Crudo relato de un intento de homicidio en una celda del penal de Bariloche
La fiscal imputó a dos internos de haber apuñalado varias veces a su compañero de celda, que estuvo más de cuatro semanas internado en la terapia intensiva del hospital local con riesgo de vida. El juez admitió los cargos formulados por la fiscalía, con la adhesión de la querella, y autorizó a investigar el caso durante cuatro meses.
El hecho que se investigará ocurrió la noche del 11 de febrero pasado, en el penal de Bariloche. (foto de archiovo)
Los gritos desesperados procedentes de la celda 19 retumbaron en las frías paredes del penal 3 de Bariloche. Urgían por ayuda. Personal penitenciario se dirigió hacia el lugar, para constatar qué pasaba. Mientras, Martín Ignacio Páez se aferraba a un colchón, que utilizaba como escudo en su afán de salvar su vida. Los agresores ya lo habían apuñalado, pero seguían tirándole puntazos. La sangre le brotaba de las heridas profundas, sin que nadie pudiera auxiliarlo. Cuando los agentes entraron a la celda, lo hallaron sentado en el suelo. Casi desvanecido. Lo trasladaron hasta el hospital Ramón Carrillo, donde los cirujanos lo rescataron de la muerte.
La fiscal Alejandra Bartolomé relató en una audiencia que se hizo el viernes el crudo hecho que sucedió la noche del 11 de febrero pasado, en la celda 19 del penal de esta ciudad. Les atribuyó a Diego Molina, de 38 años, y a Héctor Etchegaray, de 32, haber intentado matar a Páez, que era su compañero de encierro.
Relató que los imputados cumplían condena en el penal, como la víctima. En la misma celda estaban además Kevin Galarce y Mauricio Nicolás Báez.
Bartolomé contó ante el juez de garantías Ricardo Calcagno, que cuando Etchegaray y Páez regresaron del horario de visitas a la celda, tras cerrarse, comenzaron a discutir. La pelea verbal subió de tono por motivos que se desconocen por ahora.
Bartolomé dijo que Etchegaray “tomó un objeto punzante -tipo arpón- confeccionado con un palo de escoba y una punta metálica. Era una daga de doble filo, de unos 20 centímetros que estaba oculta en el baño.
El ataque
Señaló que con esa arma blanca “le manifestó a Páez que debía irse de la celda” y, después, “lo atacó y le dio un puntazo en el tórax, a la altura del esternón con el fin de darle muerte”.
En forma simultánea, dijo que Molina, “en convergencia intencional”, con el fin de darle muerte a Páez, se sumó a la agresión. Se acercó a la víctima desde atrás y le propinó un puntazo en el pecho con un punzón.
Bartolomé describió que Páez tomó el colchón de su cama “y lo usó a modo de escudo para defenderse de los puntazos que Etchegaray intentaba asestarle”. En ese momento, Molina ató el punzón a un palo y arrojó puntazos a Páez asestándole uno en el lateral derecho del tórax, el cual le perforó el pulmón derecho y dos más que lo lesionaron en la pierna izquierda.
La fiscal comentó que la víctima “quedó sentada en el piso con abundante pérdida de sangre”. Aseguró que “Etchegaray y Molina no pudieron consumar su cometido por razones ajena a su voluntad ya que personal del penal retiró a Páez de la celda” y lo traslado al hospital donde fue intervenido y le salvaron la vida.
Observó que el interno sufrió lesiones graves que pusieron en riesgo su vida. Indicó que, por ejemplo, los puntazos le perforaron una vena y un lóbulo del pulmón derecho y tres heridas en las piernas. Bartolomé destacó que Páez estuvo más de un mes internado en terapia intensiva del hospital local.
Fundó los cargos con el acta de procedimiento que hizo personal del Penal 3. Allí, se consignó que esa noche del 11 de febrero último fueron llamados desde la celda 19 «por Páez de manera urgente”.
El acta indicó que tras retirar al herido, se hizo una requisa de urgencia en la celda 19. Hallaron un cuchillo Tramontina, secuestraron varias fajas, un destornillador, elementos punzantes de hierro y pastillas de clonazepam en un frasco. También, mencionó el informe del forense.
El abogado por la querella Manuel Mansilla adhirió a los cargos formulados por la fiscal y a la calificación legal. Sostuvo ante el juez que “estuvo en riesgo la vida de Martin Páez”.
Planteos de los defensores
Molina solo afirmó: “Sostengo mi inocencia”. Etchegaray optó por el silencio. El defensor particular Miguel Ángel Zeballos se opuso a la formulación de cargos, porque aseveró que no estaba bien consignado de manera clara y precisa el hecho del que se tenía que defender su asistido.
«Hay entrevistas a los agentes del penal y ninguno de ellos vio cómo sucedió el hecho”, advirtió. “Se ha tomado declaración a varios testigos presenciales. Y tanto Báez como Galarce, dijeron que no vieron nada. Ellos están medicados por salud mental. Se quedaron dormidos y no vieron nada de lo que sucedió”, sostuvo el defensor de Etchegaray.
También, Sebastián Arrondo, defensor particular de Molina, se opuso a la formulación de cargos. Cuestionó la calificación jurídica. Objetó que se trate de un intento de homicidio.
Calcagno desestimó los planteos de los defensores. Advirtió que le provocaron lesiones en lugares vitales a la víctima, como indicó la fiscal. “Entiendo que atrás del esternón está el corazón, órgano vital”, recordó Calcagno.
Y mencionó que la fiscal relató que Molina lo había atacado “con una púa (punzón) en el tórax habiéndole perforado un pulmón”.
Al final admitió los cargos formulados por la fiscalía, con la adhesión de la querella, y habilitó la investigación del caso por cuatro meses de plazo. Como los dos imputados están detenidos porque cumplen sus condenas por otros delitos, la fiscalía no pidió la prisión preventiva.
Páez fue condenado a mediados de abril del 2022, en un juicio abreviado, a 4 años y 6 meses de prisión por encubrir el homicidio de Nicolás Navarro, que sucedió en diciembre del 2020 en el barrio 270 Viviendas de Bariloche.
Molina tiene varias causas por delitos que van desde robo agravado y homicidio en grado de tentativa. Mientras que Etchegaray cumple condena por un homicidio y otros delitos.
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