Alegatos de cierre: de la «motivación» del femicidio de Agustina a las «dudas» en la investigación
Los acusadores pusieron foco en las razones que llevaron a Pablo Parra a cometer el crimen. La defensa fijó su argumento en la falta de "precisión" en las pesquisas. Resta que el jurado popular escuche las instrucciones para comenzar la deliberación.
Los acusadores utilizaron los alegatos de cierre para acentuar los flancos débiles en la teoría de la defensa y la coartada de Pablo Parra para desprenderse de la responsabilidad del femicidio de Agustina Fernández en Cipolletti. Expusieron principalmente los cabos sueltos en la teoría del robo y acentuaron un eje central para la investigación de este delito: la motivación. La defensa del imputado puso el foco sobre “irregularidades” en las pesquisas y la “contaminación” de pruebas. Como adelantó en su alegato de apertura, el abogado abonó la teoría de la duda.
El fiscal jefe Santiago Márquez Gauna precisó puntualmente el desencadenante del “ataque femicida”: el vínculo sexual que Agustina mantuvo con Natanael el mismo día del hecho, el 2 de julio de 2022. “Parra los escuchó y ese fue el desencadenante”; aseguró.
Márquez Gauna explicó que, a diferencia de otros delitos, en un femicidio el móvil es clave. “En otros casos la justicia no busca las razones, pero en estos casos son muy importantes”. Enumeró las características principales del delito y aseguró que para llegar al máximo índice de violencia (el femicidio) requiere un detonante que en este caso fue el rechazo de Agustina a la “obsesión” que Parra tenía con ella.
Esgrimió que luego llegó una simulación que fue la “simulación” del robo” y luego el ocultamiento de pruebas y la coartada del recorrido que hizo en el periodo de tiempo que ocurrió el hecho. Márquez Guana debilitó esa teoría del robo citando a todos los testigos expertos que dejaron en evidencia que la escena no tenía prácticamente indicios de un robo. “Ninguno de los elementos de un robo estaban presentes”, dijo y citó testimonios que pasaron por el juicio.
“Cuando le pedimos que condenen a Pablo Parra lo hacemos con pruebas. Es importante que ustedes analicen todo lo que hay y que tengan en cuenta como lo dijo Prueger –criminólogo- , lo que no hay también en esa prueba. No hay sangre que no sea de Parra o Agustina. No hay huellas de otra persona en toda la casa que no se haya identificado. No hay huellas en el cajón del robo de dólares que no sean de Parra”.
La «obsesión» con Agustina
El fiscal del caso Martín Pezzetta volvió a nombrar los cuatros significantes que mencionó en el inicio del juicio: obsesión, rechazo, ataque a traición y ocultamiento: “todos fueron probados en este juicio”; manifestó. Fue el funcionario que encabezó la investigación y enfocó la investigación contra el imputado cuando desde el propio entorno de la joven expusieron la “obsesión” que tenía. Otro punto determinante fue la incorporación del criminólogo Eduardo Prueger al equipo de investigadores. Su minucioso trabajo con imágenes y cámaras terminaron de confeccionar la teoría de la defensa.
“Pablo Parra fue el que le reventó los dedos de la mano y el ataque es propio de la naturaleza del femicidio. La agarró de los pelos, la tiró al piso, la golpeó contra el futón. ¿Para qué le sigue pegando? Eso fue descargarse en la humanidad de ella, la reacción al rechazo, a la relación con Natanael”; indicó Pezzetta.
El querellante debilitó el relato del padre
El querellante Emanuel Roa Moreno debilitó el testimonio del padre de Pablo, Daniel Parra quien se presentó como testigo de la defensa para declarar que su hijo estaba con él en su casa en el horario que atacaron a la joven estudiante. Su declaración quedó muy debilitada tras exponer que fue cesanteado de la justicia de Neuquén por adulterar un documento público que evitar un embargo que tenía en la justicia de Río Negro por una cuota alimentaria.
“Vino nos dijo que era persona de palabra y en el 2019 lo echaron de su trabajo por presentar documentos falsos. Y ese documento falto que presentó era para no pagar los alimentos de su otra hija. Esa persona que vino a decir que estuvo con él ese día a esa hora que nosotros sabemos que fue el momento del hecho está dispuesto a eso, a presentar documentación trucha de un poder judicial a otro que es un empleador para no pagar los alimentos de su hija. Ese es el testigo central de la cortada de Parra”, indicó.
Otro eje que abordaron los acusadores fue el relato de la expareja del imputado quien no solo pidió reserva de identidad, sino declarar sin la presencia de Parra. Para la fiscalía y la querella ese testimonio es clave para conocer el comportamiento que tuvo en relaciones de pareja. La mujer contó hechos de hostigamiento extremo. Roa Morena marcó una diferencia, esta joven fue novia de Parra mientras que Agustina no. Al menos no para Agustina porque varios testigos dejaron en claro que el imputado en algunos ámbitos la mencionaba como su pareja.
Las dudas de las defensa
Juan Manuel Coto desplegó un extenso alegato que hizo foco en los “errores” en la investigación y la contaminación de la escena del crimen por parte de la brigada de investigaciones. Expuso la precariedad laboral y de recursos que tiene el personal que debe investigar casos de delito graves. Pero sobre todo abonó las dudas que para él presenta la teoría de los acusadores. “La única obsesión es Pablo Parra”, aseguró.
Luego de los alegatos se fijó un cuarto intermedio para terminar de definir las instrucciones que escuchará el jurado popular antes de comenzar a deliberar.
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