Crimen de Facundo Castillo: el «show» del defensor y la costosa apuesta al staff Burlando
La jueza Florencia Caruso tuvo una tensa discusión con Carlos Vila Llanos, abogado de Gutiérrez, acusado de atropellar y matar a Facundo Castillo en Cipolletti.
El exjuez Carlos Vila LLanos, uno de los defensores de Ramiro Gutiérrez. (Florencia Salto).
Los contratiempos judiciales llevaron a que la familia de Ramiro Gutiérrez contratara a unos de los staff de abogados más caros del país. No se conoce la cifra abonada al estudio de Fernando Burlando pero se mencionan unos cuantos miles de dólares. Pese a la inversión, los profesionales no logran hacer pie en un sistema procesal desconocido para ellos, con una sociedad altamente reaccionaria a las injusticias y una estrategia de comunicación alejada de los aciertos.
“Contrataron a los abogados más caros para venir a introducir la teoría del accidente, un tema ya agotado”, criticó un allegado a Facundo Castillo, la víctima del homicidio ocurrido el 19 de diciembre del año pasado. Dos días después de la muerte del joven, en la audiencia de formulación de cargos, la defensa del detenido Gutiérrez planteó la hipótesis del accidente. Y no tuvo eco ni en esa audiencia ni en las sucesivas del control de acusación que llevó adelante la jueza Florencia Caruso.
La estrategia defensiva parece transitar un camino sinuoso. La relación con los abogados locales que asumieron la representación de Gutiérrez está deteriorada. Incluso en la audiencia de ayer en la que se rechazó el pedido de prisión domiciliaria, el acusado pidió la palabra para introducir cuestiones “que su defensor había omitido”. En los hechos le aplicó casi un correctivo al exjuez destituido- Carlos Vila Llanos, quien quedó al borde de la sanción por parte de la jueza Caruso.
Vila Llanos protestó con la solvencia legal que lo caracteriza. Pero no consiguió resultados. Incluso clamó y lloró por Gutiérrez. Y la jueza fue lapidaria: “Si usted no está en condiciones porque lo mueve una cuestión de sensibilidad o emotividad pasele la palabra a su codefensor, pare de hacer show”, le advirtió Caruso.
La advertencia
Fue un cruce tenso en el que se advertía la presión ejercida por la familia de Gutiérrez sobre el letrado. El otro defensor, Martín Segovia, se conectó en modo remoto y casi no tuvo intervención. A
lo larago del proceso que acumuló más audiencias de lo normal y por demás extensas, se vivieron muchos momentos de tensión entre las partes. No solo las «idas y vueltas» con la jueza, también hubo episodios con los acusadores.
Después hubo una conferencia por parte de integrantes del estudio de Fernando Burlando. “Desacierto total”, opinaron varios analistas en comunicación. Las palabras utilizadas – se habló de tragedia – el lugar escogido en el costosísimo salón del renovado Casino de Cipolletti y otros elementos de la proxemia constituyeron un “frame” desatinado para tamaña causa judicial.
Existen estudios de abogados especializados en materia de comunicación judicial, como el que contrató la familia del fiscal Alberto Nisman o Carlos Carrascosa para invertir su reputación pública después del homicidio de su esposa María Marta García Belsunse.
Pese a ello, no se advierten esas estrategias en el caso de la muerte de Facundo Castillo. No solo porque la sociedad cipoleña tiene particulares intrínsecas propias de su historia con el Poder Judicial sino porque el renombrado staff llega a litigar bajo un sistema acusatorio en el que la oralidad es la principal herramienta. Ellos, por el contrario, traen el arraigo de una cultura escritural.
En materia de litigación, la propia jueza Caruso y el abogado Vila Llanos tuvieron un cruce solo asimilable a un guión teatral. A ello se le suma el fiscal Santiago Márquez Gauna, uno de los más expertos de la zona en esta destreza. En ese escenario ¿podrán los «Burlando» inmiscuirse en la arena judicial?
Los contratiempos judiciales llevaron a que la familia de Ramiro Gutiérrez contratara a unos de los staff de abogados más caros del país. No se conoce la cifra abonada al estudio de Fernando Burlando pero se mencionan unos cuantos miles de dólares. Pese a la inversión, los profesionales no logran hacer pie en un sistema procesal desconocido para ellos, con una sociedad altamente reaccionaria a las injusticias y una estrategia de comunicación alejada de los aciertos.
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