Caso Muñoz: aún no están los resultados de las pericias de los elementos hallados en una comisaría de Bariloche

El fiscal de Viedma designado para tomar las riendas de la investigación está dedicado a la lectura del voluminoso expediente y con el seguimiento del trabajo de los peritos, que analizan las pertenencias del policía asesinado que fueron encontradas 6 años y 6 meses después del crimen en la unidad policial donde trabajaba.

La causa por el homicidio del policía de Río Negro Lucas Muñoz sigue abierta a pesar del paso de los años y el hallazgo a finales de enero pasado de varios objetos que pertenecieron al empleado asesinado en la comisaría 42 de Bariloche aportó una cuota más de misterio y desconcierto. Los elementos secuestrados fueron enviados a Viedma para las peritaciones correspondientes con la expectativa de que surgiera una pista que ayude a explorar alguna hipótesis, para intentar esclarecer el crimen.

Desde el Ministerio Público Fiscal informaron este jueves a RÍO NEGRO que el fiscal de Viedma, Juan Pedro Peralta, que fue asignado a dirigir la investigación, está trabajando junto con la fiscal Paula Luque. La funcionaria «será la fiscal que lo ayude en esta tarea en el marco de la causa Muñoz», indicaron. Comunicaron que Peralta y Luque «están terminando la lectura del legajo completo que tiene 21 cuerpos».

Destacaron que las pericias «se están realizando en los laboratorios técnicos científicos de Viedma, y no hay resultados para comunicar».

En la comisaría 42 encontraron un chaleco antibalas, que pertenecía a Muñoz, un cargador con 9 municiones y tres fichas con huellas dactilares que posiblemente el policía había tomado a una persona detenida. Son los objetos a peritar. El policía asesinado trabajaba justamente en la mesa de entradas de esa unidad policial, que está ubicada en el barrio 2 de Abril de Bariloche.

En el Ministerio Público Fiscal señalaron que «el fiscal (Peralta) y los profesionales están evaluando pericias, se está trabajando con las luces forenses y el equipamiento para poder obtener la mayor cantidad de datos posibles (huellas, fibras, etc)». Y destacaron que «efectivamente está corroborado que los elementos pertenecían a Muñoz por la numeración».

Este diario había solicitado una entrevista con el fiscal asignado a la investigación, pero explicaron que Peralta por el momento no hablará.


Cambio de timón en el rumbo de la investigación


El hallazgo de los elementos pertenecientes a Muñoz después de más de 6 años de que lo asesinaran en la comisaría 42, que había sido allanada en varias ocasiones durante la primera etapa de la investigación, encendió la alarma en la Procuración.

Por eso, a principios de marzo pasado, el fiscal general Fabricio Brogna resolvió desplazar al fiscal Martín Govetto, que estuvo a cargo de la investigación durante todos estos años. Govetto aseguró tiempo atrás a RÍO NEGRO que había investigado todo el abanico posible de hipótesis para tratar de esclarecer el homicidio, sin éxito.

El fiscal chocó una y otra vez con lo que se denominó el «pacto de silencio» en torno al homicidio que generó una fuerte turbulencia en la cúpula de la Policía de Río Negro y complicó la gestión del entonces gobernador Alberto Weretilneck, quien retornará desde el 10 de diciembre a la Gobernación tras el resultado electoral del domingo.


El misterio de la desaparición y posterior homicidio


Muñoz desapareció el 14 de julio de 2016. Había salido de su domicilio en la calle Moreno y Frey, vestido con su uniforme porque tenía que ir a trabajar a la comisaría 42. Se despidió de su novia Daniela Rodio, que estaba de visita en la ciudad. La joven declaró tras la desaparición que Muñoz le había pedido que se marchara de la ciudad, sin darle muchas explicaciones.

El policía nunca llegó a la comisaría 42. Las versiones sobre su desaparición se alimentaron a fuerza de especulaciones de todo tipo. Algunas sin ningún tipo se sustento. Durante 27 días se lo buscó por toda la ciudad y ciudades de la región. Se hicieron allanamientos en varios sitios. Ninguno dio resultado positivo.

En el medio, creció la hipótesis de que la desaparición estaba vinculada con una fuerte interna policial. Weretilneck desplazó a varios jefes policiales sospechados. Nunca se probó que tuvieron vinculación con la desaparición.

En horas del mediodía del 10 de agosto del 2016, hallaron el cadáver de Muñoz en circunstancias desconcertantes para los investigadores. El cuerpo estaba aseado, afeitado. Tenía puesto su uniforme -sin chaleco antibalas-, su arma reglamentaria estaba junto a él, portaba su celular y toda su documentación.

Para los responsables de investigar un homicidio, encontrarse con todos esos elementos a disposición es un paso adelante. Sin embargo, no surgió ninguna prueba de todos esos objetos. Nada. No hubo ADN en la ropa, ni en el arma ni datos relevantes en el celular. Los peritos de la Corte Suprema concluyeron que a Muñoz lo ejecutaron de un tiro en la cabeza entre 24 y 48 horas antes de que encontraron su cuerpo.

Durante un año aproximadamente, se pensó que habían arrojado el cadáver en un descampado al que se accede por unos senderos escarpados, en cercanías de la ruta de Circunvalación, en las afueras de Bariloche. Sin embargo, otros peritos advirtieron después que lo habían asesinado en el sitio donde hallaron su cuerpo. Desde entonces hasta la fecha, nadie pudo desentrañar el misterio del caso Lucas Muñoz, cuyo crimen sigue impune.


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