en perfiles psicológicos de groomers (un adulto que acosa a un menor a través de las nuevas tecnologías) como así también de quienes consumen y distribuyen imágenes vinculadas a abusos sexuales infantiles. «Son perfiles diferentes«, explicó esta magister en Neuropsicología.

El último martes, se llevaron a cabo 3 allanamientos en Bariloche, General Roca y Cipolletti en los que se secuestró material de difusión e intercambio de imágenes de abuso sexual infantil.

Scarafia detalló que el groomer tiene una conducta «psicopática. Es un cazador que va detrás de una presa. Intenta seducirla, vulnerarla y acorralarla«; en tanto, al consumidor «le gusta ver y no necesariamente es un abusador (es como quien consume pornografía de adultos: no necesariamente replica esas conductas con sus parejas). Solo consume y fantasea».

Sin embargo, mencionó la especialista, «el 30% de los consumidores y distribuidores de ese tipo de imágenes, en algún momento, va a intentar reproducir esa escenas con algún niño o adolescente. Esa es la gran diferencia con el groomer que evita el contacto. Solo un 14% puede llegar a intentar el contacto con un niño».


Quien distribuye imágenes, intercambia


Según Scarafia, el distribuidor de imágenes de abusos sexuales también recibe. «Nadie distribuye porque sí. Se hace un intercambio. Quien tiene acceso a la red profunda manda para recibir. En la distribución, a veces, hay intercambio de dinero. Pero el que distribuye y comercializa tiene esta cosa de coleccionista y de competitividad. Compite a ver quién tiene mejores imágenes, las más picantes», indicó.

El que consume, distribuye e intercambia «tiene rasgos psicopáticos aunque no tanto como el groomer. No es tan precario como un abusador convencional. Está como en el medio. Debe saber acceder a la web profunda, tener cierta sofisticación».

Insistió en que «el groomer necesita de una pantalla: busca dominar, poseer, controlar. Es un psicópata. Un cazador. Tiene creatividad, paciencia y programa cada uno de los pasos que va a dar. Anticipa lo que va a hacer. Es meticuloso».

El groomer proyecta el trabajo y lo desarrolla hasta lograr «la primera imagen». «Les puede tomar meses. Y disfrutan con esa tarea paulatina de ablandamiento de la víctima. Van logrando un control y disfrutan de tener ese control», dijo Scarafia.


Cómo se llega al perfil psicológico


Un 99% de las personas involucradas en este tipo de delitos son hombres. No hay un rango de edad específico, tampoco nivel educativo ni profesional. «Lo que hace falta es inteligencia y sofisticación«, resumió Scarafia y aclaró que los perfiles se definen a partir de casos concretos.

La personalidad del groomer se estudia a través de tres vías. La primera consiste en evaluarlo personalmente, a través de entrevistas clínicas y técnicas, y con diferentes tests de personalidad.
También se evalúa a la víctima. «El groomer te va a dar poca información. Las técnicas proyectivas te van a dar indicadores de características de la personalidad que no sabés a qué tipo de conducta atribuir. Entonces, cuando la víctima te cuenta la dinámica del hecho, ahi conocés el detalle de la conducta», puntualizó.

La tercera pata es la lectura del expediente donde se conoce el modus operandi, la cantidad de víctimas, se conoce si colecciona imágenes, si vende la información o la sube a la web.

En relación al caso de Río Negro, mencionó la necesidad de indagar si quienes consumen y distribuyen imágenes, también las producen. «No es difícil saberlo. Si se accede a las computadoras y celulares se sabe. Si la persona produjo las imágenes, ahí tenemos una psicopatía al 100%. Una cosa es sentarte a ver lo que otro produjo y otra hacer tener sexo a un niño», manifestó.

Respecto a estos delitos, destacó el trabajo de una entidad internacional NCMEC de Missing Children que funciona a modo de observatorio y detecta los IP desde donde «se están moviendo imágenes de pornografía infantil. Cuando detectan, se comunican con los referentes de cada país y hay una fiscalía abocada a eso en Buenos Aires. Esa fiscalía se comunica, a su vez, con la fiscalía de la provincia» para que actúe.

«Nos llegan casos de este tipo constantemente porque todo esto está de moda. Con la pandemia, el grooming se incrementó en un 30 y 40%. Y tiene una ventaja: el anonimato porque cambian de identidad todo el tiempo», dijo y agregó: «Con el consumo y distribución hasta que los pescan pasa un tiempo».


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