«Calmate, tengo una familia que me espera»: el dramático relato del taxista baleado en Neuquén
Comenzó el juicio contra el hombre que hirió a un chofer hace un año. Está acusado de tentativa de homicidio. La víctima todavía tiene el plomo en el cuello.
Maximiliano Montoya, acusado de disparar tres veces contra el taxista. (Archivo/Matías Subat)
El 19 de julio del año pasado a la medianoche, el taxista Diego Martín Rojas fue baleado en avenida del Trabajador y Pringles de Neuquén por Maximiliano Octavio Montoya. No fue durante un robo, ni por un problema personal: el agresor estaba convencido de que la víctima quería entregarlo a la policía, y por eso le disparó.
De acuerdo con Silvia, una testigo presencial, Montoya llevaba los cinco días previos al hecho sin dormir y momentos antes había consumido alcohol y cocaína. «Alucinaba que había personas, que lo seguía la policía», declaró la joven en la primera jornada del juicio oral que empezó este martes.
Montoya cumplirá 28 años el próximo jueves 27. Tiene una hija de 11 años y un hijo de 2. Lleva un año con prisión preventiva, porque lo atraparon casi de inmediato.
Esa noche su recorrida empezó en el barrio Loteo Social, pasó a buscar a Silvia por su casa y fueron juntos en taxi a la toma El Nido. De allí al hotel Iberia, en Avenida Olascoaga 294.
Según la joven, el imputado consumió cocaína y esgrimió un arma de fuego. Del hotel prácticamente los echaron por fumar en la habitación, cerca de la medianoche del 19 de julio del 2023. Montoya le pasó el revólver a Silvia, que lo ocultó en la cintura.
En el taxi
Caminaron hasta la parada de taxis de Sarmiento y Olascoaga y tomaron el móvil 494, un Renault Logan que conducía Rojas, y le pidieron que los llevara hasta Loteo Social. Ella se sentó detrás del chofer, y él detrás del asiento del acompañante.
Ya iban discutiendo, él amenazaba con matar a la madre de ella. Pero a las dos cuadras el tema de la pelea cambió: Montoya le sacó el arma a la mujer y empezó a amenazar al chofer.
«Me llamaste a la policía hijo de puta, te voy a meter un tiro», relató Rojas que le decía el acusado. «Llamaste a la gorra, me querés entregar. Acelerá o te quemo».
«Yo le decía ‘calmate, tengo una familia que me espera en casa, tengo cuatro hijos’, y él decía que tenía balas para todos, que si él perdía, perdíamos todos», añadió.
La joven, mientras tanto, le pedía que no lastimara al taxista.
Montoya exigía que pasara los semáforos en rojo y aseguraba que lo estaban persiguiendo vehículos policiales, pero en la calle no había nadie.
Los disparos
Cuando estaban cerca de la esquina de Avenida del Trabajador y Pringles, el agresor le tiró con una lata de cerveza al taxista, quien recién en ese momento apretó el botón antipánico.
Luego sucedieron varias cosas en simultáneo. La joven abrió la puerta del auto y se tiró a la calle; Montoya disparó contra Rojas, quien también se arrojó el vehículo en movimiento, y por último Montoya disparó dos veces más y también se tiró del auto.
El Renault Logan siguió por inercia y chocó contra el guardrail. La mujer corrió hasta encontrar un policía que cumplía servicios de custodia adicional y le avisó lo sucedido. Montoya escapó corriendo y fue atrapado horas después.
En cuanto a Rojas, sin darse cuenta que tenía una herida avisó por celular a sus compañeros. Recibió un balazo de los tres y todavía tiene el plomo alojado en el cuello, porque los médicos dicen que es arriesgado operarlo.
La acusación y la defensa
El fiscal Andrés Azar y la asistente letrada Carolina Gutiérrez acusan a Montoya de tentativa de homicidio agravado por el uso de arma, amenazas coactivas con arma de fuego y portación ilegal de arma de fuego.
El defensor particular Sebastián Perazzoli en cambio sostiene que «hubo un forcejeo en el interior del taxi, por casualidad se disparó el arma de fuego y uno de los disparos hirió a Rojas» por lo que corresponde la calificación de lesiones culposas, un delito menor.
El tribunal de juicio lo integran Carina Álvarez, Luciano Hermosilla y Juan Manuel Kees, e inicialmente están previstas cinco audiencias.
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