Conocé a «Gordo», el perro que no abandonó a su dueño de 80 años que se perdió en Roca
El vecino había desaparecido y su fiel perro lo acompañó en todo su recorrido de más de seis horas. Una mujer los encontró y los cobijó hasta que lograron regresar a su casa.
El viernes pasado fue un día complicado y angustiante para la familia Pincheira. Por la mañana, don Adolfo Pincheira Fuentes -de 80 años- desapareció de su casa ubicada en la zona norte de Roca y desde ese momento, un importante número de vecinos se sumó a la desesperada búsqueda.
Su hija Ana Pincheira contó que cerca de las 9 de la mañana y ante un descuido de la persona que lo tenía a su cargo, salió de su casa sin un destino fijo. Al enterarse de lo que había sucedido en la vivienda ubicada en calle Defensa 2896, del barrio Noroeste, toda la familia comenzó la búsqueda en el barrio y a través de las redes sociales, teniendo en cuenta que desde hace unos años padece del mal de Alzheimer.
En sólo unos minutos la foto de don Pincheira se había multiplicado rápidamente a través de Facebook, Instagram y WhatsApp.
«Era tal el nerviosismo y la desesperación que nunca advertí que se había ido con ‘Gordo’, un perro que hace dos años llegó a nuestra casa y cuida las dos viviendas que hay en el predio», contó la mujer todavía emocionada al recordar el reencuentro con su padre después de casi seis angustiantes horas.
La información se replicó por varios medios de comunicación y en pocos minutos la mujer fue recibiendo mensajes de Whatsapp que indicaban que su papá había sido visto en un determinando sector de la ciudad.
Todos hacían referencia a que iba con un perro de color negro. «Ahí me di cuenta que ‘Gordo‘ lo había acompañado como a tantos integrantes de la familia cuando salen de la casa», relató.
Ya pasadas las 14, don Adolfo apareció en inmediaciones a calle Alsina y Damas Patricias, a pasos del barrio Japonés y a varios kilómetros de su casa.
Una vecina -que trabaja en Salud Pública- rápidamente advirtió que se encontraba perdido y acompañado por su perro.
La señora se contactó con la familia Pincheira y relató que el animal lo esperó en el portón y cuando decidió llevarlo a su domicilio de barrio Noroeste, una vez que el vecino se subió al auto, el perro también hizo lo mismo.
Cuentan que cuando Gordo llegó con su amo a la casa, lo empujaba y le tironeaba la ropa para evitar que vuelva a salir.
«Ahora no se despega de él. Lo acompaña a la cocina, a la habitación. Al lugar que va mi papá el perro está ahí. Ni siquiera lo podemos sacar al patio. Creo que presiente en su instinto que mi papá no está bien y por eso lo ayuda«, relató la mujer, quien agradeció a todos los vecinos por la colaboración.
Ahora, Gordo pasa las horas con su dueño. No se despega y de tanto en tanto aprovechan para jugar un rato y mimarse mutuamente. «Es un animal muy fiel», contó Ana.
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