Israel-palestinos: la frágil tregua y el triple conflicto detrás de otro ciclo de violencia
El cese al fuego llevó algo de calma a las poblaciones civiles, pero el peligro de otro estallido es real. Un académico experto en la región y una periodista roquense que vive en Israel dan sus impresiones.
Tras 11 días de disturbios en las calles, misiles lanzados hacia poblados israelíes y bombardeos de Israel en la Franja de Gaza, una frágil tregua se instauró entre el grupo extremista islámico Hamas y el estado de Israel. En ese lapso murieron 252 palestinos, 66 de ellos niños, y cientos de heridos en Gaza debido a los bombardeos israelíes. En israel 12 personas fallecieron y decenas resultaron heridas por más de 4.000 misiles lanzados por Hamas hacia poblaciones civiles.
Mientras el mediador Egipto buscaba consolidar el cese al fuego, Estados Unidos enviaba a la zona a su Secretario de Estado Anthony Blinken, buscando apoyar el proceso, con metas muy modestas: evitar nuevos brotes de violencia, ayudar a reparar daños y asistir a los afectados.
La Cruz Roja y agencias de la ONU se concentraban en tratar de socorrer a población civil en Gaza, afectada por 11 días de bloqueo y ataques militares, que agravaron los serios problemas que ya tenían. Se calcula que al menos 6.000 familias de los cerca de dos millones de habitantes de la Franja perdieron su casa y más de 800.000 viviendas no tienen agua potable. La población sólo tiene electricidad la mitad del día. Durante toda la crisis se frenó la economía y la subsistencia de la población depende de la ayuda humanitaria, que resulta minúscula ante las necesidades y el nivel de destrucción que generó la ofensiva.
En tanto, Israel intentaba retomar su vida normal, pero la tensión se mantenía en Jerusalén, los territorios ocupados de Cisjordania y varias ciudades con importante población árabe-israelí. El ejército realizó varias redadas y detuvo a más de 1.500 personas en los últimos días.
Para comprender mejor este conflicto y sus alcances, Debates dialogó con Paulo Botta, académico especializado en la política de Eurasia y Medio Oriente. Botta es Licenciado en relaciones internacionales, doctorado en la Universidad complutense de Madrid y director del programa ejecutivo en Medio Oriente de la Universidad Católica.
El analista estima que en la situación actual hay “varios conflictos superpuestos”: uno militar , otro político y otro de tipo civil que se retroalimentan y recuerda que las sociedades israelíes y palestinas son “ complejas, no se pueden analizar como entidades monolíticas, en términos de buenos y malos”. Sobre la reciente tregua, Botta sostiene que más allá de las mediaciones internacionales, todo dependerá de las decisiones que tomen los actores del conflicto, que su juicio “son autónomos y bastantes resilientes a las presiones externas”.
Cree que lo más novedoso y preocupante de esta nueva crisis es la “ruptura de la convivencia” en el propio Israel entre ciudadanos de origen árabe y judíos en varias ciudades de población mixta. “Revela un problema de integración de los ciudadanos de origen árabe”, en un contexto donde “los extremistas de ambos bandos van ganando terreno”, y que a su juicio debería ser el tema más importante que debería abordar a corto plazo el Estado israelí.
3 cosas que nos enseña el conflicto palestino-israeli: 1.Lo militar no es la solución definitiva, se requiere de diplomacia. 2.Los actores externos mantienen o agravan el conflicto pero no lo solucionan, eso depende de los directamente involucrados,3. No de puede volver al pasado
— Paulo Botta (@PauloBotta_) May 15, 2021
P: ¿Qué está en el trasfondo de esta reciente escalada entre israelíes y palestinos?
R: Hay tres conflictos simultáneos que se retroalimentan. El primero, militar, visible, entre el Estado de Israel y el grupo Hamas en la Franja de Gaza. Hubo un «in crescendo» de acciones , sobre todo en Jerusalén, que elevaron la tensión, en medio de un clima de hastío generalizado entre los palestinos producto del estancamiento de las negociaciones de paz. El segundo, una situación de conflictividad política interna, tanto en los territorios palestinos como en Israel. En Israel hubo cuatro elecciones en dos años y no han podido formar gobierno, probablemente haya una quinta elección, hay una gran inestabilidad del primer ministro Netanyahu. En el caso de la Autoridad Nacional Palestina, suspendió las elecciones que iban a tener lugar en estos meses, lo que también genera una tensión entre las facciones palestinas en Gaza y Cisjordania. Ahora, los sectores más duros de cada sector tienen posibilidades de mostrarse como verdaderos defensores de los intereses de sus poblaciones. Como si estos dos fueran poco, hay un tercer conflicto casi civil entre ciudadanos judíos israelíes y pobladores árabes pero con ciudadanía israelí. Esto explica porque, pese a que las condiciones de base siempre existen, ahora tuvimos la crisis más compleja en años.
P: En este juego, siempre se favorecen los extremos…
R: La violencia siempre termina beneficiando a las posturas más extremistas y menos dispuestas al diálogo. Hamás busca ahora avanzar políticamente al presentarse como el verdadero defensor de los intereses palestinos no sólo en Gaza, también en Jerusalén Oriental y Cisjordania. Y en el caso de Netanyahu, se beneficia porque hay una mayor demanda de seguridad de la población israelí, y trata de demostrar que pueden garantizarla. El problema es que quienes ponen el cuerpo y llevan la peor parte es la población civil, especialmente los palestinos.
P:¿ Cómo se llega a esta tregua? ¿Influye la presión internacional ?
R: Lo que muestra esta escalada es que desde afuera se realiza una mediación, pero en realidad los actores son bastante autónomos. Tanto Israel o Hamás se mostraron dispuestos a terminar las hostilidades cuando determinaron que se cumplieron ciertos objetivos: del lado de Israel afectar la capacidad militar de Hamás destruyendo sus arsenales o eliminando a altos dirigentes. En Hamás, puede mostrar como victoria el ser defensor de los derechos palestinos más allá de Gaza, ya que su ultimátum fue por Jerusalén. Desde afuera no se tiene la llave para destrabar el conflicto, son los protagonistas los que tienen la capacidad de elevar el nivel de tensión o bajarla.
P: En esta crisis se vieron incidentes entre pobladores de ciudades llamadas de población mixta, entre israelíes de origen árabes y judíos.
R: Creo que el problema más graves que deja esta crisis es la ruptura de la convivencia entre israelíes judíos y árabes (que en algunas ciudades alcanzan el 20% de la población). Esa es la pregunta más importante en este momento, porque hacia décadas que no veíamos situaciones en el mismo estado de Israel, donde ahora personas étnica y religiosamente distintas se han enfrentado, son gente común. Es un gran problema para Israel, revela un problema de integración de los israelíes de origen árabe o palestino, que tienen un estatus distinto de los palestinos que viven en los territorios ocupados de Cisjordania o en Gaza. En un contexto donde los extremistas de ambos bandos van ganando terreno, debería haber haber un altísimo grado de voluntad política de las autoridades para bajar el nivel de conflicto. Y eso seguramente debería ser enfatizar el ser ciudadanos del mismo estado: muchos ciudadanos de origen palestino o árabe en Israel se encuentran hoy en una situación de fuego cruzado, de lealtades divididas. Son ciudadanos de un estado, Israel, pero se sienten cercanos a los reclamos palestinos. Es el principal problema en que debería embarcarse el estado israelí. Por eso yo también siempre digo que las sociedades palestinas a israelíes son complejas, no se puede pensar a palestinos e israelíes como entidades monolíticas, en términos de buenos y malos. En ciudades como Haifa o Lod, e incluso Tel Aviv, hay israelíes de origen árabe y judío que conviven en universidades, barrios o realizan juntos actividades culturales. Muchos judíos de origen oriental están descubriendo raíces comunes con sus pares árabes a través de la lengua. Esta integración se quiebra en momentos como éste, con actividad bélica, donde nadie quiere parecer “traidor” a su gente o débil. Ganan las posiciones extremas y se debilita a los bandos negociadores o acuerdistas.
P: ¿Hay chances de que se retomen las negociaciones de paz?
R: El principal problema hoy es que no se sabe quién se sienta a negociar. Israel tiene muchos problemas para formar gobierno. Y del lado palestino, está por un lado una Autoridad Palestina debilitada, porque en Cisjordania está todavía Al Fatah, que era el partido eje de la OLP, pero su predominio está amenazado. En Gaza gobierna Hamás desde 2006. ¿A quién se sienta a negociar? ¿A Israel con Mahmud Abbas, o con un grupo que se considera terrorista?
P: ¿ Hay posibilidades de que este conflicto se extienda ?
R: Hoy por hoy los países árabes están envueltos en sus propios problemas. Jordania está muy afectada por el covid y la crisis económica, Siria está inmersa en su propio lío interno, en guerra civil. Egipto lleva varios años de no intervenir más allá de esta mediación, tiene un rol estabilizador en la región. Los países del Golfo están en un proceso de entendimiento con Israel. Hoy los países vecinos de Israel no tienen incentivos ni capacidad para involucrarse en este conflicto, más allá de declaraciones de rigor. Turquía tiene una retórica agresiva, pero también sus propios problemas para involucrarse. Para decirlo crudamente, hoy nadie “rompe lanzas” por el pueblo palestino en Medio Oriente. Salvo Irán, que tiene su particular conflicto con Israel.
Comentarios