Denunciaron brutales apremios policiales durante un procedimiento en Bariloche

Policías de la comisaría 28 de Bariloche fueron hasta el barrio Mutisias tras una denuncia de robo en un domicilio. Al llegar se encontraron con tres jóvenes y los confundieron con los autores. Los sospechosos intentaron resistirse al arresto. Los imputados comparecieron a la audiencia de formulación de cargos todos golpeados. La defensa denunció las vejaciones.

Una audiencia de formulación de cargos contra tres jóvenes de un barrio de Bariloche imputados por atentado y resistencia a la autoridad dejó en evidencia un brutal caso de violencia policial.

La fiscal (adjunta) de feria Daniela Ortíz Celoria formuló cargos contra Jorge Damián Mendoza (32), Luis Antunao (29) y Lucas Bahamonde (33) en una audiencia que se hizo el miércoles. La funcionaria relató la versión policial, que ya se había difundido en medios locales con el título: «tres delincuentes detenidos por agredir a la Policía durante un intento de robo».

Ortíz Celoria comentó que los tres imputados habían resistido el accionar de los empleados de la unidad 28 que fueron al lugar por una denuncia de robo, en una vivienda del barrio Mutisias.

En la audiencia, se informó que la denunciante del robo de un televisor era la madre de Antunao y que todo había sido una confusión. Que otro joven había entrado a la casa la madrugada del 16 de abril último.


La versión oficial


Ortíz Celoria relató que el hecho que se les atribuye a los tres ocurrió alrededor de las 2 de la madrugada del 16 de julio, en el barrio Mutisias. Dijo que los imputados al advertir la presencia policial atentaron contra los policías y les arrojaron piedras para correr y refugiarse en el domicilio de Antunao, ubicado en la calle Ghengini al 2100.

La fiscal adjunta sostuvo que la dueña de la casa, que denunció el robo, autorizó al personal policial para que entrara a su domicilio por los tres sospechosos. Dijo que dos huyeron y fueron detenidos en los alrededores. Otro fue arrestado en la casa. Ortíz Celoria indicó que un policía sufrió golpes de puño a la altura del ojo y sufrió lesiones leves.

Contó que cuando lo detuvieron a Mendoza y lo metieron en el patrullero «empezó a darse cabezazos en el móvil» y dañó un vidrio. Sostuvo que otro de los jóvenes que escapó amenazó a la policía con un cuchillo, que se lo arrebataron y lo detuvieron. Antunao fue aprehendido en la calle por un policía.

Por eso, Ortíz Celoria imputó a Mendoza por atentado y resistencia a la autoridad agravado con lesiones leves y daños . A Bahamonde lo imputó por atentado y resistencia a la autoridad agravado por el arma blanca y a Antunao solo por atentado y resistencia a la autoridad.

Fundó la imputación con el acta de procedimiento policial del personal de la comisaría 28, en el informe del gabinete de Criminalística. También mencionó el certificado médico del policía lesionado en el procedimiento y denuncia policial.

Ortíz Celoria recordó que Bahamonde fue condenado el 21 de marzo 2019 como autor de un robo calificado. Lo condenaron a 8 años de prisión que está cumpliendo, pero la jueza de Ejecución Penal de Bariloche Sandra Ragusa ordenó su libertad condicional el 11 de diciembre del 2023. Hoy, se encuentra en libertad condicional con tobillera electrónica, destacó la fiscal.

Rememoró que Mendoza agotó una sentencia de la jueza Romina Martini que lo condenó por hurto agravado, hurto calificado y robo en grado de tentativa. Indicó que Mendoza ya agotó pena hace 20 días. Ortíz Celoria pidió cuatro meses de plazo para la investigación preparatoria. Destacó que Antunao no tiene antecedentes penales.

La audiencia se desarrolló el miércoles y la dirigió el juez de garantías en feria Juan Pablo Laurence. (imagen captura de pantalla)

Los golpes a la vista


Los imputados declararon ante el juez de garantías en feria Juan Pablo Laurence que habían descendido de un taxi esa madrugada y se disponían a entrar a la casa de la madre de uno de ellos, cuando fueron sorprendidos por personal policial.

«Nos terminamos de bajar (del taxi) aparece el patrullero. Nunca dijeron la palabra alto o quédense ahí. Solamente empezaron a disparar escopetazos. Y en ese momento nosotros o si a Ud lo largan un escopetazo ¿qué podemos hacer? Yo no me voy a quedar parado para que me lastimen. Salimos corriendo. Eso fue todo», explicaron.

«A mí cuando me detienen, estoy abajo de auto. Le dije ya está, ya me agarraron y ahí es cuando me esposan y me empiezan a pegar. En ese momento recibía de todos lados. Eran cinco o seis por lo menos», relató Bahamonde.

«Fuimos en el taxi, cuando llegamos y vamos a entrar a la casa de él (por Antunao). Para un patrullero y tiran un escopetazo  Yo no corrí. Yo agote condena hace poco No estamos haciendo nada. Yo me quedé ahí y me metí a la casa de él (por Antunao) porque íbamos a tomar un fernet», contó Mendoza.

«Llega la madre y (los policías) le dicen puedo pasar. Yo estaba arriba, en la pieza que duerme él (por Antunao). Llegan arriba y cuando asoma la cabeza me dicen: bajá. Me bajaron de cara me tiraron y me desmayé y me desperté cuando me iban arrastrando de los pelos por el portón. Me daban con palos, patadas, la verdad estaban muy sacados. Nunca me resistí al arresto», afirmó Mendoza.

«Me patearon hasta debajo de la lengua. Me tiraron esposado arriba del patrullero. El milico agarra una piedra y rompe el vidrio y dice este rompió el vidrio», contó.

«Me llevan a la comisaria; me bajan. Yo estaba empapado de sangre, me meten la cabeza en el inodoro con caca, limpiale la sangre decían. Me meten con unos baldes de agua diez baldes pasaron. Mi ropa que todavía está manchada de sangre me la pasaron por la cara y me dejaron tirado en el baño una hora fácil. Y ahí se ve que me desmayé de vuelta y me desperté al otro día. Pero nunca me resistí al arresto nunca les falté el respeto», sostuvo Mendoza.

«Mire (le pidió al juez) cómo tengo las manos de las esposas. Tengo morada la espalda, no puedo respirar bien. No estaban en sus cabales. Nunca me había pasado. Ellos me conocen a mi si yo estuve en comisaría seis meses. Yo respeto. Yo trato bien a la Policía pero no estaban bien El vidrio lo rompieron ellos se lo juro por mis hijos que es lo que más amo», aseguró Mendoza.

«Nos remolieron a palos. Yo sí largué un piedrazo, pero disparamos. En la comisaría Pinchulef me recagó a palo. Iván Pinchulef es el que entró a mi casa y es el que me pegó a mi», denunció Antunao. «Nosotros disparamos pero en la comisaría nos siguieron pegando. Eso es tortura. No habíamos hecho nada. Tenemos al taxista de testigo», afirmó.

«Si yo hubiese estado con el cuchillo, tendrían mis huellas, tendrían una foto o un testigo que diga que tenía un cuchillo. No hay nada, porque en ningún momento tuve un cuchillo», aseguró Bahamonde.

Los jóvenes tenían los hematomas a la vista del magistrado, de la fiscal adjunta. Pero el juez no esbozó ningún comentario sobre el estado en el que se encontraban los detenidos, y la fiscal cumplió con la formalidad de  adelantar que iniciaría una investigación sobre lo sucedido, pero le correspondería a otro fiscal cuando se reanude mañana la actividad.


Los defensores denunciaron los apremios


La defensora oficial Blanca Alderete y el defensor particular Manuel Mansilla se opusieron a la formulación de cargos y denunciaron los apremios. «No hay mucho para decir, es todo visible en el estado en el que están estas personas», señaló Alderete.

Mendoza denunció que en la comisaría 28 me bajan. «Yo estaba empapado de sangre, me meten la cabeza en el inodoro, limpiale la sangre decían”, relató.

La fiscal adjunta comentó en la audiencia que se había comunicado con la mujer denunciante que le explicó que en un primer momento había señalado a Bahamonde como el autor del robo de su televisor, pero «ayer me manifiesta que se equivocó que era otra persona».

Alderete advirtió que partir de esa «confusión» es que se produjo una denuncia errónea. «Ellos terminan siendo perseguidos por esa denuncia errónea», enfatizó. Tras la insistencia de los defensores se dispuso que sean examinados por el médico forense.

Al final, el juez admitió los cargos y habilitó la investigación del caso por la resistencia y el atentado contra la autoridad por un plazo de cuatro meses. La fiscal adjunta había pedido la prisión preventiva para los tres hasta el 20 de agosto, pero sus defensores se opusieron y plantearon que no correspondía. Al final, Ortíz Celoria desistíó y solo pidió arresto domiciliario para Bahamonde.


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