Juan de la Cruz, el nombre que se hizo leyenda en la Regata

Seis veces ganador de la travesía en el Río Negro con cuatro compañeros distintos, Labrín acompaña desde la orilla a sus dos hijos que mantienen vivo el legado de uno de los mayores palistas neuquinos de la historia.

Juan de la Cruz Labrín se mueve entre la gente como si fuera casi un desconocido. Pero es sólo la percepción subjetiva de alguien que parece avergonzarse cuando se le recuerda que ha ganado nada menos que seis Regatas de las nueve que ha corrido, y que es una leyenda viva del canotaje.

Mientras charlamos a la sombra de un árbol, a resguardo de los casi 40 grados que el termómetro marca en la Isla Jordán, a Labrín no paran de saludarlo. Su rostro parece tallado en piedra, aunque rara vez pierde la sonrisa cuando responde a las muestras de afecto. Y cuando habla del canotaje y de la Regata, la pasión le sale por los ojos.

“La Regata ha ido cambiando y tomando otras formas. Todo eso le hace bien porque esta prueba ha marcado el nacimiento de muchos palistas que han llegado a ser deportistas olímpicos, que han sido campeones del mundo. La Regata es una parte clave en la formación de nuestros deportistas, por eso es tan importante”, afirma Labrín, quien como buen neuquino lamenta que la travesía no se largue desde su provincia como ocurrió en muchas oportunidades.

“Me duele que la Regata no se largue desde Neuquén. En esta edición hay 60 palistas de mi provincia corriéndola y así ocurrió siempre. La presencia de nuestros deportistas en la prueba se mantiene. No sé si será una cuestión política, pero igual creo que la política se tendría que hermanar más cuando se trata de una justa deportiva como esta, que da vida, es saludable y tan beneficiosa para nuestro hijos. El deporte no tendría que dividirse por banderas políticas”.

Juan estuvo en la organización cuando la Regata regresó a Neuquén en enero del 2020, aunque al año siguiente la prueba volvió a correrse íntegramente en Río Negro.
“Además me gustaría que nuestra región fuera elegida alguna vez como escenario de un Selectivo, de un Panamericano. Voy a trabajar para que eso se descentralice y que el sur no esté ajeno a todo eso. Creo que la pata dirigencial es lo que nos falta. Tranquilamente los Selectivos para los Mundiales de maratón se podrían realizar acá en la zona”, estima Labrín.

P- De todos los compañeros que tuvo a lo largo de su historia en la Regata, ¿guarda un recuerdo especial con alguno?
R- Tengo el mejor de los recuerdos de todos. Pero yo creo que la Regata que corrí con más satisfacción fue la que gané con Sergio Manguín en el año 1993. Él tenía apenas 17 años recién cumplidos y para mí fue muy especial.

P- ¿Por qué?
R- Era un desafío personal en lo competitivo. Mauricio Vergauven, con quien había ganado dos Regatas (1990 y 1991) y que me dejó plantado para correr en el ‘92 con Atilio Vázquez. Es por eso que para la edición del ‘93 yo me quería tomar esa pequeña revancha deportiva y ganar esa carrera. Pero no lo hice para demostrar que yo era el mejor y esas cosas. Fue un gusto personal hacerlo con Manguín, que no tenía antecedentes por ser muy joven”.

P- ¿Y los otros con los que ganó?
R – Todos excelentes compañeros, pero en el ambiente me criticaban porque cuando gané con Bustos (’85) lo hice porque Roberto conocía muy bien el río. Cuando lo hice junto a Atilio Vázquez (87’ y ‘88), fue porque él venía de Estados Unidos y no se que más… Es por eso que haber ganado con Sergio Manguín fue especial. Además fue la última que gané.

P- ¿Qué se perdió de aquellas Regatas con respecto a las de hoy?
R- No hay tanta camaradería en los campamentos como antes. Eso se perdió. Las charlas, compartir experiencia con la gente de otras provincias…Antes eran muy normales los asados, los fogones, las carreras de tortugas…

P- ¿Carreras de tortugas?
R- (Risas)… Si, con las mismas banquetas que nos servían la comida, las poníamos patas para arriba y formábamos un cajón por donde corrían las tortugas. Cada club llevaba una y en Conesa casi siempre se hacía la carrera que era un clásico entre todos los equipos que competían en la Regata. Las pintábamos con los colores de los clubes… Hacíamos cosas muy divertidas y muy sanas.


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