Denunció a su compañero de la municipalidad por acoso y la echaron, en Villa La Angostura

Aseguró que padecía maltratos desde que comenzó a trabajar. Radicó la denuncia en fiscalía y está con tratamiento psicológico.

Romina Vera es la «primera mujer obrera en Villa La Angostura«, según ella misma resaltó, y trabajaba en la municipalidad. Relató que desde que comenzó su trabajo recibió maltratos y acoso por parte de uno de sus compañeros, por lo que realizó la denuncia en fiscalía y la despidieron. Ahora se encuentra con tratamiento psicológico.

La joven obrera relató el calvario que vivió desde que empezó a trabajar como obrera en la municipalidad de Villa La Angostura. Comentó que al principio lo vivió contenta porque su trabajo le gustaba. «Me gustó la propuesta también porque se le puede abrir la puerta de trabajo a más mujeres que les gusta hacer lo que yo hago, me sentí privilegiada», manifestó.

«Más allá de que esté trabajo sea visto para hombres creo que tenemos el derecho de trabajar de esto», manifestó, y agregó que nunca creyó que recibiría maltratos y, mucho menos, abuso. «Abrí una puerta que no debería haber abierto», lamentó.

Tras varias quejas de la víctima por malas condiciones de trabajo y maltratos, removieron a su superior e ingresó su nuevo jefe, quien designó a al compañero de trabajo de Romina que intentó abusar de ella.

La municipal se encontraba trabajando cuando inició todo. «Me sacó una foto sin mi consentimiento y le pedí que la borrara, siempre con respeto, a pesar de sentirme mal», indicó Romina. Luego el hombre se acercó y a través del contacto físico intentó abusar de ella, recordó la joven.

«Cuando le conté a uno de mis compañeros me dijo que no diga porque me iban a echar, me sugirió que no denunciara», contó Romina. «Yo tenía que seguir viendo a este hombre y me molestaba, no me parecía justo», puntualizo.

Una semana después la trabajadora relató que el hombre volvió al lugar de trabajo y le preguntó «si estaba todo bien». «Para no hacer más problemas le dije que sí, pero que no me hablara cuando esté sola, solo cuando esté con gente», manifestó.

La denuncia

La trabajadora explicó que presentó por escrito un descargo ante el sector de Recursos Humanos, manifestando la situación de violencia, pero no recibió respuestas.

Una superior de Romina le comentó los hechos al jefe. «Él, al tanto de todo, me obligaba a trabajar con el hombre que me quiso abusar, me dijo que si no había denuncia no podía creer que me había pasado algo», relató.

Según la municipal, el secretario de gobierno le comentó lo mismo. Por eso, cuando finalmente realizó la denuncia contra su compañero y creyó que tendría el apoyo que necesitaba, comenzó lo que denominó como represalias. «Me empezaron a retener los sueldos y me echaron«, contó.

En estos momentos Romina se encuentra con tratamiento psicológico. «Con todo lo que me pasó me cuesta integrarme, estar con otras personas, sufro pánico todo el tiempo», manifestó.

«En la denuncia no hubo avances, acá la justicia no existe», cuestionó la trabajadora. En este sentido señaló que, por su cuenta, buscó una abogada que se encuentra realizando las tareas para formalizar una denuncia hacia sus superiores, «para que se de a conocer todo el maltrato desde un principio hasta el último día que me echaron, aún estando bajo tratamiento y con carpeta psicológica».

Desde que entró a trabajar recibió maltratos

La victima relató que desde que entró a trabajar comenzó a «ver caras» y escuchar comentarios fuera de lugar. También contó que su sueldo era menor y que le daban trabajos que tenía que llevar a cabo sola.

«Tantas fueron mis quejas que llegaron a remover al que antes era mi superior, y pusieron a este hombre con el cual me ocurrió lo peor», manifestó.

Romina contó que los trabajos pesados los realizó sola y uno de ellos era levantar postes. «Yo le pedía un ayudante, pero no me hacía caso, me hacía levantar postes que levantaban tres hombres juntos«, describió.

«Cuando le decía que me dolía la espalda me miraba de forma discriminatoria y me decía que no era pesado el trabajo», contó la obrera.

Romina aseguró que los trabajos forzosos seguían. «Me tenía en un lugar totalmente cerrado donde antes funcionaba una morgue, no tena agua, no tenía ventanas ni baño», relató Romina.

«Me dejó en ese lugar y les dijo a mis compañeros que no podía andar por las oficinas porque no era mi lugar«, agregó.


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