Caso Lucas Muñoz: nueva pericia en busca de un dato clave que ayude a esclarecer un crimen impune
Se trata de un estudio histopatológico sobre el cráneo y un hueso de la pierna de la víctima donde recibió los disparos. Quieren establecer con precisión la fecha de esos tiros. Para el fiscal jefe no surgió evidencias de que Muñoz haya estado secuestrado.
El homicidio del oficial ayudante, Lucas Muñoz, que ocurrió a principios de agosto de 2016 en Bariloche, puso en crisis a la cúpula de la Policía de Río Negro y causó un remezón en el gobierno del entonces gobernador Alberto Weretilneck. Ocho años después, el crimen sigue impune. ¿Quién o quiénes mataron a Muñoz? continúa siendo un misterio
El paso de los años juega en contra del esclarecimiento del caso. “El tiempo que pasa es la verdad que huye”, dijo el fiscal jefe de Viedma, Juan Pedro Peralta a Diario RÍO NEGRO. Es una cita acuñada desde hace siglos en al ámbito de la criminología.
El fiscal informó que el lunes pasado comenzaron una peritación histopatológica con una patóloga de Viedma. El objetivo es tratar de analizar algunas marcas que aparecieron en los huesos de la pierna derecha y del cráneo de la víctima, donde recibió los proyectiles.
Explicó que esos huesos se recolectaron durante la nueva autopsia que se hizo a finales de septiembre del año pasado, en Roca, tras la exhumación de los restos del joven, en el cementerio de Ramos Mexía. Esa autopsia la hizo una junta médica que todavía no elaboró el informe final.
Quieren obtener con esa pericia una data más precisa, sobre todo, de la lesión causada por el disparo que Muñoz recibió en la pierna derecha. También en el cráneo. Fuentes con conocimiento del caso revelaron que hay en carpeta una hipótesis que plantea que tal vez a Muñoz lo asesinaron el día que desapareció.
Esa teoría contradice al cuerpo médico forense de la Corte Suprema, que concluyó años atrás que lo habían asesinado entre las 12 del domingo 7 de agosto y las 12 del 8 de agosto de 2016.
También sobre el disparo en la pierna hay dos puntos de vista. Mientras los peritos de la Corte concluyeron que el policía había sido herido 21 días antes de que lo mataran, otros expertos señalaron que el disparo fue contemporáneo a la ejecución.
A Muñoz lo ejecutaron de un tiro en la nuca. El homicida utilizó el arma reglamentaria de la víctima y la dejó cerca del cuerpo.
La abogada Karina Chueri, que patrocina a los padres de Muñoz, que son querellantes en la causa informó que estaba al tanto de la peritación histopatológica.
Peralta comentó que esperan además resultados de una microtomografía que se hizo en la Universidad Nacional de Río Negro para establecer distancias de los dos disparos.
Nueva mirada
El fiscal jefe se hizo cargo de la investigación el 6 de marzo del año pasado por instrucción del fiscal general Fabricio Brogna, con el aval del Procurador Jorge Crespo. Peralta sumó a la fiscal de Viedma Paula Luque.
La decisión llamó la atención, porque Peralta relevó al entonces fiscal Martín Govetto, que investigó el caso desde el primer momento. Pero lo que más desconcertó fue que la investigación de un crimen que ocurrió en Bariloche se trasladó a Viedma. Ni Crespo ni Brogna optaron por designar a un funcionario judicial de esta ciudad para que tome la posta de la investigación. Llamativo.
Peralta dijo que cree que a Muñoz lo asesinaron en el lugar donde encontraron el cadáver alrededor de las 13 del 10 de agosto de 2016, en un sitio deshabitado, próximo a la ruta de Circunvalación, en las afueras de Bariloche. Un terreno que, en principio, no se había rastrillado. Para llegar a ese lugar de vegetación baja (arbustos, coirones y pastizales) había que caminar, andar a caballo o en moto, porque no hay caminos como para acceder en vehículo. Y esta en un sector elevado.
Peralta afirmó que hay una evidencia que confirma que lo asesinaron en ese sitio. Hallaron restos de un proyectil calibre 9 milímetros en ese lugar. “El proyectil cuando impacta en la pierna de Muñoz se fragmenta”, explicó.
Esos fragmentos fueron hallados el 2 de octubre de 2017 por personal de la PSA en un rastrillaje. Los peritos de Gendarmería nunca lo vieron a pesar de que se supone que inspeccionaron la zona tras el hallazgo del cadáver. La pericia balística estableció que la vaina y el fragmento habían salido del arma de la víctima.
Peralta y Luque revisaron el voluminoso expediente. El fiscal jefe se excusó de revelar cuál es la principal hipótesis que podría explicar el homicidio de Muñoz. “Sería muy imprudente de mi parte”, respondió.
La hipótesis del secuestro
Pero no está tan convencido de que haya estado 25 o 26 días secuestrado, como fue una de las hipótesis que se exploraron. “No hubo información contundente”, explicó sobre esa posibilidad. Recordó que se allanaron numerosos lugares y no hallaron evidencias.
Hay elementos que alimentan esa teoría del posible secuestro o que estuvo oculto de manera voluntaria. Muñoz desapareció el 14 de julio de 2016. Había salido de su domicilio ubicado en Moreno y Frey, en pleno centro de la ciudad, vestido con su uniforme porque se dirigía a trabajar en la comisaría 42 del barrio 2 de Abril, en la zona sur de Bariloche. Nunca llegó.
Descendió de un colectivo del servicio de transporte urbano en el barrio el Frutillar. Policías que caminaban por esa zona y lo cruzaron, declararon que lo habían visto charlando con personas que estaban en un auto gris. Nunca identificaron a los ocupantes. Fue la última vez que alguien lo vio con vida.
Hallaron su cadáver el 10 de agosto del 2016. Lo insólito es que tenía puesto su uniforme, que estaba limpio. El cuerpo estaba aseado y hasta afeitado. No presentaba indicios de haber sigo golpeado o de haber estado sin comer durante varios días.
Cuando encontraron el cadáver la noticia tuvo repercusión regional y nacional. Weretilneck estaba en Bariloche, pero decidió irse de la ciudad. Nunca quedó muy claro por qué lo hizo.
El caso de la desaparición de Muñoz ya ocupaba un espacio destacado en los medios nacionales, sobre todo, por las sospechas que había sobre la Policía rionegrina. Además, durante los días que estuvo desaparecido algunos medios tejieron todo de conjeturas. Desde que su desaparición estaba vinculada con una banda policial dedicada a la venta de drogas en la ciudad. O que Muñoz investigaba el crimen de Micaela Bravo o que había descubierto una red dedicada a cometer o a cubrir delitos. Todo se investigó y se descartó. Muñoz nunca estuvo vinculado con nada de eso, afirmaron las fuentes que conocen la investigación desde la primera foja.
Javier Muñoz, hermano del policía asesinado, aseguró a mediados de septiembre de 2016 que Lucas no tenía deudas. Sólo pagaba un plan de ahorro por un auto cero kilómetro. En su cuenta bancaria quedaron 14.000 pesos inmovilizados del último salario que cobró.
¿Quién tiene la capacidad operativa para mantener a una persona oculta o cautiva durante 25 o 27 días en plena temporada de invierno en Bariloche? Hay que alimentarlo, garantizarle las condiciones mínimas. Esas dudas nunca se despejaron.
Las sospechas del fiscal
“La gente que lo hizo estaba perfectamente preparada, y tuvo tiempo de planificarlo, de ejecutarlo y de saber cómo actuar para no dejar evidencias”, sostuvo en julio de 2017 Govetto.
Su principal hipótesis apuntaba a un secuestro extorsivo “para darle un mensaje a alguien”. “No sé a quién: si a un político, al poder policial o algún otro poder que nosotros todavía no vimos”, analizó entonces. “Hubo una negociación con alguien antes de que lo mataran. Para eso lo tienen 25 días vivo porque estaban negociando algo”, comentó a un año del crimen. No lo pudo descubrir.
Estaba convencido -como la familia de Muñoz- de que hubo integrantes de la Policía que sabían lo que pasó con Lucas. Pero hicieron silencio.
Govetto y Chueri tuvieron fuertes cruces en esos tiempos con Weretilneck, que presionaba por resultados en la investigación.
El pacto de silencio
Peralta valoró lo hecho por Govetto. Y aclaró que no están haciendo una auditoría de su trabajo. “Todo lo que nos sugieran lo vamos a trabajar”, afirmó. Dijo que la expectativa de que buscando “el hilito encontremos el ovillo”. “Creo que vamos a llegar a buen puerto. Pero está difícil”.
“Yo no advierto que haya habido un pacto de silencio”, evaluó Peralta. Tampoco lo descartó. Dijo que la impresión que le dejaron las declaraciones que tomó a excompañeros policías de Muñoz “es que no sabían qué sucedió”.
Recordó que las primeras declaraciones se tomaron a esos policías “cuando el caso estaba más caliente”. Dijo que todavía hay que entrevistar personas que están en Córdoba y Buenos Aires. Las fuentes comentaron que falta Daniela Rodio, la entonces novia de Muñoz, que compartió las últimas horas con el policía antes de que desapareciera misteriosamente.
"El día que se sepa la verdad, mi hijo descansará"
Cuando desapareció Lucas Muñoz el 14 de julio de 2016, su madre Alicia Ocares resolvió que debía viajar a Bariloche a buscar a su hijo. “Nosotros andábamos desesperados esos días, pero éramos nosotros nomás los que lo buscábamos”, rememoró.
Siempre tuvo la esperanza de que encontrarían a Lucas vivo. Pero todo se desmoronó el 10 de agosto de 2016, en horas del mediodía, cuando su hijo mayor, Javier, recibió una llamada mientras estaban en el Shopping Patagonia de esta ciudad.
“Javier cambió su cara y lo primero que pensé fue que había pasado algo sobre mi Lucas”, relató. “Encontraron a Lucas mami, me avisó Javier, pero no me dijo de qué manera; nada”, recordó Alicia. Salieron para el lugar y allí se enteró de que su hijo estaba muerto.
Ocho años después, Alicia afirmó que “ese vacío que deja la muerte de un hijo no se llena nunca”. Sigue aferrada a esperanza de que se sepa algo. Quiere saber “¿por qué lo mataron a mi hijo?, ¿qué vio, qué pasó?” Y aseguró que no pierde la esperanza. “El día que se sepa la verdad. Ese día, mi hijo descansará”.
Valoró la predisposición del fiscal Juan Pedro Peralta. En todo este tiempo, dijo que nadie de la Policía se acercó a dialogar con ella y su esposo. Nunca un compañero de Lucas les contó algo o los llamó para ver cómo estaban.
Julio y agosto son los meses más difíciles para Alicia. “Ese pedazo que me han arrancado (por Lucas) está siempre en mi corazón”, sostuvo la madre.
En estos ocho años, la familia de Alicia se agrandó porque nacieron dos nietos. Sus hijas y Javier ya se fueron hace tiempo de la casa familiar en Ramos Mexía. “Estamos solos con las fotos de mis hijos y de mi Luquitas que está presente siempre”, contó.
Alicia es una mujer fuerte. Y de mucha fe. Aunque hubo momentos que dudó. “Anduve renegada en un primer momento con Dios. Pensaba tantas cosas, ¿cómo puede ser?, si Lucas andaba bien, vivía de su trabajo. Pensaba ¿por qué Dios no desvió la bala en ese momento?. “Es lo que nos ha tocado y tenemos que luchar”, expresó.
¿Cuándo lo mataron?
“No encuentro ninguna evidencia de que a Lucas lo hayan matado el mismo día que desapareció”, afirmó la abogada por la querella Karina Chueri, que está vinculada a la investigación desde julio de 2016.
Por eso, descarta una posible hipótesis que exploran los investigadores que plantea que a Muñoz lo asesinaron el 14 de julio de 2016, cuando desapareció. Para Chueri “es imposible”. Recordó que el cuerpo lo hallaron en un descampado, pero es un sector donde circulan perros sueltos y carroñeros. Además no está ta lejos del basurero municipal.
Recordó que el uniforme estaba limpio y Lucas aseado y afeitado. El cuerpo no podría haber estado en esas condiciones con 26 o 27 días muerto. Tenía consigo todas sus pertenencias. Hasta su celular y su arma.
Chueri está convencida de que hubo un pacto de silencio durante todo estos años para ocultar lo que pasó. “La verdad no la vamos a saber salvo que se quiebre alguien”, opinó. Y destacó el trabajo hecho por el fiscal Martin Govetto durante el tiempo que investigó el caso. Govetto renunció a finales del año pasado a su cargo como fiscal.
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