Juan Pablo Baylac: “De la Rúa me agradeció por defender su gobierno”

Juan Pablo Baylac, 72 años, nacido en Bahía Blanca, era diputado nacional por la UCR, cuando en junio de 2001 fue convocado por el Poder Ejecutivo para remplazar al vocero presidencial Ricardo Ostuni. Duró seis meses en el cargo. El tiempo que le quedaba al gobierno de Fernando de la Rúa para caer.

-¿En el núcleo del gobierno se preveía el desenlace de diciembre?
-Claro que preveíamos ese desenlace. Después del 30 de octubre que ganó el Justicialismo la elección y ellos brindaron diciendo que pronto iban a volver, me tocó denunciar en nombre del gobierno una eventual conspiración encabezada por Duhalde…

-¿Qué hizo el Gobierno para evitar la caída?
-El gobierno llamó a los legisladores, se juntó con los sindicalistas, con los empresarios, con la Iglesia, incluso con Alfonsín…

-Aun así no pudo romper el aislamiento…
-No. La irresponsabilidad de Chacho Alvarez, que renunció con un panfleto anónimo a la investidura de Vicepresidente de la República, hizo implosionar a la Alianza en términos de poder. A eso se sumó el FMI que no mandaba el dinero prometido para resolver el déficit que tenía la convertibilidad. Conocíamos que Duhalde y muchos peronistas anduvieron por el Fondo y varios lados indicando que era muy probable que el gobierno no llegara a fin de año… lo hacían en nombre de la unión nacional pero la verdad que lo que querían era devaluar y devaluar.

-¿Por qué la UCR le sacó el apoyo a De la Rúa?
-Por que estaba Cavallo en el Gobierno y muchos sectores de la UCR decía que el gobierno se había vuelto neoliberal en la aplicación de sus políticas y ellos creían que convertibilidad no debía seguir. En la Argentina sigue existiendo una coalición de intereses sindicales y empresarios, que, a mi entender, es la coalición de la decadencia.

-La devaluación parecía inexorable…
-Cavallo había decidido modificar la ley y ya había una canasta de monedas con el euro y si este superaba al dólar, se devaluaba. El gobierno estaba conversando con Felipe González, que a su vez traía la representación de México a través de (Carlos) Slim, de (Fernando Henrique) Cardoso, presidente de Brasil, y de España, la manera de conseguir el financiamiento para salir ordenadamente de la convertibilidad. Cavallo siempre ha dicho que él quería flexibilizar la convertibilidad porque no era para toda la vida.

-En aquellos últimos días de gobierno, ¿quiénes continuaban leales?
-Estaban los ministros.

-Pero, ¿puntualmente?
-Su hermano, Jorge, que era ministro de Justicia. También (Héctor) Lombardo, el ministro de Salud, (Nicolás) Gallo, el secretario general de la Presidencia.

-¿Cavallo?
-Con Cavallo tenía reuniones permanentes. En el Fondo ya no estaban los franceses sino los alemanes y Cavallo no tenía el mismo trato. Los alemanes, según el propio De la Rúa, estaban enojados con el gobierno argentino porque había bajado el contrato de Siemens por corrupción. Viajamos a Alemania para hablar con (Gerhard) Schröder; viajamos a España para hablar con (José María) Aznar, igual con Bush. Queríamos que el Fondo liberara lo que se había comprometido, unos 1.600 millones de dólares.

-¿La debilidad política de Ejecutivo impidió que prosperaran esas gestiones?
-Y también los intereses de Argentina. El FMI habló con todos los sectores, con sindicatos, empresarios, partidos políticos. El diagnóstico que le hicieron influyó mucho en la decisión del Fondo.

-¿Cómo vivió el día de la renuncia de De la Rúa?
-Estuve presente en el momento que firmó la renuncia. Ese día, creo que fue el jueves 20, De la Rúa había convocado a los gobernadores para un Consejo de Seguridad de las provincias, por la situación que se estaba viviendo en muchos lados, saqueos, movilizaciones, etc. El peronismo, en lugar de concurrir a esa reunión, decidió ir a Merlo (San Luis), a la inauguración de un Aeropuerto de Rodríguez Saá. En realidad lo que hicieron ahí fue consensuar quién sería el Presidente.

-¿Qué decía De la Rúa?
-El propio De la Rúa por responsabilidad decía ‘me están tirando muertos por todos lados, yo no he pedido reprimir y sin embargo matan a la gente; yo quiero que el país siga teniendo democracia y libertad, por lo cual no estoy para generar más crisis aun’. Nunca nadie reivindica esa actitud. Sobre su figura se construyó que era poco más que un bobo que estaba de Presidente. Todo lo que le hacía Tinelli, lo que hacían muchos periodistas serios, siempre haciendo chistes sobre la figura del Presidente…

-¿Cómo se enteró que la renuncia era inminente?
-Me llamó Gallo y me dijo que el Presidente quería que yo estuviera ahí.

-¿Dónde firmó De la Rúa su renuncia?
-Fue en la Casa Rosada, en el Salón Verde. Es un despacho chiquito que tiene el Presidente.

-¿Estuvo en ese momento?
-Sí, me tocó que llevar la renuncia, que él había escrito de puño y letra, a sacar fotocopias y acercársela al periodismo.

-¿Recuerda qué hizo después?
-Me fui al hotel en el que parábamos esos días. No podía llegar a mi departamento ubicado en Riobamba 10, al frente del Congreso. Estaba muy triste. Recuerdo que me comí un sándwich de milanesa, me tomé una copa de vino y me fui a dormir. Estaba muy agobiado

-¿Pasó mucho tiempo hasta que volvió a hablar con De la Rúa?
-No, no. El viernes mismo de esa semana me llamó Fernando. Me dijo: ‘¿Cómo no me venís a visitar?”. Le digo, “Presidente, con el despelote que ha existido, como para visitarlo…”. “No, venite”, me dijo. Así que fui y estuve justo cuando estaba haciendo la mudanza, cerrando las cajas para irse de la quinta de Olivos.

-¿Le dijo algo?
-Me abrazó y me agradeció el esfuerzo que había hecho para defender su gobierno. Yo nunca había militado para De la Rúa en el radicalismo, sino que lo había hecho para Alfonsín.

-Usted criticó a Alfonsín…
-El silencio de Alfonsín fue demasiado fuerte. Bastaba una palabra suya para que no ocurriera el golpe. En orden a su historia, soy incapaz de denunciar que haya estado vinculado al golpe blando, pero me da mucho dolor porque él pudo evitarlo.

-¿Realmente cree que hubo un golpe?
-¿Y qué cree usted? Fue un golpe blando. Lo lamentable es que se hable del corralito como el elemento que le dio de baja al gobierno y no se habla de la responsabilidad que tuvo Duhalde, que tuvieron Alfonsín y otros radicales, que tuvo el empresariado con De Mendiguren a la cabeza de la UIA; el señor Moyano y la CGT; la Iglesia con Ogñénovich.

-¿No eran sectores que querían otro rumbo del que iba el gobierno de De la Rúa?
-¡No, hombre! Hicimos muchas cosas en ese tiempo para poder evitar la caída. Quisimos dialogar con todos, con el objeto de que se entendiera que el daño iba a ser mayor que las pretendidas soluciones que se planteaban. Juntos iba a ser posible resolver la cuestión. Yo espero que lo sucedido deje un aprendizaje para que de una vez por todas que en la Argentina se busquen consensos. Soy un señor que tiene conciencia del enorme deterioro que nuestra generación le ha brindado a la Argentina siendo peronistas, radicales, liberales o lo que sea; es la frustración que tengo como generación.


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