Aguada San Roque: «Soy Moni, explotó la escuela, estoy toda quemada, vení a buscarme»
Los familiares de las tres víctimas fatales relataron, en la primera audiencia del juicio, cómo se enteraron de los fallecimientos.
Mónica Jara se recibió de maestra en cuatro años y tuvo dos ofertas de trabajo: Villa Manzano y Aguada San Roque. La escuela albergue 144 fue la primera que salió, pero tenía dudas. Empezó con clases virtuales por la pandemia, y el 28 de junio del 2021 su esposo Juan Eduardo Villanueva la llevó hasta el paraje. «Si me siento incómoda al otro día me venís a buscar», le dijo.
Lo contó Villanueva este lunes en la primera audiencia del juicio oral por la explosión de la escuela, en la que murió quien fue su pareja por 14 años y con la que tuvo dos hijas de 16 y 11 años. Por aquel entonces él se había desvinculado de una empresa de servicios petroleros y pasaban mucho tiempo juntos.
Mónica pasó la noche del 28 de junio en la escuela albergue, y la mañana del día siguiente le mandó mensajes para decirle que se sentía muy cómoda, que la habían recibido muy bien. Pasado el mediodía, Juan recibió un llamado de un número que no tenía agendado.
«Soy enfermera, le paso con su señora», le dijeron del otro lado. Y enseguida escuchó: «Soy Moni, explotó la escuela, estoy toda quemada, vení a buscarme».
Juan salió de inmediato hacia Aguada San Roque. Mientras, una ambulancia trasladaba a Mónica al hospital de Añelo, después seguirían derivaciones a San Patricio del Chañar, más tarde a Neuquén, y finalmente en avión la llevaron a Mendoza.
El médico que la recibió en la vecina provincia «me dijo que los primeros días serían críticos, que después tendría una mejoría, después un bajón, y que las probabilidades de sobrevida eran nulas. Y fue tal cual», recordó Juan. Mónica murió 12 días después de la explosión.
«Me enteré por televisión»
Marcela Altube se enteró de que su marido Nicolás Francés había muerto por el noticiero de la televisión de Neuquén. A las 20:30 del 29 de junio del 2021 vio el cartel en la pantalla que informaba sobre la explosión en la escuela y lo supo de inmediato. Llamó a su madre y le dijo: «Nico se murió».
La confirmación la tuvo más tarde por su padre, que tiene un comercio de venta de forrajes y muchos de sus clientes son de Aguada San Roque. Ellos le confirmaron la identidad de las víctimas. «Ahí empezó este periplo de dolor, angustia, falta de respuestas», dijo al declarar como testigo.
Estuvieron casados 13 años. Cuando él empezó a trabajar en la escuela, en 2019, «ni sabía dónde quedaba Aguada San Roque». Fue subcontratado, sin registrar, «y nunca vio un plano de la obra». Además de gasista matriculado era docente en una escuela por convenio con la Uocra.
«Espero, anhelo, deseo de todo corazón, en nombre de las tres familias, que esto marque un antes y un después. La corrupción mata», dijo Marcela. Describió a su marido como un trabajador con gran experiencia, responsable, que participó de gran cantidad de obras particulares y en escuelas.
El hombre que no debía estar ahí
Mariano Spinedi era sobrino de Nicolás Francés, y se ofrecía a acompañarlo algunas veces hasta Aguada San Roque. Conducía la camioneta porque su tío tenía un problema de salud que le había provocado parálisis facial y no manejaba.
No era gasista ni empleado ni cobraba de Francés. Era familia, era solidario. Por eso estaba el 29 de junio en la escuela, en el momento en que se produjo la explosión y fue una de las víctimas.
Claudia Piedrabuena, su pareja con la que tuvo tres hijos que asisten al juicio, vive en Mendoza y contó que habló con él una semana antes. Mariano le prometió que al regreso le enseñaría a manejar a su hija.
A Claudia le preguntaron qué esperaba del juicio. «Que las personas que deberían haber intervenido se hagan cargo de esto», dijo con voz suave pero firme. «Que alguien me explique por qué pasó».
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